Economía

Hacia un modelo turístico (y económico) sostenible

Es urgente tomar medidas excepcionales para no regresar a la «desastrosa normalidad» como si nada hubiera pasado. ¿Puede ser formular estrategias que se vinculen a la economía circular y del bien común una solución?

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12
junio
2020

El reto más difícil que enfrenta hoy la humanidad es hacer frente al cambio climático y la destrucción de la biosfera. La pandemia del COVID-19 es otra demostración más de los graves riesgos derivados de los desequilibrios naturales provocados por la acción humana. La colonización de los hábitats de otras especies y la pérdida de ecosistemas naturales nos exponen cada vez más a los peligros de otras pandemias similares; además, el sistema de producción y consumo insostenible pone la supervivencia del ser humano en un riesgo extra. Simultáneamente, nos encontramos una grave crisis social que queda reflejada en la creciente desigualdad entre ricos y pobres, los fenómenos migratorios masivos, la desaparición de modos de vida tradicionales y sociedades indígenas o el incremento de la precariedad laboral, entre otros fenómenos. ¿Es posible avanzar hacia un mundo más sostenible?

La falta de sensibilidad de empresas y gobiernos –y la obsesión por la obtención de beneficios– ha provocado costes sociales y medioambientales muy altos. Y cada vez son más evidentes las pruebas que constatan el desequilibrio natural que ha generado el ser humano con este modelo de progreso y sus repercusiones negativas sobre el conjunto de la sociedad. Cabe resaltar que el libre mercado ha permitido un desarrollo económico sin precedentes, aunque desigualmente repartido: ha incrementado enormemente la esperanza de vida y propiciado un nivel de bienestar material muy alto. Sin embargo, esta mejora se ha hecho también a costa de generar un enorme déficit con el planeta, particularmente con los países en vías de desarrollo y ricos en materias primas. Finalmente, se ha impuesto un modelo de producción y consumo despilfarrador e insostenible.

Se ha impuesto un modelo de producción y consumo que resulta insostenible

Resulta imprescindible un viraje hacia un modelo económico más justo, ético y sostenible, tal y como vienen reclamando muchos economistas, filósofos y sociólogos. Que se preocupe por proteger los intereses sociales y medioambientales, y no solo por la rentabilidad económica y el crecimiento. Aunque parte de la solución al problema pasa por un cambio individual, de modo que la ciudadanía adopte valores y comportamientos orientados al bien común, se requiere de este mismo cambio por parte de todos los agentes sociales. Aquí se incluye, por tanto, el papel de las empresas como entidades que dominan el espacio económico y cuyo poder de influencia es trascendental para el devenir de la civilización. Se trata ahora de poner como centro de atención de los negocios la necesidad de que promuevan un cambio económico y social a través de sus decisiones y políticas, con modelos de negocio que se orienten hacia un desarrollo económico sostenible, justo y ecológico. En este sentido, la involucración de las empresas es imprescindible para poder dar respuesta a los actuales desafíos que enfrenta nuestra sociedad.

El turismo (sostenible) como motor de cambio

En el entorno de negocio actual, el sector turístico está adquiriendo cada vez más peso en la generación de ingresos y empleos de las economías de muchos países. Sin embargo, es fuente también de un enorme consumo de energía, de contaminación y degradación del medio ambiente debido al transporte, la generación de residuos y la transformación de ecosistemas.

Se cuentan por millones el número de turistas nacionales, y el de internacionales sigue en un ritmo de constante crecimiento: 25 millones en 1950, 278 millones en 1984, 1.000 millones en 2012, y se espera que en 2030 pudieran ser 1.800 millones. Cada año hay 29,2 millones de vuelos en el mundo, lo que supone que despega un avión cada segundo. Aunque se ha producido una democratización masiva de la movilidad, también es cierto que en los últimos años muchas familias no pueden salir de vacaciones por razones económicas.

Cada segundo despega un avión en el mundo

El sector turístico debe reflexionar sobre su propio modelo en aras de mantener su supervivencia y atender igualmente estas nuevas demandas del consumidor. Su enorme dependencia del sistema ecológico debería provocar que sean las propias empresas turísticas las principales interesadas en repensar el actual modelo de negocio. De hecho, se advierte un cambio en el tipo de consumidor: busca un turismo de calidad, proximidad, ecológico, barato, y ahora también seguro sanitariamente. Por ello, habrá que formular estrategias que se vinculen a la economía circular y del bien común. Estas alternativas económicas se centran en promover una realidad económica, social y ecológica justa y sostenible, y ya vienen implementándose en casos de empresas como cooperativas como Mondragón, las vinculadas al comercio justo u otras como Patagonia.

El éxito de algunas de estas empresas revela que es posible salir de este modelo económico y sus valores hiperconsumistas, y dirigirse hacia una economía basada en el valor de la sostenibilidad medioambiental, la solidaridad y la justicia social. Esto significa preocuparse por todos los grupos de interés o stakeholders –proveedores, trabajadores, sociedad, medio ambiente y accionistas– bajo la premisa de consolidar un modelo de gestión empresarial ético y sostenible. Una alternativa económica que, si bien empieza a asomar y a despertar un creciente interés, requiere para su consolidación de un apoyo político estructural y de un cambio de conciencia empresarial.

Es posible dirigirse hacia una economía basada en la sostenibilidad, la solidaridad y la justicia social

Subida global de las temperaturas, sequías constantes, graves inundaciones, aumento del nivel del mar, deshielo en los polos, desertificación, fenómenos meteorológicos cada vez más extremos… son ya innumerables los avisos que el planeta nos está dando para postergar más la aplicación de cambios. Además, la ciudadanía reclama cada vez más fervientemente un cambio en el modelo económico y productivo. Antes de que sea demasiado tarde, se debería modificar la dinámica económica actual basada en un modelo de crecimiento insostenible y orientarla hacia un progreso económico que considere los límites ecológicos y se consolide sobre la prosperidad y equilibrio de todo el planeta. Esta transformación requiere de una voluntad política global que facilite este cambio de rumbo y también del concurso coordinado de los actores sociales implicados directamente (empresas, partidos políticos, asociaciones empresariales y sindicatos, asociaciones no gubernamentales, movimientos sociales, etc.).

Con el auge del sector a nivel global será esencial lograr que los modelos de negocio turísticos se comprometan a aplicar los preceptos de una nueva economía más sostenible. Como señala el filósofo Slavoj Zizek, es urgente tomar medidas excepcionales para no regresar a la «desastrosa normalidad» como si nada hubiera pasado. Son tiempos de cambio.


(*) Jacob Guinot Reinders es profesor contratado doctor de la Universitat Jaume I de Castellón.

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