«Pegas como una chica»: así se normaliza el machismo en la infancia
Utilizar el lenguaje para luchar contra la violencia de género comienza por sacar de nuestras conversaciones cotidianas expresiones que dañan la autoestima de las niñas y aumentan la desigualdad.
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Reivindicar la lucha hacia una mayor igualdad de los derechos de las mujeres es una tarea en la que se han involucrado diferentes causas dentro del feminismo. Esto hace que se robustezca, pero, a la vez, que se atomice, dada la cantidad de demandas aún por solucionar. En este sentido, se habla de esa igualdad, a la vez que se menciona también la violencia, el respeto, la seguridad, la protección, los accesos igualitarios en educación, salud, o equidad laboral y salarial.
El feminismo implica muchas cosas, pero, a la vez, cada una de sus demandas requiere cierto cuidado y análisis, puesto que es necesario tener conciencia e identificar los problemas para empezar a realizar cambios reales. En este sentido, en World Vision como ONG centrada en la infancia, estamos enfocados en ahondar en cómo la violencia contra las niñas y adolescentes influye negativamente en su desarrollo y, a su vez, hace perdurar las injusticias hacia las mujeres, normalizando desde la infancia comportamientos que deben comenzar a erradicarse, y que son caldo de cultivo para unos abusos de todo tipo que sufren millones de mujeres desde que nacen.
Urge comenzar a educar desde temprano en puntos básicos de respeto, empezando por reconfigurar nuestro lenguaje y prohibir actitudes que pueden ser dañinas para las niñas y adolescentes y acciones que reafirman el machismo latente en nuestra sociedad. El lenguaje tiene más poder del que le otorgamos. Utilizarlo para luchar contra la violencia de género está en nuestras manos, comenzando por sacar de nuestras conversaciones cotidianas expresiones que dañan la autoestima, limitan el desarrollo y aumentan la desigualdad entre géneros.
«Una revolución cultural del lenguaje en fondo y forma contribuirá a disminuir la violencia»
El libro de ilustraciones No me lo digas más apunta justamente en esa dirección: es una invitación a reflexionar sobre frases que oímos o usamos en nuestro día a día, pero que representan serias agresiones que configuran una realidad con la que queremos terminar. Frases como «si un niño te pega es porque le gustas» representan una verdadera violencia, escondida en el folclore, el humor, y la aceptación involuntaria y tácita de que algo es así, sin mayores cuestionamientos.
A través de unas sencillas ilustraciones queremos abrir una reflexión sobre el lenguaje que utilizamos para comprender la gravedad del machismo instaurado en nuestro día a día y la forma en la que perjudica las relaciones con los y las demás, además de reflejar cómo las palabras crean realidades y condicionan el comportamiento e interacción entre hombres y mujeres.
Aprender no es solo una tarea de los niños sino que a nosotros, los adultos, nos corresponde la de educar. Una revolución cultural del lenguaje en fondo y forma contribuirá a disminuir la violencia y a abrir la conciencia de la sociedad machista hacia una renuncia paulatina de sus privilegios, un entendimiento de igualdad y un apoyo verdadero desde la comprensión de una real desventaja que hoy las mujeres sufren.
(*) Eloísa Molina es coordinadora de comunicación de World Vision.
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