Medio Ambiente

¿Qué pasa con El Algarrobico?

Hace más de 15 años que se paralizó la construcción de El Algarrobico, el hotel construido en una zona protegida de la costa almeriense. Con varias sentencias en su contra, el coloso de hormigón sigue en pie y su demolición todavía está en el aire.

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05
agosto
2019

Agosto de 2019, Carboneras (Almería). El sol acaricia la arena de la playa. Las rocas, lamidas por la inmensidad del mar Mediterráneo, permanecen impasibles ante el ajetreo de los bañistas. Sombrillas, toallas y cuerpos se extienden a lo largo de la orilla, de punta a punta. En una de ellas, alejada del alboroto, yace el cadáver de hormigón que desde hace años rompe la armonía del paisaje: El Algarrobico, ese hotel de 25 plantas y 500 habitaciones que pretendía ser un imán de turistas y que nunca llegó a tal. Al contrario, se convirtió en el símbolo de la destrucción del litoral español y de la especulación urbanística.

Han pasado más de 15 años desde que se comenzó a construir el hotel y, pese a que desde entonces la constructora Azata del Sol se ha visto envuelta en una mediática batalla legal para impedir el derribo del edificio, a día de hoy, el destino de El Algarrobico está igual de definido que en 2012, cuando el Tribunal Supremo falló que la construcción era ilegal. Este pasado mes de febrero, la compañía trasladó al Tribunal de Justicia de Andalucía (TSJA) que la licencia del hotel sigue en vigor y que por tanto, «no puede ser demolido». Este alegato contradice las sentencias judiciales hasta ahora emitidas pero permite alargar la permanencia del hotel en la costa.

Fue en 2003 cuando comenzó la construcción de El Algarrobico, levantado sobre un suelo que forma parte del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, un espacio natural protegido. En ese momento, la compañía Azata del Sol tenía todos los papeles en regla, ya que había obtenido la licencia en 1988, cuando la zona todavía no se consideraba un parque natural. Sin embargo, la organización ecologista Greenpeace advirtió que el proyecto incumplía la Ley de Costas, que prohíbe la urbanización a 100 metros de la costa. Así lo ratificó posteriormente la autoridad judicial: en 2006, un juez de Almería decretó la paralización cautelar de las obras y, seis años después, el TSJA lo declaró ilegal. La sentencia firme llegó en 2016, cuando el Tribunal Supremo declaró el terreno no urbanizable y de especial protección.

El Ayuntamiento está obligado, por decisión judicial, a derribar el inmueble

Ante este auto, el Ayuntamiento de Carboneras está obligado a anular y rediseñar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la localidad, por el que se permitió la construcción del hotel. En pocas palabras, se debe anular la calificación como urbanizable del terreno y derribar el edificio. El problema es que la Administración local todavía no ha tomado medidas al respecto y el inmueble sigue en pie a pocos metros del mar y con un mensaje pintado (por Greenpeace) en su fachada: «Hotel ilegal».

Los motivos por los que El Algarrobico aún no ha caído son sobre todo burocráticos. Si bien en 2011 se aseguró un protocolo de colaboración entre el Gobierno central y la Junta de Andalucía para financiar los costes de la demolición, la compañía constructora se opone, todavía hoy, al derribo de la estructura, amparándose en la legalidad de la licencia de obras que le otorgó el Gobierno en su día. De ahí que ningún consistorio se haya atrevido a proceder con el derribo. Así, el futuro del hotel, ilegal a ojos de la Justicia, queda únicamente en manos del tiempo y de una decisión política: sea una semana, dos meses o tres años, el coloso de hormigón está destinado a desaparecer.

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