Siglo XXI

«La ciudad es un esfuerzo colectivo»

El urbanista británico Charles Landry analiza los retos a los que se enfrentan las ciudades y la madurez de los procesos participativos ya en marcha en algunas de las capitales del cambio.

Fotografía

María Visuals
¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
20
junio
2019

Fotografía

María Visuals

El urbanista y escritor Charles Landry (Londres, 1948) acumula más de una veintena de trabajos sobre diseño de ciudades y creatividad. La semana pasada visitó La Marina de Valencia, donde se celebraba la tercera edición del congreso Placemaking Week Europe y habló de burocracia creativa, de romper los silos de las profesiones y de diseñar planes urbanísticos a través de la cooperación y con ayuda de procesos participativos. El británico, miembro de la Robert Bosch Academy de Berlín, asesor internacional en materia urbana de decenas de organismos y gobiernos municipales (Bilbao entre ellos), es el autor de ‘The Creative City: A Toolkit for Urban Innovators‘ (Ed. Comedia, 2008), un movimiento que invitó a repensar la planificación, desarrollo y gestión de las ciudades. Aprovechamos su visita a Valencia para preguntarle sobre la madurez de los procesos participativos en España y los gobiernos del cambio.

¿La transformación urbana es política?

Hoy en día, lo que lidera la transformación urbana es la promoción inmobiliaria y los precios de la vivienda. Eso es política. Los incentivos y las regulaciones para controlar esos precios son una declaración de intenciones, es política. Y ésta se basa en un sistema de creencias y una cultura determinada. Valencia es un caso claro de que cambia la política y cambia el sistema de creencias. La Marina de Valencia [antes, sede de la America’s Cup, circuito de F1 y con un barrio, El Cabanyal, en peligro] no tiene mucho que ver con lo que planeó el anterior Ejecutivo.

El Ayuntamiento de Madrid desplegó procesos participativos y no ha repetido en la alcaldía, ¿no nos gusta participar?

La participación y construcción de barrios es positiva, pero despierta un lado negativo e invisible de muchas personas que sienten que están perdiendo el control que han tenido durante años, y se activan sus instintos más primarios y negativos. Quieren volver a su perímetro de seguridad y reaccionan así: «¡Que te jodan, yo quiero seguir usando mi coche!». El mensaje que trasladan es «no me gusta que me hagan pensar que mi vida es políticamente incorrecta». El mundo se enfrenta a nuevos retos y desafíos, es un sitio más incierto e impredecible y la inestabilidad saca el lado más primitivo de mucha gente.

¿Qué tipo de perfiles sociales son los que sacan ese lado primitivo?

Hoy intervino en el congreso un profesional que se quejaba de que en Placemaking Week Europe 2019 solo se vieran ejemplos de participación. Reivindicó implicar a los profesionales. Claro, no va de romper con eso. Pero ellos ya tuvieron todo el control antes y ahora ha habido un cambio, es normal que hablemos de ese cambio y que enfaticemos la cooperación de profesionales y personas que tienen habilidades para ser parte de la historia.

No veo a los empresarios de las grandes constructoras sentándose a cooperar con humanistas o sociólogos…

«Hay una batalla manifiesta entre quienes quieren participar en la construcción de la ciudad y los que quieren monopolizar el control»

Vivimos un momento en el que hay que romper los silos, tener la mente abierta, pero la gente suele creer que su identidad es su profesión. Cuando les hablamos de participación de otros, de cooperación, sienten que se está cuestionando, retando, su identidad, sus valores, su forma de vida. Y esto también aplica a la gente que rechazaba la agenda social y verde de Madrid, porque había una parte de la ciudadanía que sentía que se le estaba cuestionando su estilo de vida.

Eso justificaría que políticos, medios y opinión pública se dejaran seducir por el discurso del miedo.

Desde luego que sí. Y los medios de comunicación son una pieza fundamental en la construcción de los discursos. Tienes que involucrar a la prensa desde el principio en los procesos participativos: su trabajo es ser críticos, pero también explicar. El problema es que en muchos casos los medios reciben ayudas de promotores inmobiliarios, de bancos… que quieren difundir sus mensajes. ¿En España cuántos medios acercan a la ciudadanía temas de urbanismo cívico, de transformación, de participación? ¿Pocos, ninguno? La ciudad es un esfuerzo colectivo, hay que aunar fuerzas, yo solo soy una pequeña mariposa.

¿No cree que los implicados en estos procesos participativos sentirán desconfianza y desesperanza? Al fin y al cabo, su trabajo no parece suficiente.

Puede que en Madrid haya sufrido, sociológicamente, el llamado brexit mode: «Voy a decirle al Gobierno que estoy cabreado» . Siempre tiene consecuencias impredecibles, posiblemente en una segunda vuelta habrían votado otra cosa. En esas áreas donde sí ganó Más Madrid, que entre esos 21 distritos habrá alguno [fue el más votado en 15 de los 21 distritos de la capital], seguramente hubo procesos participativos que fueron muy positivos y exitosos. Deben continuar y con suerte éstos podrán erigirse como embajadores de las áreas que votaron en contra.

