Cambio Climático

Objetivo: proteger las aves

Se necesitan medidas preventivas en la planificación de nuevos tendidos eléctricos para asegurar la conservación de las especies.

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15
enero
2016
Aves en tendido electrico

¿Te has fijado alguna vez en todos esos pájaros reposando en el tendido eléctrico que decora cualquier paisaje de carretera español? ¿Has pensado si las líneas y subestaciones eléctricas son beneficiosas o perjudiciales para ellos? Aunque no lo creas, las interacciones entre las aves y las redes eléctricas a veces pueden ser positivas.

España es uno de los países europeos con mayor diversidad y abundancia de aves debido al buen estado general de conservación de sus hábitats, según informa la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife). Hay cerca de 500 especies y unas 600 zonas especiales de protección para las aves (Zepa) que cubren más de 10 millones de hectáreas. La conservación de los espacios, en particular de las Zepa, es crucial para el mantenimiento de las poblaciones de aves en un estado de conservación favorable.

Pero las rutas de vuelo de estas aves se ven interceptadas muchas veces por los proyectos e instalaciones de nuevos tendidos eléctricos, que en nuestro país cuentan con más de 265.000 km de líneas. «Por eso es imprescindible la aprobación de planes de gestión que incluyan los objetivos de conservación que deben cumplir estos espacios y las medidas de gestión a aplicar para conseguir tales objetivos», declaran desde la organización SEO BirdLife.

La naturaleza de estas interacciones entre las aves y las redes eléctricas es doble: puede ser positiva o negativa. El carácter positivo de la incidencia de las instalaciones eléctricas sobre la avifauna es que, en aquellos parajes donde no hay soportes más adecuados, las aves utilizan las líneas de transporte y las subestaciones eléctricas para cazar (como oteaderos o lugares de despiece de presas), reposar, refugiarse o reproducirse e instalar los nidos.

La parte negativa es el riesgo de colisión contra los cables de tierra, que son los de menor grosor y por tanto menos visible a las aves. Este factor de riesgo es la que impulsó la creación de Cartografía de Corredores de Vuelo, una iniciativa centrada en la interacción entre la avifauna y las instalaciones de transporte de energía y «dirigida hacia la mejora del proceso de toma de decisiones en la planificación de un sector de actividad, como es el eléctrico, que tiene incidencia directa apreciable sobre el estado de conservación de la diversidad biológica», explica Roberto Arranz, responsable del departamento de Medio Ambiente de Red Eléctrica de España.

Rutas de vuelo 

El conocimiento de las áreas y corredores de vuelo más frecuentados por las aves permite la adopción de medidas preventivas en una fase temprana de los proyectos de nuevos tendidos eléctricos. Es más, insiste Arranz, «existe capacidad real para reducir significativamente la colisión de aves contra tendidos adoptando las mejores decisiones posibles en la planificación y ejecución de nuevos proyectos y en la priorización de medidas correctoras sobre la red actual».

El proyecto Cartografía de Corredores de vuelo de aves que REE ha desarrollado es un sistema de información geográfica (SIG) de alcance nacional que integra datos de las aves (áreas de presencia y rutas) para el tratamiento, análisis y explotación de información relevante sobre la avifauna y sus hábitats para la toma de decisiones sobre actuaciones en el sector eléctrico. Esta herramienta permite la integración y homogenización de información dispersa, fragmentaria y heterogénea, relativa a distintos ámbitos geográficos y procedentes de fuentes muy diversas y, además, desarrolla mapas de sensibilidad del territorio para abordar una problemática específica asociada a la interacción entre aves e infraestructura.

Recuperando especies

«Se trata de actuar antes de que el problema llegue a materializarse recurriendo a la mejor información disponible en cada momento para mejorar la conservación, la protección, uso sostenible y restauración de la biodiversidad», explica Arranz. Un programa de enormes consecuencias positivas para el estado de conservación de especies de aves amenazadas a nivel nacional y de interés comunitario, como el águila pescadora en Andalucía, una especie que desapareció de la geografía española en los años 60 y que ahora vuelve a criar en nuestro país.

En 2002 la conserjería de Medio Ambiente puso en marcha un proyecto con la colaboración de diferentes entidades para reintroducir el águila pescadora en la región y en la última década se ha introducido un total de 200 pollos de Finlandia, Escocia y Alemania. En los apoyos eléctricos de REE se han instalado varias plataformas de nidificación que a muchas de ellas sirve para cumplir con su ciclo reproductor.

¿El resultado? Varias decenas de parejas se han establecido ya en Andalucía y ahora, a través de sistemas de anillamiento y monitorización, se llevan a cabo seguimientos para afianzar el asentamiento de la especie.

El águila pescadora no es la única. El águila Bonelli en Mallorca, el águila real en Galicia o el buitre negro en Cataluña son algunas otras especies en fase de reintroducción, además de la mejora de los hábitats de hasta 40 aves de interés incluidas en el proyecto. Desde SEO BirdLife recuerdan: «Las aves se encuentran entre los grupos de fauna más estudiados y son poderosos centinelas para el mundo natural, porque nos avisan de cómo el cambio climático amenaza a la naturaleza y a las personas».

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