Ciudades

Edificios verdes, cimientos de un futuro sostenible

Las grandes masas de espacio urbano pueden ser perjudiciales para el mantenimiento del medio ambiente, pero también para la propia vida: los trazados urbanos, pensados en ocasiones más para los vehículos que para los viandantes, pueden llegar a resultar hostiles a los humanos.

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15
noviembre
2021

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Las ciudades no suelen salir bien paradas en las representaciones urbanas hechas en las distopías futuristas. Así, nos encontramos desde las gigantescas pantallas publicitarias de la decadente megalópolis de Blade Runner, hasta los minúsculos habitáculos dispuestos en las infinitas estructuras verticales de El Quinto Elemento: la gran metrópoli y sus edificios no suelen presentarse como un lugar en el que resulte apetecible –a veces, ni siquiera concebible– vivir.

Teniendo en cuenta que el 55% de la población mundial ya vive en ciudades, y que se estima que en el año 2050 el porcentaje podría aumentar hasta el 70%, ese oscuro panorama de guetos tecnológicos, contaminados y deshumanizados que nos avanza la ciencia ficción no parece del todo descabellado.

Para tratar de evitarlo, autoridades, arquitectos y urbanistas trabajan con el objetivo de lograr unos trazados urbanos y unos edificios que sean sostenibles y compatibles con una vida humana plena y digna. Al fin y al cabo, tal como dice Norman Foster, «es imposible ser arquitecto sin ser optimista».

¿Qué es un edificio sostenible?

Existen una serie de elementos comunes que hacen de un edificio un lugar sostenible. Estos tienen que ver con la gestión que hace de sus recursos y suministros, su eficiencia energética, su huella de carbono, su convivencia con los espacios verdes o su manera de integrarse con el entorno y los sistemas de movilidad urbana.

El 55% de la población mundial ya vive en ciudades, y se estima que en el año 2050 el porcentaje podría aumentar hasta el 70%

Para tratar de aterrizar esos conceptos, la entidad norteamericana Green Building Council creó hace unos años la clasificación Leadership in Energy & Environmental Design (LEED). Se trata de un estándar que mide la sostenibilidad de una construcción en base a una serie de criterios: la utilización de materiales no contaminantes, el uso de recursos de origen natural –y de energías 100% renovables–, la implementación de unos sistemas de iluminación y ventilación naturales, la presencia de árboles y jardines, o la existencia de unos costes de mantenimiento razonables. Los edificios evaluados obtienen una puntuación por cada uno de estos parámetros y con el total se termina por elaborar un ranking.

Según esta clasificación, el edificio más sostenible del mundo se encuentra actualmente en España. Es el Platinum BCN, en Barcelona: la construcción, por ejemplo, cuenta con un sistema de reutilización de aguas grises y aguas pluviales que permite reducir en un 46% el consumo de agua. Otra de las innovaciones que le ha hecho merecedor de liderar este ranking es un sistema de conexión a la red urbana de calor y frío que ofrece ahorros del 44% respecto a otros complejos similares. En nuestro país también cabe destacar una de las cinco torres que se levantan en el nudo norte de Madrid. La Torre de Cristal, así, posee también un espectacular jardín vertical en el que la tecnología y la innovación juegan un papel central. Diseñada por el botánico francés Patrick Blanc, esta instalación prescinde del habitual sustrato de tierra para alimentar a las plantas: en su lugar, estas crecen en los muros sobre un fieltro irrigado de sustancias nutritivas a través de una red de tubos controlados por electro válvulas.

El edificio más sostenible del mundo se encuentra actualmente en España, en Barcelona

La medalla de plata en la clasificación LEED es para la Torre Reforma, en Ciudad de México. Este rascacielos, diseñado por el arquitecto Benjamín Romano, cuenta con sensores automatizados de apertura de ventanas que permiten la entrada de aire natural, un sistema de recogida y reutilización de agua de lluvia y suministros de energía eólica.

Completa el podio de la sostenibilidad el Bullitt Center, ubicado en Seattle, Estados Unidos. Un ‘edificio vivo’ que ha sido diseñado para tener una vida útil de 250 años y en cuya construcción únicamente se han empleado materiales locales que no dejan huella de carbono.

Otra construcción que destaca por su sostenibilidad es el edificio de la entidad bancaria Commerzbank situado en Frankfurt. Construido entre 1994 y 1996 con materiales procedentes de la demolición de las edificaciones erigidas anteriormente en esa misma ubicación, este edificio es aún el más alto y sostenible de Alemania. En la actualidad cuenta con hasta nueve jardines interiores.

En Brasil, concretamente en Río de Janeiro, se encuentra también el Museo del mañana. Inaugurado en 2015, el edificio es uno de los grandes símbolos de la arquitectura sostenible. Posee un sistema de refrigeración que utiliza, filtra y devuelve al océano el agua de mar, lo que lo convierte en un ejemplo internacional de infraestructura circular.

Que la tecnología ya hace posible unos edificios sostenibles y alejados de los peores presagios distópicos es ya una evidencia. Sin embargo, queda por determinar si en ese inquietante horizonte estas joyas de la arquitectura verde terminarán relegadas a las postales (o su equivalente digital). ¿Quedarán como reducto de las élites económicas o las grandes masas de población de esos macro espacios urbanos podrán también disfrutar de ellos?

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