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«Escribir me ha sacado del borde del precipicio durante gran parte de mi vida»

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11
julio
2022

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Un fenómeno especialmente extraño ocurrió entre los siglos XIV y XVII: grupos de personas empezaban a bailar y bailar repentinamente sin detenerse hasta que morían agotadas. Fue este suceso, conocido como coreomanía, danzamanía o simplemente la «enfermedad del baile», lo que inspiró a Florence Welch (Londres, 1986), cantante y líder de la banda británica Florence and The Machine para la creación de su álbum más reciente: ‘Dance Fever‘ (Polydor).


Una de las últimas veces que se vio a la banda fue en Grecia, en el año 2019. ¿Cuáles son sus planes?

El concierto en la Acrópolis fue especial. La acústica fue increíble, sentí el frío de Atenea, sentí que Atenea estaba allí… es la diosa de la guerra y las artesanías, y creo que se acercaba mucho al estilo de Florence + The Machine. Después empecé a escribir Dance Fever casi de inmediato. Cada vez que termino una gira es como si me hubiera drogado y aún no lo hubiera superado. Creo que ese es un poco uno de los conceptos del álbum: es como una posesión, como si te comprometieras con esto y lo superaras y luego, tan pronto como se termina, simplemente te levantases de nuevo; es como estar fuera del cuerpo. Comencé entonces a escribir de nuevo inmediatamente con una especie de fiebre.

«Cada vez que termino una gira es como si me hubiera drogado y aún no lo hubiera superado»

Puede ser algo así como cuando se liberan endorfinas después de un ejercicio extremo y se siente dolor, pero también como si pudiera hacer más.

Sí, como si te volvieras adicto a terminarlo después de haber sobrevivido y pensar: oh, Dios mío, no puedo creer que haya superado eso. Entonces es posible darse cuenta de que no era tan malo y dices: hagámoslo de nuevo. Es decir, acabas de estar en medio de una gira que nunca más podrás volver a hacer y solo piensas que no vas a sobrevivir a eso; es raro: cuanto más te cuesta, más tiempo te quita, pero luego simplemente lo olvidas y piensas que tienes que ir de nuevo, lo cual es una especie de locura, creo.

¿Cuándo empezó a materializarse Dance Fever?

En 2019, cuando estaba probando el disco anterior. Estábamos haciendo el video de Big God y la canción parecía más como la canción estrella de un próximo disco, como el comienzo del próximo capítulo.

¿De dónde surgió el concepto del disco?

Alrededor de 2019, un amigo mío me contó sobre lo que sucedió en los siglos XIV y XVII en Europa, donde la gente bailaba hasta morir. Hay un caso específico en Estrasburgo que afectaba principalmente a mujeres: 400 de ellas simplemente bailaron hasta la muerte. Me sentí profundamente identificada. Es bastante inexplicable lo que pudo haber sucedido; pudo haber sido un virus coreográfico, no lo sé, pero creo que lo que más me llevó a identificarme con el suceso es que se creyó que era estrés colectivo, lo que también es un fenómeno psicológico posible hoy en día. Me hizo pensar mucho en la idea de que alguien puede estresarse tanto que puede venirle bien bailar en medio de la calle, pero también creo que lo que más me relacionó fue la incapacidad de dejar de moverme.

«Estaba tan triste, enfadada y frustrada que solo quería decir algo realmente terrible, con una canción y una letra realmente horrible»

¿En qué punto estaba el álbum cuando todo comenzó a cerrarse por la pandemia?

Tuvimos una semana. Llegué a Nueva York en febrero y todavía estaba en esa época en la que la gente preguntaba si me parecía bien ir. Fue una locura, fue como lo que dije antes de esta especie de fiebre de energía, música y creatividad: se apoderó de mí tan pronto como el último álbum que había hecho. Luego me fui a casa y, aunque teníamos la idea de regresar pronto, al final no pudimos.

¿Cuándo decidió que necesitabas avanzar en el disco?

La primera canción que escribí fue Heaven is Here. Escribir fue mi salida. Trabajar y escribir sobre cosas me ha sacado del borde del precipicio durante gran parte de mi vida, y me gusta preservar mi cordura para poder hacer cosas. Así que solo lo pensé: no soy una escritora casera ni tengo un estudio en casa; no puedo sentarme y escribir una canción en casa. Necesito el acto físico de vestirme e ir a un estudio para concentrarme allí. Si estoy en casa puedo intentar sentarme a trabajar, pero pronto digo: hay un jarrón allí y necesito moverlo a 100 lugares diferentes de la casa para ver dónde se supone que debe quedar. Así que hago eso durante dos horas y luego vuelvo y de pronto pienso: creo que debo mover esta silla a este otro lugar. Simplemente no puedo, la casa es un proyecto en sí mismo, ¿sabes a lo que me refiero? Es como una instalación en curso en la que vivo, por lo que tengo que dejarla para ir a trabajar. Durante la pandemia quería crear algún tipo de maleficio o algo sí. Estaba tan triste, enfadada y frustrada que solo quería decir algo realmente terrible, con una canción y una letra realmente horrible. Necesitaba volverme realmente oscura; fue una forma de procesarlo todo.

Las letras son tristes y muy personales. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Creo que haber escrito poesía fue lo que dio la forma a las canciones. Intento escribir algo de poesía siempre que estoy muy racional. Con la poesía se puede pensar más en frases y cosas que son más nítidas y claras y, tal vez, más directas.


Esta entrevista es parte de un acuerdo de colaboración entre el diario ‘El Tiempo‘ y la revista ‘Ethic’. Lea el contenido original aquí.

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