Salud

Cinco razones científicas para callar a un antivacunas

Las campañas de vacunación evitan entre 2 y 3 millones de muertes por año, según la OMS. Sin embargo, pese a las evidencias empíricas, el auge del movimiento antivacunas ha logrado poner sobre la mesa las sospechas sobre su efectividad alegando que no sirven para nada o incluso que perjudican a la salud.

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20
noviembre
2019

Pocos se atreverían a sembrar, hoy, alguna duda sobre que la inmunización es uno de los mayores éxitos de la medicina moderna. La comunidad científica y de profesionales de la salud y la medicina coinciden en señalar que las vacunas son uno lo de los 10 grandes logros de la salud pública del siglo XX. Sin embargo, el auge del movimiento antivacunas ha hecho que, en los últimos años, se haya logrado poner sobre la mesa de debate un tema que parecía incuestionable.

«La vacunación es una de las formas más rentables de evitar la enfermedad», defiende la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la actualidad, previene entre 2 y 3 millones de muertes por año y otros 1,5 millones más podrían evitarse si se mejorara la cobertura mundial, según sus estimaciones. Sin embargo, pese a las evidencias empíricas, sigue existiendo una parte de la población mundial que se opone radicalmente a ellas, alegando que no sirven para nada, no ayudan o incluso que perjudican a la salud. Este movimiento antivacunas está causando estragos y haciendo que enfermedades ya erradicadas o controladas –como, por ejemplo, el sarampión– vuelvan a aparecer.

La OMS incluyó el movimiento antivacunas entre las diez principales amenazas para la salud para este año que está camino de terminar

Según el último informe de la Agencia Europea para Prevención y Control de Enfermedades, en Europa ha surgido un brote de sarampión e Italia –país que el año pasado vivió un auge de los grupos antivacunas respaldado por el movimiento político 5 Estrellas (M5S)–, es donde más lo han sufrido. Europa no es un caso aislado: la OMS advertía de que esta enfermedad se está extendiendo por el mundo, azuzando África con fuerza, y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos alertaba del aumento de estos casos en el país.

Tal es el riesgo que la OMS incluyó el movimiento antivacunas entre las 10 principales amenazas para la salud para este año que está camino de terminar. «Las dudas sobre las vacunas amenazan con revertir el progreso realizado en la lucha contra las enfermedades prevenibles por la vacunación», advierte. Si el preocupante brote de sarampión no fuera suficiente argumento para los antivacunas, he aquí cinco razones más para demostrar la efectividad (y necesidad) de la vacunación.

1. Es una cuestión científica

«Cuestionar su efectividad es poner en evidencia el conocimiento científico», defiende el presidente de la Asociación Española de Vacunología. Al menos en América y Europa, las vacunas han permitido eliminar la viruela y, en el resto del mundo, además, controlar otras enfermedades como la rubeola, las paperas, el tétanos, la difteria, la tos ferina y otras enfermedades infecciosas. De hecho, gracias a la vacunación, la erradicación de la poliomielitis está más cerca que nunca y la mortalidad mundial por sarampión se ha reducido un 80%.

2. No provocan autismo

Este es, probablemente, el argumento más popular y menos empírico. Se originó en los años 90 a raíz de un estudio publicado por el Dr. Wakefield en la revista The Lancet en el que se  afirmaba que las vacunas provocaban autismo en los niños. No solo está demostrado que no hay evidencia científica de la relación entre el trastorno y la vacunación, sino que a Andrew Wakefield se le retiró la licencia de doctor debido a los bulos.

3. No contienen mercurio

Conviene recordar que las vacunas que se suministran hoy en España no contienen tiomersal (mercurio). Además, un buen número de estudios no ha encontrado pruebas para asociar las cantidades que se empleaban en antiguas vacunas multidosis en cantidades. Según demuestra el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas de la OMS, no suponen un riesgo para la salud.

4. Las farmacéuticas no experimentan con las personas

Antes de que una vacuna sea aprobada, tiene que pasar un periodo de entre 10 y 25 años de ensayos clínicos demostrando su efectividad y aprobar los estrictos controles de organismos internacionales, como la Agencia Europea de Medicamentos.

5. No causan alergias

Múltiples investigaciones después, no se ha encontrado asociación directa entre la vacunación y las sensibilizaciones alérgicas. Por ejemplo, esa es la principal conclusión de los científicos del Instituto Karolinska en un estudio publicado en el EClinicalMedicine tras monitorear a 466 niños desde su nacimiento hasta que cumplieron los cinco años de vida.

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