Bill Browder y su lucha contra Putin

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02
septiembre
2022

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Ni siquiera las amenazas de muerte han logrado frenar el impulso de su cometido. Bill Browder (Nueva Jersey, 1964), inversor y conocido crítico de Vladímir Putin, sigue promocionando la lucha contra el jerarca ruso incluso en una época tan convulsa como la actual. Y lo hace desde hace una década: cuando, de pronto, conoció que su dinero estaba siendo robado por los grandes oligarcas de Rusia. A pesar de las polémicas, como su renuncia de la ciudadanía estadounidense en la década de 1980, hoy Browder se alza, en público, como uno de los mayores valedores de la transparencia económica y política.


Pasaste de ser uno de los mayores inversores extranjeros en Rusia a ser uno de sus más grandes críticos. ¿Qué pasó?

Me mudé a Rusia en el año 1996, después de la caída de la Unión Soviética, para crear un fondo de inversión llamado Hermitage Capital. El negocio creció hasta convertirse en el mayor fondo de inversión de Rusia, con 4.500 millones de dólares de capital occidental invertidos en el país, pero lo que descubrí fue que era como si hubiese invertido en organismos sin fines de lucro, en lugar de en empresas: todos los ingresos los robaban en secreto los oligarcas y los oficiales corruptos. La mejor estrategia que se me ocurrió para proteger mis inversiones fue investigar quién estaba robando el dinero y, a continuación, compartir esa información con los medios de comunicación internacionales. Llevé a cabo campañas para exponerlos y avergonzarlos públicamente y, durante un tiempo, mi trabajo fue bien recibido por Vladimir Putin, ya que él estaba peleando contra las mismas personas que yo. Esos corruptos le estaban quitando poder a Putin, de la misma forma que me estaban robando dinero a mí. Pero a finales del año 2003, Putin arrestó al oligarca más rico de Rusia y lo envió a prisión. Entonces, el resto de oligarcas preguntaron a Putin: ¿qué debemos hacer para no terminar en una celda? Y  su respuesta fue: quiero el 50% de vuestro dinero. En ese momento, Putin se convirtió en el hombre más rico del mundo. Todas mis campañas iban directamente en contra de sus intereses personales. En el año 2005, me expulsaron de Rusia y me declararon una amenaza para la seguridad nacional de ese país; en el 2007, allanaron mis oficinas en Moscú, y en el 2008 arrestaron a mi abogado, Sergei Magnitsky, torturándolo a muerte desde la prisión. Desde entonces, me he convertido, quizás, en el crítico más feroz; el crítico dedicado a desenmascarar la corrupción de Vladimir Putin en el mundo.

«Han logrado lavar 232.000 millones de dólares para guardarlos fuera del país»

Danos una cifra que nos ayude a entender cuán grande ha sido la cantidad de dinero robado por los funcionarios rusos a lo largo de los años.

Lo que he podido comprobar con la información de tan solo un banco danés, el Danske Bank, es que han logrado lavar 232.000 millones de dólares para guardarlos fuera del país. Si pudiéramos revisar los datos de otros bancos, como el austríaco Raiffeisen Bank, el alemán Deutsche Bank, los suizos UBS y Credit Suisse, y algunos otros, la cifra estimada sería de mil millones de dólares. Efectivamente, Vladimir Putin y las 1.000 personas más poderosas a su alrededor han robado un billón de dólares al Estado ruso durante un período de 22 años. 

Has sido blanco de muchas amenazas por parte de Vladimir Putin. 

Rusia ha emitido 8 órdenes de arresto en mi contra a través de la Interpol, me han amenazado de muerte, han intentado secuestrarme y me han intentado extraditar de Londres, donde vivo. Hacen películas sobre mí, me han demandado… han hecho todo tipo de locuras. De hecho, Dimitri Medvedev fue presidente de Rusia antes que Vladimir Putin, y cuando él estaba en el cargo, un grupo de periodistas le preguntó sobre el asesinato de Sergei Magnitsky. Medvedev respondió que era una lástima que Magnistky estuviera muerto y que yo aún estuviera vivo. Yury Chaika, quien fuera Fiscal General de Rusia entre 2006 y 2020, dijo que yo no debía dormir en paz. Y durante una conferencia de prensa en el año 2018, Vladimir Putin le pidió a Donald Trump que me entregara. La razón por la cual me persiguen es porque toda mi estrategia ha golpeado en el talón de Aquiles al régimen de Vladimir Putin: roban dinero y matan a personas en Rusia y, luego, guardan todo su dinero en Occidente. 

