Opinión
«Cada vez hay más trabajadores autónomos pobres»
El secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, Eduardo Abad, recibe a Ethic para aclarar la situación que vive este colectivo en España.
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COLABORA2018
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Eduardo Abad (Vilagarcía de Arosa, 1971) es secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), una de las confederaciones de defensa de los intereses de este colectivo más importantes del país, y con más influencia en la agenda política. Nos recibe en su despacho de Madrid para aclarar la situación que viven actualmente los más de tres millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España.
¿Estás satisfecho con la Ley de Reformas Urgentes de Trabajo Autónomo?
No, por dos cuestiones: no hemos sido capaces de romper la brecha fiscal entre lo que tributan los autónomos personas físicas, y lo que tributan los autónomos a través de sociedades. Los primeros tienen mayor carga tributaria. Un señor con un pequeño kiosco en la puerta de un instituto paga más que una sociedad. Esta tiene una carga tributaria de un 17%, y el señor del kiosco, casi un 40%.
«Muchas empresas usan la figura del autónomo de forma fraudulenta»
Pero la reforma se hizo el año pasado para mejorar la situación de todo el colectivo, no de una parte.
Hay algunos avances en la nueva ley. Por ejemplo, en un aspecto que desde UPTA hemos reclamado desde el principio. Imagina a dos fontaneros: uno es autónomo persona física, y el otro autónomo societario. Los dos realizan la misma actividad. Pero el primero no podía deducirse la manutención. Con la nueva ley, eso se ha solventado. Ahora, puede meter en gastos hasta 26,6 euros diarios de comida fuera de casa, y 48,08 si es en el extranjero. Pero por otro lado, la situación ha empeorado para los autónomos que realizan su trabajo en su lugar de residencia. Hasta ahora, podían deducirse luz, teléfono, etcétera, hasta el 30% de los gastos inherentes a su actividad. Ahora solo pueden deducirse, como máximo, el 9%.
Es una de cal y otra de arena.
Más bien de cal y punto. Porque en materia fiscal, la conclusión es que la situación empeora para los 200.000 autónomos que realizan su actividad en su vivienda. Para que te hagas una idea: un autónomo con una vivienda de 100 metros cuadrados que dedica 20 a su actividad, se deduce como máximo 90 euros por cada mil ganados. Antes, de cada mil se deducía 300.
¿Hay algún avance en esta ley?
Algunos. Que se incluya en la prestación el accidente in itinere. Llevábamos reclamándolo hace tiempo, y lo hemos logrado, pero es un tema residual. Porque los autónomos no tenemos datos de siniestralidad laboral muy elevados. Es cierto que hay pequeños accidentes, pero no se acude a la mutua muchas veces, porque el tiempo para un autónomo es oro, y no se puede permitir el lujo.
La tarifa plana [los que se den de alta por primera vez pagarán una cuota reducida de 50 euros durante 12 meses] es una supuesta mejora, pero ha creado controversia.
Nos parece muy positivo ayudar al autónomo en los primeros momentos de su actividad librándole parte del peso económico de cotizar, pero se está tergiversando el concepto perversamente en contra del colectivo. En 2017, entraron aproximadamente 670.000 autónomos. Y han desaparecido 656.000. Por tanto, hemos tenido un aumento de solo 14.000 autónomos. Esto significa que la inversión que se ha hecho en este país para que haya más autónomos ha sido infructífera. Son unos datos preocupantes. Lo poco que hemos crecido se lo debemos a los inmigrantes. Son el 10% del total de los autónomos. La tarifa plana no es sinónimo de más emprendimiento, sino de peor entendimiento. Y ha supuesto un gasto tremendo para la Seguridad Social. Nosotros decimos que tiene que haber incentivos para que emprender no sea una carrera de obstáculos, pero no de esta manera. Hay situaciones que no se han tenido en cuenta. La horquilla del consumo interno ha crecido por la comercialización online, y ha bajado en el pequeño comercio. Esas plataformas no dan empleos de continuidad. Se benefician esas empresas de la tarifa plana a la hora de contratar, por ejemplo, a los que te llevan la comida a casa en moto. Entiendo que es una política bienintencionada, pero el resultado es que tenemos peores bases de cotización que antes, y es un problema en el sistema porque, por la tarifa plana, tenemos un gasto añadido de 700 millones de euros públicos anuales, que este año se va a elevar a más de mil millones. Empresas como Deliveroo o Amazon, por ponerte dos ejemplos de muchos, encuentran una masa crítica para mano de obra muy fácil.
