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La movilidad urbana en la ‘Edad Sostenible’

Los humanistas del siglo XV transitaron de la Edad Media a la Edad Moderna poniendo a los ciudadanos en el centro. Ahora, 600 años más tarde, el sector de la movilidad apuesta por la misma idea. ¿El objetivo? Ver al mundo transitar a una ‘Edad Sostenible’.

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Beatriz Alvero
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Las fachadas y calles de las ciudades todavía reflejan la forma de vida de nuestros antepasados. Desde las estrechas y caóticas callejuelas medievales hasta las amplias y aireadas avenidas modernas, las formas de vivir y moverse por la ciudad son un ente en constante y lenta transformación. Sin embargo, en estos nuevos años 20 del siglo XXI, estamos ‘revolucionando’ la forma en que nos desplazamos como habitantes del territorio urbano. Durante los últimos años, hemos perdido el interés por el humo (y el ruido) para situar a la sostenibilidad en el metrónomo de la innovación tecnológica. En este escenario, los líderes de la industria automotriz empiezan a invertir en vehículos de cero –o bajas– emisiones de carbono y defienden la colaboración entre gobiernos y empresas para que esta tendencia transforme poco a poco la economía española.

La movilidad urbana del presente: mucho más que coches eléctricos

En la actualidad existen numerosas soluciones de transporte que, además de ser respetuosas con el medio ambiente, permiten una mejor interacción entre la ciudad y sus habitantes. Entre ellas se encuentra el coche eléctrico, cada vez más aceptado, que ha conseguido colarse de lleno en el mercado: de todos los vehículos privados vendidos en España este noviembre, 1 de cada 10 era electrificado.

Pero, pese a ello, el transporte tiene mucho más que ofrecer. El informe La nueva movilidad: revolución y desafíos del Observatorio de Movilidad Sostenible 2021, presentado por Grant Thornton y la Fundación Ibercaja, reúne los sistemas de movilidad más relevantes del momento. Algunos de ellos son el carpooling (o vehículo compartido), que consiste en compartir coche en trayectos de media y larga duración con el fin de maximizar la cantidad de asientos utilizados; el carrsharing, motosharing y bikesharing (alquiler de coche, moto y bicicleta, respectivamente); servicios de alquiler del vehículo por un periodo corto de tiempo que se reserva antes de utilizarlo –normalmente mediante una aplicación digital– y se paga por tiempo o distancia; el VTC (Vehículo de Turismo con Conductor); vehículos con chófer a través de un servicio de prepago y también mediante una aplicación móvil; y el ride hailing, un modelo colaborativo en el que varios usuarios con trayectos similares comparten un mismo vehículo, como el carsharing pero conducido por un profesional registrado, como el VTC.

López-Tafall: «La movilidad tiene que seguir siendo un atributo para el ciudadano al cual hay que seguir dando soluciones»

Estos avances nacen para reducir el impacto ambiental nocivo, y a día de hoy contribuyen en gran medida a la transformación de los modelos de negocio de la automoción. Para continuar por esta vía de progreso, el Gobierno va a destinar además 13.200 millones de euros de los fondos europeos (el 18% de la partida total) a impulsar la electrificación, la conectividad y la seguridad en la movilidad. Trazando la hoja de ruta para gestionar esta inversión y encarar la transición ecológica se encuentra ANFAC, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones. Su misión es fomentar el adecuado desarrollo del Sector de la Automoción en nuestro país, y su visión de futuro es clara: la movilidad debe poner al ciudadano en el centro. En palabras de José López-Tafall, director general de ANFAC: «La movilidad tiene que seguir siendo un atributo para el ciudadano al cual hay que seguir dando soluciones. Y debe ser accesible, asequible, segura y sostenible».

¿Cómo nos moveremos en el futuro?

La tendencia actual apunta a que se va a avanzar hacia el vehículo autónomo. Antes o después, la regulación resolverá los obstáculos de la seguridad y los dilemas morales. No obstante, el objetivo irrenunciable a largo plazo de ANFAC es la descarbonización del parque automotor español. Es un compromiso para 2050, y es compartido con la industria nacional y la Unión Europea. Para ello, se apostará por la electrificación de los vehículos, hibridaciones y motores de combustión más eficientes. Según López-Tafall, una transición gradual hacia estos modelos es una oportunidad de negocio para España,  ya que «supone incrementar el valor de nuestra industria de la movilidad en más de un 50% y sumar un millón y medio de empleos».

Para López-Tafall, la movilidad sostenible incrementará el valor de la industria de la movilidad en más de un 50% y creará un millón y medio de empleos

La llegada del 5G también será determinante en el futuro de la movilidad y la seguridad vial.  El internet de las cosas ejercerá de detonador de la movilidad conectada, es decir, vehículos que gracias a la tecnología se comunican con las infraestructuras y su entorno para ofrecer al conductor información en tiempo real. Por cuantificar, en el mundo ya hay más de 50 millones de coches conectados, y se prevé que el tamaño del mercado mundial de estos vehículos alcance los 166.000 millones de dólares en 2025, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 25,2% entre 2020 y 2025.

Si la forma en que nos movemos cambia, la ciudad también lo hará. Pero, entonces, ¿cómo se integrarán entonces los servicios de movilidad en los nuevos diseños urbanísticos? El Informe de Deloitte City Mobility Index concluye que acciones como ampliar la oferta de transportes, mantener unas infraestructuras óptimas y minimizar los tiempos de viaje son (y serán) fundamentales en el desarrollo de las smart cities (ciudades inteligentes).

En las urbes del futuro también se valorará el grado de walkability (la posibilidad de moverse de un lugar a otro caminando). Por eso, una de las propuestas más ambiciosas que han surgido al respecto es la hiperproximidad o el conocido modelo de ciudad de los 15 minutos, que consiste en acortar lo máximo posible las distancias entre los destinos más frecuentados por los vecinos de una localidad (trabajo, hospital, colegio, tiendas…). Es otra muestra de que la tendencia sitúa al ciudadano en el centro de todo.

De esta forma, la progresiva descarbonización del parque automotor, la incorporación de medios de transporte que utilizan energías renovables y los cambios en nuestros hábitos de vida modificarán la manera en que construimos las ciudades, y también nuestra forma de comprender el mundo. De igual forma que los protagonistas del siglo XV lograron pasar de la Edad Media a la Edad Moderna situando a las personas en el centro, en el siglo XXI tenemos la oportunidad –y necesidad– de recuperar el mismo principio para dejar atrás nuestra era de humo y ruido y entrar, así, en la ‘Edad Sostenible’.

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