Siglo XXI

De perros guardianes a perros guías: así es el periodismo de soluciones

Esta técnica, muy practicada en Estados Unidos y América Latina, busca centrar la cobertura de los medios en las soluciones comprobables para problemas sociales huyendo del catastrofismo, aunque también del activismo o el culto al héroe. ¿Y si otro tipo de periodismo pudiese resolver los retos más complicados?

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06
septiembre
2022

Se atribuye a George Orwell aquello de que «periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas». Una frase que subraya la necesidad de un periodismo vigilante de la democracia, que levante las alfombras y señale los problemas graves de la sociedad y que ha servido de hoja de ruta para cientos de profesionales durante un siglo. Sin embargo, esta concepción se olvida de buscar soluciones a esos problemas una vez han sido descubiertos.

¿Puede existir un periodismo de soluciones? La Red Internacional de Periodistas IJNET así lo afirma y lo define como aquel que «investiga y explica, de forma crítica y clara, los esfuerzos por resolver problemas ampliamente compartidos. Mientras que las noticias suelen ser definidas como ‘aquello que va mal’, el periodismo de soluciones amplía esa definición: las respuestas a los problemas también son noticia. Al sumar una cobertura rigurosa de las soluciones, se puede contar toda la historia».

Su origen lo encontramos en el mundo anglosajón de los años noventa, precisamente coincidiendo con las primeras grandes coberturas sobre el cambio climático, sobre todo en Estados Unidos. En Europa, y en España en particular, se ha trabajado menos el concepto, a pesar de que es una tendencia cada vez más extendida en América Latina. No obstante, eso no quiere decir que no tengamos a quien abogue por él: la periodista social Elena Ledda, que forma parte de la Solutions Journalism Network, es especialista en formar profesionales en este enfoque y en Francia, la organización internacional Reporters de d’Espoirs (Reporteros de Esperanzas) –fundada en 2003– constituye una red de periodistas y profesionales de los medios que quieren «promover en los medios noticias basadas en soluciones» apoyada por la Unesco.

Mientras que las noticias suelen ser definidas como ‘aquello que va mal’, el periodismo de soluciones amplía esa definición: las respuestas a los problemas también son noticia

No hablamos de una sección en un periódico. Tampoco de una escuela. Es una forma de abordar las coberturas que instituciones como la Fundación Gabriel García Márquez consideran de vital importancia frente a cuestiones actuales como la crisis climática. Aunque sigamos debatiendo cómo informar de sus peligros sin caer en un catastrofismo que lleve a la inacción pero también sin edulcorar sus consecuencias, explicar claramente las soluciones comprobables que existen resulta vital.

Así, la Fundación Gabo realiza una serie de advertencias en su definición: el periodismo de soluciones no es un «culto al héroe» ni se trata de mostrar determinadas soluciones como la panacea, sino solo exponer las que están comprobadas o de las que existen indicios razonables. De hecho, los expertos piden evitar «dar lugar a especuladores disfrazados de expertos» o «hacer una invitación al activismo». En otras palabras, el periodismo de soluciones «no hace promesas exageradas ni predice el futuro». La clave para una historia de periodismo de soluciones es «ser muy claros en las limitaciones de la solución que estamos dando a conocer».

Todo el enfoque se basa en que las coberturas negativas producen posturas defensivas, no de cambio, y que a la larga su excesivo bombardeo lleva a la apatía. Algo que se constata tras estos dos años de pandemia, inflación, sequía, crisis energética y guerra: la gente está dejando de leer noticias por su propia salud mental. La acumulación de malas noticas produce impotencia, sobre todo cuando solo se explican las peores posibles consecuencias de cada situación.

Desde The New York Times han defendido del periodismo de soluciones como un «enfoque en positivo» en base a desmentir que el contenido negativo sea el más viral. Un análisis de 7.000 artículos del popular rotativo norteamericano, uno de los medios más prestigiosos y con más alcance del mundo, demostró que las historias positivas eran más compartidas a corto, medio y largo plazo, que las negativas. De esta manera, expertas como la ganadora del Premio Pulitzer, Tina Rosenberg, afirman que los periodistas «necesitamos evolucionar de la figura del ‘perro guardián’ a la de ‘perro guía’: no es suficiente con revelar lo que está mal para esperar que el cambio se genere mágicamente; más bien, resaltar las posibles soluciones que pueden contribuir a que el cambio suceda».

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