Pero son empresas que, en cualquier caso, generan empleo.
Tenemos muchas dudas de que los sectores emergentes de la economía de nuestro país creen crecimiento económico a través de mejorar las condiciones de empleo. Todo lo contrario. Cada vez tenemos más falsos autónomos y autónomos dependientes con peores condiciones. Pero, sobre todo: cada vez tenemos más autónomos pobres.
¿Por qué tenemos tan normalizada la figura del falso autónomo? El que trabaja para una sola empresa, pero no tiene un contrato laboral.
Para eso impulsamos el TRADE [trabajador autónomo económicamente dependiente], un contrato en el que se deben recoger los requisitos del Estatuto del Trabajo Autónomo. Se fijan las condiciones de trabajo colectivas de autónomos que realizan una actividad económica y que al menos facturan el 75% para una misma empresa. Y sus fórmulas de trabajo deben ser mecanismos propios de producción sin horarios definidos. Da derecho a vacaciones, maternidad, el trabajador no puede ser echado unilateralmente, la resolución de los conflictos es en el ámbito de lo social, no mercantil…Todo lo que no sea eso, tendrá que ser laboral. El problema es que prostituye muy a menudo esta figura: en 2017, en una encuesta del INE, al menos 300.000 trabajadores autónomos se consideraban autónomos económicamente dependientes. La paradoja es que la ley dice que los contratos TRADE deben estar firmados y registrados en el servicio público de empleo. Solo hay 10.500 registrados. ¿Dónde están los 290.000 restantes? Son casos de laboralidad encubierta. Hoy encuentras falsos autónomos en la construcción, comercio, transporte, abogados, arquitectos, periodistas, procuradores… Y no están sujetos a salarios pactados, porque están en un limbo, sin protección.
Y luego está el eterno problema de la cuota a la Seguridad Social. El autónomo paga una cantidad fija, gane lo que gane.
Mañana nos sentamos con el PSOE para debatir esto. Y tenemos a los agentes sociales y sindicatos que ven con muy buenos ojos que se cotice en función de los ingresos, como defendemos. También el Consejo Económico social, las otras organizaciones de autónomos representativas… Así que estamos en el camino. Pensamos que debería haber tres niveles de cotización: la primera, para las personas que están por debajo del salario mínimo interprofesional. Es indigno que haya que pagar una cuota de 275 euros por un trabajo de 400 euros. Otro tramo para los autónomos, que son el 70% aproximadamente, que ganan más que eso, pero están por debajo de los 40.000 euros anuales. Y otra para los que ganan más, que deberían tener una base de cotización mínima del doble. Sería lo más justo para una sociedad redistributiva. Hoy, el notario tiene la misma obligación que el kiosquero, pero le supone mucho menos esfuerzo. Eso es injusto.
Y para los de la segunda fase… ¿No sigue siendo excesiva la cuota mínima fija de 275 euros?
El autónomo de antes de la crisis es diferente al de ahora. Antes éramos unos autónomos con un volumen de ingresos con los que no había problema para sostener esa cuota. Pero ha venido la crisis y ha cambiado la situación: un porcentaje muy elevado de autónomos son menos de mileuristas. Y hay pocos nuevos autónomos que ganen más que eso. Por eso se ha creado esa sensibilidad. Y nos parece lo normal: por eso defendemos que tiene que contribuir más el que más gane. Pero de una forma reglada.
Los autónomos están siempre en boca de los políticos en sus campañas, y luego da la sensación de que caen en el olvido.