Pero España está cada vez más polarizada.

Si la gente que votó una opción distinta no quiere escuchar más o si los indecisos sintieron que era una amenaza, necesitas crear un entorno donde se sientan seguros y vean los beneficios. Y quizá la velocidad de sus políticas o la forma de comunicarlas fue un problema, porque eso molesta mucho a algunas personas. En Oslo ocurrió que la alcaldía, del movimiento verde, dijo «¡Ciudad sin coches!». Y fue una cagada, no era verdad que no fuera a haber coches; claro que había coches, en sus propios planos. Coches en los garajes, furgonetas de reparto… El mensaje que se trasladó fue incorrecto y generó un problema mayor.

¿Cuánto daño hace la mentalidad de aquí-siempre-hemos-hecho-las-cosas-así?

Esa mentalidad habita a aquellos que siempre tuvieron el control y que ahora se sienten amenazados porque estás retando, en última instancia, sus intereses económicos. Pero esto es generalmente sutil, no se expresa tal cual. Existe una batalla manifiesta entre aquellos que quieren participar en la construcción de la ciudad y los que quieren monopolizar el control. La clave son los medios de comunicación: deben transmitir que la construcción de la ciudad es política. Informar, explicar y hacer análisis de los mapas de poder en relación a los mapas de influencia. Y en general esta información, en los medios, es deprimente.

¿Los procesos participativos ralentizan los cambios políticos?

«Es importante que los gobiernos del cambio anclen bien sus políticas. Si no te das prisa, los cambios se revierten»

Es importante que los gobiernos del cambio sean rápidos, que anclen bien sus políticas, las protejan. Si no te das prisa, los cambios se revierten. Algunos procesos participativos se dilatan demasiado, y eso es un problema. Pero tampoco significa que los que se resuelven rápido vayan a ser los mejores. La clave de la planificación es la mediación y el diálogo y ver la fotografía completa. Durante mucho tiempo, la planificación fue una profesión que consistía en dibujar líneas y este tipo de cosas. Pero en realidad la clave es la comunicación.

¿Por qué centró su carrera en la creatividad?

En los 80 empezó a preocuparme mucho que la gente no desarrollara su potencial creativo. La creatividad no solo la tienen los artistas; también pertenece a la gente de negocios, a los gestores, a los innovadores sociales. Siempre me ha interesado, por encima de todo, tener la mente abierta y escuchar a la gente. Me centré en la ciudad como organismo, con sus diferencias, de opinión o culturales, y en aunar toda esa complejidad en el día a día para transformar las ciudades. Poner a trabajar juntos individuos, organizaciones, políticos en una atmósfera y cultura creativa. Aprovechar el potencial y realización de las personas, acercar colectividades.

¿Creatividad para reconstruir o para construir?

Es importante insistir en que creatividad no implica necesariamente que todo sea nuevo, sino en ver más posibilidades. Quizá algunas de las cosas que ya existen permanezcan igual pero, al menos, las reconsideras. La ciudad, con sus límites, es un espacio identificable donde puedes ver las consecuencias de los cambios. Valencia es el ejemplo perfecto.

Pero para transformar el urbanismo no basta solo con la creatividad…

No, lo más importante es que exista un propósito, distinto en cada sitio, porque depende de su contexto. La meta de un proyecto de ciudad debe ser transformarla en un lugar mejor para todos. La creatividad significa estar vivo, estar despierto, y necesita una meta normativa, una intención. La gente creativa tiene un compromiso muy fuerte, como una misión, pero es verdad que muchas veces hay gente que se deprime cuando la misión falla. Creo que la gente que tiene ideas y se permite dejarse guiar por esa energía y escucha, se compromete porque ven posibilidades.

Habla de que en cada ciudad hay un contexto diferente. En España parece que siempre va a ser el negocio de la construcción.

«Hoy, más que nunca, el bien común está en peligro»

Huyamos del término neoliberal pero, obviamente, en un contexto donde hay presiones por parte de los intereses económicos, todo se ve con las gafas de la economía y no hay espacio para la creatividad. Por eso es importante hablar de bien común para que en una ciudad todos se beneficien, no unos pocos. Todos los periodos tienen tienen sus grandes dilemas pero hoy, más que nunca, el bien común está en peligro.

¿Qué entiende por bien común?

Por ejemplo, bien común es descarbonizar la ciudad. Muchas políticas se centran en el individuo, con su coche, y no en el bienestar del resto, enfermos por la contaminación. Si hablamos de hacer del mundo un sitio mejor hay que repensar lo que entendemos por innovación social y cuál es el propósito. Todo lo que se legisla y todos lo que se diseña, la forma en que todo está hecho, está enviando un mensaje.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

¿Qué pasa con El Algarrobico?

Jara Atienza

Con varias sentencias en su contra, el coloso de hormigón sigue en pie y su demolición todavía está en el aire.

El despertar de la ciudad

Miguel Díaz Martín

La crisis del coronavirus hace que nos replanteemos nuestras ciudades, los ecosistemas en los que vivimos.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME