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Tecnología que no deja a nadie atrás

Inventos como los bastones o las gafas impulsaron el progreso, permitiendo a millones de personas vivir integradas en la sociedad. Ahora, incluir a las personas con diversidad funcional en la revolución digital se convierte en una oportunidad para construir un futuro que se nutra del talento de todos los ciudadanos.

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Beatriz Alvero
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Beatriz Alvero

Desde el principio de los tiempos, los avances tecnológicos han servido para que el ser humano supla sus limitaciones físicas y consiga lo que, con el mero uso de su cuerpo y su fuerza, hubiera sido imposible. Últimamente, lo más fácil es que entendamos la tecnología en su vertiente digital. Sin embargo, la tecnología ha sido inherente al ser humano desde hace miles de años. La rueda, las herramientas para cazar, las técnicas y los mecanismos de regadío, la máquina de vapor, o el telégrafo son tecnología, y todas ellas han servido para que superáramos nuestras limitaciones y fuéramos capaces de desarrollarnos como especie. En apenas unos siglos, hemos pasado de ir a buscar agua al río, a fantasear con llegar a vivir en otros planetas.

La definición de la RAE es clara. La tecnología es el «conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico». En este sentido, el conocimiento científico ha ido estrechamente ligado desde su encumbramiento positivista durante la Ilustración hacia la mejora de la vida de las personas. Los avances técnicos de los últimos siglos –sobre todo, a partir del siglo XX– en cuanto a conocimiento industrial y orientado a la salud, han doblado la esperanza de vida del ser humano y aumentado la renta per cápita de manera exponencial.

Históricamente, la tecnología ha servido para que superáramos nuestras limitaciones y fuéramos capaces de desarrollarnos como especie

El desarrollo tecnológico sería imposible de comprender sin entender la mejora que ha supuesto este no solo en términos generales para toda la población, sino enfocándonos, particularmente, en los menos favorecidos. Mejorar la calidad de vida de aquellas personas con diversidad física o intelectual ha sido una de las motivaciones de los responsables del desarrollo tecnológico desde siempre: la invención de las gafas, el desarrollo de prótesis cada vez más avanzadas, los vehículos adaptados o la integración del braille en teclados y dispositivos son ejemplos claros de esta visión integradora de la tecnología.

Con la llegada de las tecnologías del siglo XXI y el imparable desarrollo digital, el compromiso por seguir trabajando para lograr la integración de la diversidad no iba a abandonarse. Al contrario, las nuevas posibilidades que ofrece el mundo digital han servido para que se avance con más premura hacia el objetivo de integrar al máximo nivel y con la mayor celeridad a todas las personas con capacidades diversas. En paralelo, las nuevas tecnologías de la información también han servido para visibilizar y sensibilizar sobre los problemas que algunas personas tienen para incorporarse de manera efectiva y total al mercado laboral y la vida sociocultural.

Empresas responsables: un pilar necesario para la transformación digital

Así, en este contexto de toma de conciencia y apoyo a quienes más lo necesitan, surgen iniciativas como Tecnología con Propósito, de Samsung Iberia, que desarrolla proyectos con el propósito de romper barreras en ámbitos claves para la integración como la educación, la cultura, la empleabilidad o las mejoras en la calidad de vida. Es precisamente en la mejora de la calidad de vida donde se enmarca el nuevo servicio de atención al cliente mediante lengua de signos para personas sordas que Samsung ha desarrollado junto a la mayor asociación de personas sordas de España, la Fundación CNSE. Este es el ejemplo perfecto del tipo de servicio que supone un avance real. Disponible tanto en lengua de signos castellana como en lengua de signos catalana, la iniciativa entronca con el espíritu emprendedor histórico que han tenido los grandes avances tecnológicos a lo largo de los tiempos, convirtiendo a Samsung en una compañía pionera en España.

Samsung ha habilitado un servicio de atención al cliente en lenguaje de signos para que puedan emplearlo personas sordas

Esta iniciativa llega en un momento clave. Tras la pandemia de la covid-19, el mundo entero se ha sumido en un periodo de cambios donde la transformación digital ha tomado un papel aún más relevante del que tenía en 2019. En los dos últimos años nos hemos enfrentado a uno de los retos más importantes que han surgido en la historia para la humanidad. No se trata de resistir la pandemia, sino de superarla avanzando hacia un horizonte mejor; un futuro en el que todas las personas tengan las condiciones dignas para vivir: desde la posibilidad de resguardarnos del virus sin abandonar nuestras responsabilidades laborales, a la integración de capacidades nuevas en equipos de trabajo.

Aquí es donde se vuelve posible observar la importancia capital de la transformación digital –desde una perspectiva humanista– que empresas como Samsung están sabiendo llevar a cabo. El acceso a servicios que todos consideramos básicos, como el asesoramiento para solucionar los problemas técnicos de nuestros dispositivos electrónicos, ahora cuenta con una perspectiva más social y humana. Para quienes no tienen que superar ciertas barreras en su día a día, puede resultar complicado entender cuán altos pueden llegar a ser estos obstáculos. El apoyo de las empresas más importantes de cada sector –pero sobre todo de las empresas tecnológicas– es imprescindible para liderar una transición digital que incluya a todo el mundo. Algo que, de hecho, no es solo deseable a nivel social, sino también a nivel productivo: hay mucho talento en la diversidad.

Talento y diversidad

Los avances tecnológicos que apuestan por la integración de la diversidad en nuestras sociedades y en las dinámicas de trabajo son capitales para abrir la puerta a todo el talento que hasta ahora no ha podido mostrar sus capacidades por las barreras de entrada. Es doloroso y triste pensar en los avances que nos hemos perdido, en aquellos avances que hubieran podido llegar de la mano de personas con habilidades diversas. Quizá el ejemplo más famoso resida sobre un genio como Stephen Hawking, que a pesar de sus dificultades siguió desarrollando su profunda actividad intelectual y divulgativa gracias al desarrollo tecnológico.

Si los primeros estadios de la tecnología sirvieron para que la humanidad avanzara y se desarrollara, ahora, esa misma tecnología debe mirar a aquellos que más complicado lo han tenido hasta ahora y centrar sus esfuerzos en ellos. El potencial de la tecnología quedará limitado si no se desarrolla con un propósito claro que las compañías con mayor conciencia tienen ya en su ADN. Su nuevo sistema de atención al cliente en lengua de signos es un ejemplo del camino a recorrer.

En un mundo que ha pisado el acelerador para ser cada vez más integrador, son precisamente las personas con habilidades diversas las que pueden aportar un punto de vista en primera persona para liderar las adaptaciones que las empresas y organismos públicos deben desarrollar en el menor tiempo posible. Abrir las puertas de las organizaciones a la diversidad se convierte en una apuesta por la ampliación de posibilidades. El talento está repartido entre la población independientemente de las barreras que haya que superar: facilitar la eliminación de estas barreras es un paso clave en el desarrollo de sociedades más justas, pero también más creativas y eficientes.

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