El régimen de autónomos ha cumplido 50 años. Si no hemos sido capaces de adaptar nuestro sistema a las necesidades… Es que hemos tenido un problema de no ser capaces de ver a largo plazo. Y eso hay que decírselo a los políticos. Me da igual el color. Parece que ahora Ciudadanos ha cogido la bandera por los autónomos, pero no es menos cierto que el PP hizo grandes mejoras. Y el PSOE, antes. Pero siempre resolviendo problemas temporal. Lo que falta es una solución de continuidad. Y partiendo de una coyuntura difícil, como la de ahora: la Seguridad Social está en una etapa de fragilidad tremenda. Tiene 11.500 millones de euros de recaudación y 17.000 millones de gasto. Por tanto, hay que elevar la recaudación si no queremos tener un cataclismo en nuestro propio sistema, porque sería insostenible. Los autónomos no tenemos las facilidades que tienen otros sectores para estar ahorrando con fondos de jubilación, de pensiones, acumulando patrimonio…
El futuro del autónomo jubilado es realmente negro.
Las pensiones del autónomo, desde el 2013 al 2017, apenas han crecido en 60 euros. La subida del coste de la vida ha sido cuatro veces más. Así que los jubilados autónomos han perdido mucho poder adquisitivo. La revisión de las pensiones y las cotizaciones se realizan sobre los aumentos del salario mínimo interprofesional. Si ha quedado suspendido unos años, hemos sido incapaces de subir las bases de cotización. Y por tanto, no suben las jubilaciones. La ministra ha dicho ahora que podríamos elegir los mejores años de cotizaciones. Sinceramente: los experimentos con las jubilaciones ya se han hecho todos. Nosotros pedimos al Ministerio un estudio de verdad, con la evolución de la demografía con respecto a las pensiones, y con un planteamiento de futuro. Los parches a medio plazo en el tema de las pensiones son siempre catastróficos.
Y hay que añadir la baja natalidad.
La próxima remesa de jubilados será de la generación del baby boom. La que inició una actividad allá por 1985 más o menos. Tendremos 500.000 autónomos que se jubilan en los próximos nueve años. Con unas carreras de cotización que no son malas del todo. El problema son las carreras de cotización de quienes empezaron hace 10 ó 15 años. Esas son realmente pésimas, porque son a quienes les ha pillado la crisis. El 80% de los autónomos está hoy en bases mínimas. También hay mucha gente que se ha hecho autónoma después de ser despedida durante la crisis. Y que viene de ganar un salario bajo por cuenta ajena, por tanto, con una base de cotización baja.
¿Hay una solución para esto?
Sí: fomentar empleo, pero empleo de calidad. Eso fomenta el consumo interno, e impulsa la actividad de muchos autónomos que volverán a tener poder adquisitivo. No hay otra fórmula.
«La pensión media de un jubilado autónomo no pasa de 700 euros»
Pero eso es a largo plazo.
Sí, pero si fomentamos únicamente empresas a través de plataformas digitales que no crean valor añadido, lo estamos retrasando aún más. La riqueza hay que redistribuirla, y sin valor añadido, no hay nada que redistribuir. En cualquier caso, tenemos una situación muy larga en el tiempo en que habrá muchas personas cobrando y pocos cotizando. Ese proceso no termina ni en 10 años. La demografía es muy baja, y eso es lo que no se ha tenido en cuenta. La pensión media de un jubilado autónomo, a día de hoy, no llega a los 700 euros. Y hablamos de 1.280.000 jubilados autónomos. Solo en 2017, casi 14.000. Y van a ir a más. El año que viene estaremos hablando seguramente del doble.
¿Es una urgencia en la agenda política?
Me consta que sí. Hay gran preocupación. De hecho es LA preocupación. Así, con mayúsculas. Y sobre todo en el caso de los autónomos, que estamos peor. Porque tenemos bases de cotización por debajo de los trabajadores por cuenta ajena, aunque estos también tienen un problema. Muchas empresas de antes de la crisis se han descolgado de los convenios colectivos, y sus bases de cotización han bajado también. Es una de las consecuencias más terribles de la crisis: el abaratamiento del mercado de trabajo.
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