«Trump no es una amenaza real para la lucha contra el cambio climático»

Artículo

Laura Zamarriego

@LZamarriego

El año 1900 está marcado en rojo en el calendario geológico: por entonces asomaba la cabeza una nueva (y traumatizante) era, bautizada como Antropoceno, un periodo que se origina cuando la humanidad empieza a ser parte activa del cambio climático.

«Un siglo después, nos encontramos en una situación límite». Así de rotundo se ha mostrado José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, durante el IV Encuentro Planeta Responsable, en el que Ethic ha participado como media partner. El problema no es menor: «La acidificación de los océanos es un 30% mayor que hace 15 años, por lo que 800 millones de personas que viven en zonas costeras se verán afectadas por la desaparición masiva de especies; muchas ciudades desaparecerán bajo el agua; hay 200 millones de desplazados climáticos y se estima que llegaremos a los 1.000 en poco tiempo. Seguir con la misma tendencia es destruir las posibilidades de continuidad de la vida», ha sentenciado.

«El 68% de las emisiones procede de la energía. Para descarbonizar la economía, debemos cambiar la infraestructura eléctrica del mundo. Estamos invirtiendo la mitad de lo que deberíamos». Para que eso ocurra -ha afirmado el directivo- es necesario que pongamos un precio a las emisiones de carbono. «Ya se está haciendo en muchos países. Lo que ocurre es que, por una cuestión de oferta y demanda, si se otorgan demasiados derechos de emisión, la emisión no vale nada. Estamos en unos 5 euros la tonelada, cuando deberíamos oscilar entre 30 y 100».

¿Estamos siendo ambiciosos en materia de pactos globales contra el calentamiento global? Entrecanales devuelve la pregunta: «¿En qué momento hemos perdido la conciencia de pensar que el aumento máximo de la temperatura al que podemos llegar es de dos grados? Nos estamos equivocando, a la baja, en todas las estimaciones. Si bien el aumento de la temperatura se ha estabilizado desde 2014, el Acuerdo de París no es suficiente, incluso si se cumple».

Según el presidente de Acciona, hay muchísimos elementos que no eran previsibles y se obviaron: «Un ejemplo de entre muchos es el permafrost: con la subida de las temperaturas, el deshielo provoca que millones de árboles acostumbrados a estar fijos en un suelo helado, con pocas raíces, se caigan cuando viene el primer temporal. Eso produce unas explosiones de emisiones de CO2 que no estaban previstas».

Entrecanales ha hecho hincapié en los contrastes de los diferentes países adheridos al Acuerdo de París en materia de políticas y regulaciones: «Países como India van a aumentar su capacidad de generación eléctrica por carbón en cantidades siderales y, al mismo tiempo, dicen que van a ser no emisores en 2100. Sin embargo, somos las sociedades más ricas las que tenemos mayor responsabilidad, porque disponemos de los recursos y porque somos los causantes principales del calentamiento global».

Por otra parte, «en los países en vías de desarrollo, que tienen mercados de adición, el salto a las renovables va a ser automático, casi instintivo. Al igual que sucedió con la telefonía móvil, pasarán directamente a la tercera generación», ha matizado. «En los mercados de sustitución, que somos nosotros, la resistencia de los gobiernos dificulta sustituir el esquema establecido, y contra ellos es muy difícil luchar».

Preguntado por Ethic, Entrecanales ha declarado que «el caso de Estados Unidos, aunque no lo parezca, es un mercado aditivo, es decir, que necesita mucha nueva energía, las renovables son mucho más baratas que las convencionales y, sobre todo, existe una autonomía estatal muy alta». ¿Supone Donald Trump una amenaza real contra los avances en materia de sostenibilidad? «Toda su campaña está basada en salvar al carbón. Sin embargo, si bien Trump es una amenaza para muchas cosas, no creo que lo sea para la lucha contra el cambio climático. El sector americano de las renovables va a seguir creciendo, sin ninguna duda», considera.

«El modelo existe, pero hace falta el compromiso de los reguladores», insiste el directivo, y hace una llamada a la acción: «Tenemos que dirigirnos a los que no están convencidos. Todos somos embajadores del cambio».