¿Cómo haces para protegerte de estas graves amenazas permanentes?

Hay una expresión que dice que ellos solo tienen que tener suerte una vez, yo tengo que tener suerte todos los días. Hasta ahora he tenido suerte. No me han podido atrapar, pero he tenido que esforzarme mucho para ello. He tenido que hacer grandes sacrificios personales para mantenerme vivo.

Después de la muerte de tu abogado, Sergei Magnitsky, te convertiste en un activista de los derechos humanos a nivel mundial. Has trabajado para exponer las inmensas redes de corrupción de Vladimir Putin, lo que condujo a la creación de la Ley Global Magnitsky sobre Responsabilidad de Derechos Humanos. Háblanos de eso.

La Ley Magnitsky congela los activos y suspende los visados de los rusos que hayan cometido violaciones de derechos humanos. Vladimir Putin es un hombre muy rico y un violador de derechos humanos y, además, guarda todo su dinero en el extranjero. La Ley Magnitsky lo hace sentir muy vulnerable. Derogarla se ha convertido en su principal objetivo de política exterior. 

«He tenido que hacer grandes sacrificios personales para mantenerme vivo»

Y has tenido mucho éxito con llevar la Ley de Magnitsky a nivel internacional. 

Si Estados Unidos anula las visas y congela todos los activos de los oligarcas rusos, estos podrían irse a Canadá, a Europa o Australia. Así que después de que Estados Unidos aprobara la Ley Magnitsky en el año 2012, mi prioridad fue viajar por el mundo para convencer a otros países de que hicieran lo mismo. Y hasta ahora he tenido éxito. Logré que Canadá aprobara la Ley Magnitsky en el año 2017, que Gran Bretaña lo hiciera en el 2018 y que la Unión Europea lo hiciera en el 2020. Y Australia en el 2021. En su mayoría, los países que respetan el Estado de derecho, que son a su vez donde los oligarcas rusos resguardan su dinero, están trabajando en conjunto para lograr que ese dinero esté fuera de su alcance. Ahora bien, esto no significa que hayamos conquistado el mundo. Aún hay muchos países donde los rusos pueden guardar su dinero, si bien seguramente los oficiales del gobierno ruso no quieran enviar su dinero a China o a Arabia Saudita: allí podría ser robado con la misma facilidad con la que ellos se lo robaron a los ciudadanos rusos. Todos los criminales buscan un lugar seguro para guardar su dinero, y lo que estoy tratando de garantizar es que todos esos lugares estén fuera de su alcance. 

¿Contaste con el apoyo de Estados Unidos?

Cuando comencé mi campaña para que se implementaran las sanciones de la Ley Magnitsky, el gobierno estadounidense estaba intentando reiniciar las relaciones con Rusia. Barack Obama, a la sazón presidente de Estados Unidos, quería tratar bien a Rusia. Yo contaba entonces con mucho apoyo por parte del Congreso de los Estados Unidos, pero el gobierno de Obama estuvo en mi contra en todo momento. Luego llegó Donald Trump al poder, que por supuesto se enorgullecía de su amistad con Putin. Fue únicamente tras la invasión de Ucrania cuando Estados Unidos despertó y se dio cuenta de que debían ser extremadamente duros con Putin si querían proteger sus intereses en todo el mundo. 

Antes de la invasión, habías criticado públicamente la falta de entusiasmo por parte de las democracias del mundo para unirse a la lucha anticorrupción que tú liderabas desde hace tiempo. ¿Por qué los gobiernos democráticos tardaron tanto en unirse a esta batalla?

Desde que llegó al poder, Vladimir Putin ha resultado ser muy talentoso para conseguir a políticos y empresarios occidentales dispuestos a recibir dinero a cambio de actuar como si fuesen sus ojos, oídos y ejes de influencia en otros países. Tanto es así que en ciudades como Londres, el poder político y empresarial se ha corrompido. Allí se alimentaban tantas personas de la corrupción rusa que cada vez que Putin hacía algo terrible, los más poderosos peleaban para que no se hiciera nada al respecto. Y esto no solo estaba pasando en Londres, sino en toda Europa y en Estados Unidos. Y esto ha sido un grave problema, ya que ha animado a Putin a hacer más y más cosas terribles, lo que ha culminado, por supuesto, con su sangrienta invasión a Ucrania.

