Innovación

Solidaridad entre fogones

Dones de Foc es un restaurante pionero por su modelo de negocio sostenible: la formación a mujeres en situación de riesgo en la que son ellas quienes desarrollan y realizan los menús que se ofrecen.

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10
diciembre
2014

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Formación y solidaridad. Son los dos ingredientes estrella del restaurante barcelonés Dones de Foc (Mujeres de Fuego, en catalán), pionero por su modelo de negocio sostenible: la formación a mujeres en situación de riesgo en la que son ellas quienes desarrollan y realizan los menús que se ofrecen, y que se imparten dentro y fuera de la cocina.

«Siempre busco que los grupos no sean homogéneos: prostitución, violencia de género, mujeres inmigrantes…» dice el alma máter del proyecto, Trinidad Gómez, con experiencia previa en los dos pilares que sustentan su restaurante: hostelería e inserción social. «Intento que haya una separación entre mujeres con el mismo drama para que no se retroalimenten y las relaciones sean más proactivas», matiza esta restauradora de 50 años, hija de andaluces.

Dones de Foc, sito en la zona de la Sagrada Familia, empezó su andadura en 2013 y ha sido seleccionado por la Fundación Bancaria «la Caixa» para integrarlo en su Programa de Emprendimiento Social. «La parte económica es importante», dice Trinidad, «12.500 euros presentando el plan de empresa y, unaño después, replantear otros 12.500». Sin embargo, para esta emprendedora lo que más le ha aportado este apoyo de la Obra Social de la entidad financiera es la formación del IESE u el asesoramiento jurídico pro bono del despacho Uría Menéndez.

El germen del proyecto se remonta a 2012, cuando Trinidad coincidió con Guillaume Thureau, cofundador del centro, y ambos decidieron «crear nuevas oportunidades de inserción laboral. En los viajes me di cuenta de que la restauración y la alimentación, con ganas, es un sector fácil si se le da una buena formación. No es una formación compleja y permite la reinserción». La restauradora cuenta que enfocaron el proyecto en la mujer en riesgo de exclusión. «Debíamos definirnos a un perfil. Especializarnos. El tema de la mujer está muy vinculado a mi trayectoria profesional. Sufrimos discriminación y muchas veces tenemos que trabajar el doble para que se nos reconozca».

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Precisamente el personal del Dones de Foc está compuesto en su mayoría por mujeres con el mismo perfil que las alumnas. «Son siete personas con contrato fijo. Mujeres en paro, que han sufrido malos tratos», dice Trinidad. La emprendedora, que se encuentra en plenas obras de reforma del local, ya está pensando en el futuro: «Mi intención es ampliar modelo de negocio a través de una parte de formación a gente que no está en riesgo de exclusión», anuncia. Por el momento, las clases se componen de 16 mujeres, cinco horas al día, 60 en total durante tres meses.

Y llega la pregunta clave: ¿qué se puede degustar en Dones de Foc? «Creamos y servimos cocina mediterránea con un toque internacional, creativo y de fusión. Y los vinos que ofrecemos son de cooperativas», responde Trinidad. Un negocio sostenible y solidario, pero que no deja de lado la excelencia hostelera. «Aquí ofrecemos buen producto servido por buenos camareros», zanja Trinidad.

«En un contexto como el actual, promover el emprendimiento en proyectos que, además, tengan un trasfondo social que incida en el bienestar de otras personas y en la mejora de los entornos de proximidad de los emprendedores, encaja a la perfecciñon dentro de nuestro compromiso», cuenta Marc Simón, director Corporativo del Área Social de la Fundación Bancaria «La Caixa». «Los emprendedores sociales que seleccionamos no son fundadores de ONG, ni empresarios que hagan donaciones a causas sociales», prosigue, «sino aquellos que aprovechan la actividad empresarial para transformar una realidad social».

Entre los criterios más relevantes que tienen en cuenta a la hora de apoyar un proyecto se encuentran «la viabilidad de las oportunidades de negocio planteadas, el impacto social, la sostenibilidad económica y medioambiental de las iniciativas y la innovación»: Una innovación presente en cada apartado de esta iniciativa, que no se ciñe a la formación culinaria. «También incluye la preparación de sala y servicio al cliente», dice Trinidad, y añade: «Al final hay un paralelismo: ordenar la sala es ordenar tu vida; hay que educar en la actitud, la necesidad de desarrollar una habilidad, el trabajo en equipo, aceptar los ritmos y la rutina laboral». El objetivo es claro: reinstertar a mujeres excluidas de la sociedad a través del mercado laboral, enseñándoles un trabajo y, a ser posible, que disfruten con lo que hacen. «A mis alumnas siempre les he dicho que si no es su camino, sí es una forma de ganarse la vida. Pueden llegar a trabajar en una sala o incluso tener su propia iniciativa profesional», dice la emprendedora.

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