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Aprender a convivir con el riesgo

Ante una situación de inestabilidad que pone en riesgo la transición hacia un futuro sostenible, la gobernanza activa debe ser una de las bases para que todos los niveles de la sociedad trabajen de forma colectiva en estos nuevos retos.

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21
octubre
2022

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Los momentos de crisis son el caldo de cultivo habitual de la desconfianza. A nivel social, la inestabilidad actual y su repercusión en la economía mundial hacen florecer una serie de dudas respecto a la conveniencia de la hoja de ruta elegida por las instituciones. Si bien es cierto que, como se ha comprobado a lo largo de la historia, las crisis son cuestiones cíclicas y prácticamente inevitables, su mera sombra siempre atrae pensamientos individualizados y, por ende, sumamente peligrosos para el bien común.

La recuperación a ritmo lento tras la pandemia de coronavirus, aletargada aún más por las consecuencias de la guerra de Ucrania, ha generado un descrédito general que amenaza a los pilares del progreso. Ante esta situación solo hay una receta: una gobernanza activa en la que, liderados por sus representantes, todos los niveles de la sociedad asuman su responsabilidad colectiva y trabajen conjuntamente. «Debemos formar una sociedad en la que todos seamos considerados ciudadanos de primera», defiende la filósofa y consejera editorial de Ethic Adela Cortina, quien insiste en la necesidad de esa mirada colectiva ante los retos presentes y los que están por venir. «Antes del covid nos encontrábamos en una línea de progreso que ahora está ligeramente deshecha. Es ahí donde han aparecido los localismos y nacionalismos; lo contrario del cosmopolitismo, que supone ver el mundo desde una perspectiva miope», sentencia.

 

Adela Cortina: «Los localismos y nacionalismos son lo contrario del cosmopolitismo y suponen ver el mundo desde una perspectiva miope»

Cortina fue una de las participantes en las Jornadas sobre Sostenibilidad 2022 organizadas por Redeia en la capital española. Su diagnóstico, compartido por la gran mayoría de expertos, gira en torno a una realidad que no por evidente deja de estar en entredicho: «Dependemos los unos de los otros. La interdependencia nos constituye. En los seres humanos no hay fronteras, no se puede comprender el mundo desde el localismo». Como ejemplo de ello, el Brexit y las consecuencias que ha dejado en Reino Unido.

El encuentro organizado por la compañía, que congregó a algunas de las personas clave en el mapa energético español, dejó escrita una conclusión que destaca sobre todas las demás: el mañana tiene que ser sostenible, porque no existe otra forma. Frente a un planeta dañado, cada vez tenemos menos tiempo para frenar este desgaste, cuya causa principal pasa por la dependencia de un modelo de energía fósil insostenible.

Gobernanza

Heather Grabbe, directora del Open Society European Policy Institute en Bruselas, en la Jornadas de Sostenibilidad 2022 de Redeia.

Es ahí donde la Unión Europea lidera una carrera: la de asentar el modelo energético sobre energías renovables, el gran objetivo en el corto y medio plazo. Una vez más, la coordinación entre países y la capacidad de los Gobiernos para tejer alianzas resultará clave. «Es el objetivo principal para nuestro ecosistema, construir una interdependencia positiva entre los países de la Unión Europea», apuntó Heather Grabbe, directora del Open Society European Policy Institute. La suya es una voz más que autorizada en lo que a objetivos energéticos y sostenibles se refiere, totalmente alineada con la urgencia de cooperar. «Necesitamos trabajar este nuevo ecosistema desde los niveles regionales, nacionales y locales de forma simultánea», aseveró.

Pero sobre los ciudadanos también recaen ciertas responsabilidades. Por ello, la concienciación social sobre el contexto actual y un papel activo de la población general constituyen la piedra angular del cambio. Algo que debe abordarse haciendo especial hincapié en aquellos grupos sociales considerados más vulnerables.

En este sentido, según un estudio realizado por la Fundación King Baudouin sobre el impacto de la transición energética en estos segmentos de población más expuestos, la mayor parte de ellos son conscientes del peligro que implica el cambio climático y la necesidad de pasar a la acción. Sin embargo, no siempre perciben la relación entre cambio climático y energía, ni tampoco saben cómo participar de ese cambio.

Arturo Gonzalo (CEO de Enagás): «Los plazos de tener cero emisiones netas en 2050 son irrenunciables y debemos involucrar todos los medios necesarios para que se cumpla»

Dejar atrás en este proceso a las personas vulnerables es un error que la sociedad no puede permitirse. «Una excesiva desigualdad acaba generando un menor crecimiento económico», expuso durante las jornadas de Redeia el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, al mismo tiempo que evidenció la «insuficiencia» de los datos actuales a la hora de medir la desigualdad y combatirla, ambos pasos esenciales para edificar el futuro en colectivo.

Y es aquí donde está el reto, en integrar a toda la sociedad en la misma dinámica. «Los plazos de tener cero emisiones netas en 2050 son irrenunciables. Es perfectamente posible y debemos involucrar todos los medios necesarios para que se cumpla», aseguró Arturo Gonzalo, CEO de Enagás.

Si bien es cierto que existe una amplia evidencia sobre la idoneidad de apostar inmediatamente por la energía renovable como base del suministro, preguntarse qué puede ocurrir en el caso contrario termina por despejar las dudas. Las previsiones son tan evidentes como contundentes. «Es importante acelerar esta transición, porque sale más caro no hacerlo. A la vista está el coste de no avanzar, que no es otro que el que estamos viviendo ahora mismo en Europa», concluyó Roberto García, CEO de Redeia.

De izquierda a derecha: Arturo Gonzalo (Eneagás), Rosa García (EXOLUM) y Roberto García (Redeia) en la mesa ‘Los riesgos de la no sostenibilidad’.

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