«Vladimir Putin ha resultado ser muy talentoso para conseguir a políticos y empresarios occidentales»

La invasión a Ucrania ha cambiado la percepción que tiene el mundo sobre Rusia. ¿Qué consecuencias ha tenido este conflicto en tu lucha anticorrupción? 

Cualquier persona que haya defendido a Putin durante los últimos 20 años, seguramente se encontrara en una posición muy difícil cuando Rusia invadió Ucrania. En el pasado, Putin siempre había sido muy sutil con sus acciones maliciosas. Por ejemplo, envenenaba a un disidente y luego se lavaba las manos, o enviaba tropas a Crimea y decía que eran soldados rusos que estaban de vacaciones. Siempre tenía una manera de negar cualquier culpa, permitiendo así que sus defensores se disculparan en su nombre. Pero cuando Putin invadió Ucrania, lo hizo abiertamente, con banderas rusas en los tanques y en los uniformes. No había ninguna manera de negarlo. Entonces, un país como Alemania, por ejemplo, que siempre trataba de minimizar cualquier alarmismo sobre Putin, se vio en una posición complicada, viéndose obligada a responder. Este ha sido un fenómeno universal en Occidente, donde países importantes han tenido que aceptar que Putin es un asesino y que está redibujando los mapas de Europa de maneras obvias e inaceptables. Todo lo que llevo diciendo durante estos 10 años es aceptado ahora de manera común, pero me parece desgarrador que tuviera que ocurrir una guerra para que el mundo llegara a esta conclusión. 

¿Crees que la decisión de invadir Ucrania le puede costar a Vladimir Putin la pérdida del poder?

Debo aclarar que Vladimir Putin, a diferencia de la mayoría de los líderes del mundo, es alguien que si pierde el poder, también pierde todo su dinero. Probablemente iría a la cárcel y moriría allí. Para Putin, perder el poder es un riesgo existencial, y eso le aterra. Así que cada vez que Putin piensa que los rusos lo podrían sacar del gobierno, decide comenzar una guerra: en el 2008, declaró una guerra en Georgia y sus índices de aprobación se dispararon, lo que aseguró su mandato; luego, las cosas empeoraron hasta el 2014, cuando decidió invadir Crimea y el este de Ucrania, disparando de nuevo su aprobación. Con la llegada de la covid-19 y la crisis económica tuvo nuevamente miedo de perder el poder, y creo que esa fue la razón principal por la que inició la guerra en Ucrania. Si te fijas en sus índices de aprobación, Putin cuenta con el apoyo genuino del 83% de la población. La mayoría de los rusos lo apoyan. Y creo que, en su mente, él cree que ha logrado una importante victoria, que es asegurar su posición en el poder. 

¿Hay algo más que Ucrania debería estar haciendo para detener la invasión?

Creo que Ucrania está haciendo todo lo posible. En primer lugar, se movilizaron y crearon una fuerza para luchar contra Rusia que es formidable. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha usado su carisma y sus habilidades de comunicación para conseguir que los países más poderosos del mundo lo respalden, tanto financieramente como militarmente. Será una lucha larga y dura, y solo puedo admirar al presidente ucraniano y la voluntad de la gente de Ucrania para enfrentarse a un adversario tan increíblemente peligroso como Vladimir Putin. 

¿Crees que Rusia volverá a convertirse en un polo de inversión extranjera una vez que finalice la invasión a Ucrania? ¿O crees que seguirá económicamente aislada del resto del mundo? 

Yo no creo que la guerra vaya a terminar. Puedo imaginarme un escenario en el que ni Putin ni Ucrania admiten la derrota y ninguno de los dos tiene una ventaja determinante para ganar. Y mientras la guerra siga y Putin continúe cometiendo atrocidades, las sanciones en contra de Rusia serán peores y Putin tendrá menos incentivos para comportarse correctamente. Entonces, en primer lugar creo que cualquier inversión en Rusia es moralmente incorrecta. Y en segundo lugar, sería una locura. Pues si Putin no respeta los principios de la ley internacional cuando se trata de las fronteras, por qué los respetaría cuando se trate de pagar una deuda o cuando se trate de la gobernanza corporativa. Creo que no se puede invertir en Rusia bajo ninguna circunstancia.


Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím‘, una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.

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