Siglo XXI

Democracias en peligro de extinción

En la actualidad, el 70% de la población mundial, es decir, unos 5.400 millones de personas, viven en el seno de dictaduras. Una década antes, este porcentaje se situaba en un 40%. ¿Qué es lo que nos ha llevado a poner en riesgo el Estado de derecho que sostiene a las democracias liberales?

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13
junio
2022

Aunque parezca difícil de creer, en todos los continentes las democracias se han debilitado y las dictaduras están en auge. Según estudios del Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo, el 70% de la población mundial, es decir, unos 5.400 millones de personas, viven en el seno de dictaduras. Sabemos, por otra parte, que una década antes el porcentaje de personas que vivían en estos sistemas autoritarios era del 49%, una cifra mucho más reducida. De hecho, desde 1978 no había un número tan bajo de países en proceso de democratización.

Esto no debería sorprendernos, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos países occidentales carecen de salud democrática. Las cifras más altas de democratización global fueron las de 2012, cuando había 42 democracias liberales en el mundo. Estas no incluían solo un Gobierno del propio pueblo por vía de la representación, sino que estaban regidas por el Estado de derecho y aspiraban a cumplir los derechos humanos fundamentales. En 2021, esa cifra cayó hasta las 34 democracias liberales, lo cual implica que solo el 13% de la población mundial vive en una democracia estrictamente hablando. 

En los últimos años, el Estado de derecho está siendo atacado por diversos movimientos sociales de raigambre ideológica. No es raro ver que los Gobiernos indulten a personas condenadas por la justicia (si estas refuerzan un determinado discurso ideológico) o que la opinión pública condene a determinadas personas sin garantías legales por vía de la mera acusación, una actitud nada democrática; todo ello en el marco de un tribalismo desenfrenado en el que cada facción aspira a imponer su voluntad y discurso, insultando a su oponente en lugar de ofrecer argumentos lógicos como arma de combate legítima: unos hablan de cuñaos, otros de señoros, de fachas y otros tantos de Charos y perroflautas.

El debilitamiento de la economía ciudadana tiene como consecuencia un creciente rechazo del sistema político

La presión que ejerce la opinión pública a la hora de dirimir sentencias judiciales es otro dato a tener en cuenta, al tiempo que la libertad de expresión, pilar del Estado de derecho, tiene cada vez menos vigencia, particularmente en países de referencia como Estados Unidos donde decir las palabras equivocadas conlleva, sin ningún género de dudas, el despido del trabajo ejercido por el infractor. Da la impresión de que los principios democráticos básicos de la tradicional sociedad liberal están siendo minados por la propia ciudadanía occidental desde dentro. En la actualidad, como ocurre en regímenes dictatoriales y fascistas, priman los impulsos del cerebro reptiliano; el capricho ideológico e identitario frente al juicio objetivo y sosegado que exige una mediación colectiva. Naturalmente, la consolidación de toda democracia debe de basarse, en gran medida, en una sólida opinión pública.

Otra de las causas del desmoronamiento puede ser producto del debilitamiento de las economías tras los treinta gloriosos años, también conocidos como la era dorada del capitalismo, que tuvieron lugar desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la recesión provocada por la crisis del petróleo en los setenta. Por poner un ejemplo del desarrollo y afianzamiento del pensamiento democrático (tan estrechamente unido al liberalismo económico como base económica) durante este periodo, de 1949 a 1976 el salario de un obrero a tiempo completo en Francia se multiplicó por tres. Además, se completó con salarios indirectos en forma de políticas de vivienda social, de ayudas al alquiler o por número de hijos que concedía el Estado.

En la actualidad, como ocurre en regímenes dictatoriales y fascistas, priman los impulsos del cerebro reptiliano: el capricho ideológico e identitario

Hoy, sin embargo, los sueldos están estancados desde hace décadas y se habla a menudo de mileuristas, un término acuñado en 2005, hace ya 17 años. Parece claro que la ciudadanía pierde poder adquisitivo de modo llamativo. No es de extrañar que una sociedad del bienestar menos eficiente (logro fundamental de las democracias liberales del siglo XX) tenga como consecuencia un debilitamiento del modelo político que emana de dicha infraestructura económica. El debilitamiento de la economía ciudadana y la reducción gradual e inexorable de nuestra capacidad para consumir tienen como consecuencia necesaria un creciente rechazo del sistema económico y político que sirve de base a tal realidad. En este sentido, también la crisis mundial iniciada en 2008 podría tener mucho que ver con esta tendencia que apunta a una degeneración de los valores y las instituciones democráticas.

Por otro lado, se habla a menudo de pseudodemocracias para referirse a países como Venezuela o Rusia, donde las mismas estructuras de poder y los mismos protagonistas dominan el escenario político (tanto en Rusia como en Venezuela tales estructuras permanecen desde 1999, hace ya 23 años). No obstante, debemos de recordar que en Alemania, en el centro mismo de Europa y en un Estado representante de la más elevada forma de orden democrático, Angela Merkel fue canciller de 2005 a 2021 y dejo de serlo, tan solo, cuando decidió no presentarse a su reelección. De hecho, el propio estudio al que hemos hecho referencia estima que la tendencia a la autocratización prosigue en una Unión Europea donde «el 20% de los Estados miembros han sido autocratizados durante la última década».

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