El otro viernes negro
El mundo se rebela contra una lacra universal, cotidiana y multiforme: la violencia de género. Según la ONU, cada 10 minutos, en algún punto de planeta, un hombre mata a una mujer.
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El mundo se rebela hoy contra una lacra universal, cotidiana y multiforme: la violencia de género. Según el eurobarómetro, una de cada tres mujeres de la Unión Europea sufre malos tratos por parte de su pareja y, según la ONU, cada 10 minutos, en algún punto del planeta, un hombre mata a una mujer que es o fue su pareja.
En España, la efeméride del 25N coincide este año con el último caso de asesinato, el de una mujer de 26 años degollada por su novio, de 29, a plena luz del día en un parking de Fuenlabrada (Madrid). En lo que llevamos de 2016, el machismo ya se ha cobrado 40 vidas en nuestro país. El número de víctimas asciende a 866 desde 2003 (desde que hay datos oficiales). Los sistemas de protección hacen aguas: el 40% por ciento de ellas había denunciado previamente malos tratos.
El 25N coincide también con el anuncio de un principio de acuerdo para promover un pacto de estado contra la violencia de género que corrija las deficiencias del sistema en lo que se refiere a protección. Bien. Incidir en la defensa y la seguridad de las víctimas es necesario. Pero la raíz del problema no se ataja poniendo más guardaespaldas. «La única forma de erradicar la violencia de género es acabar con el machismo que la genera, así de sencillo, por eso el pacto de Estado no debe ser solo contra la violencia de género, debe ser un pacto de estado contra el machismo», reivindica Miguel Lorente, forense y experto en violencia de género.
No es para menos si tenemos en cuenta que un 27% de los ciudadanos de la UE justifica el abuso sexual en determinadas circunstancias, según el eurobarómetro publicado recientemente por la Comisión Europea. Casi uno de cada tres cree que tener «relaciones sexuales sin consentimiento» —tal y como lo pregunta la encuesta— puede estar «justificado» si la mujer ha bebido más de la cuenta o tomado drogas, si ha invitado a su acompañante a casa, si va vestida con ropa calificada de «sexy» o si no ha dicho claramente que no u opuesto resistencia física.
El sondeo, que se basa en 27.818 respuestas obtenidas cara a cara en los 28 países de la UE muestra, además, que pese a que las percepciones hacia la violencia de género son cada vez más negativas, el problema no desaparece. Así, aunque el 96% de europeos afirma que la violencia doméstica es inaceptable en cualquier caso, el 22% de las mujeres revela que ha sufrido agresiones físicas o sexuales en el hogar por parte de su pareja. O que mientras el 95% cree que en ningún caso deben realizarse tocamientos inapropiados a compañeros de trabajo, tres de cada cuatro directivas de empresas han tenido que lidiar con ello en alguna ocasión. Y si nueve de cada diez niega escupir comentarios de contenido sexual en plena calle, el 24% de las mujeres dice haberlos recibido alguna vez.
La Comisión Europea considera que la violencia machista «sigue siendo un fenómeno ampliamente generalizado» en la UE y, sin embargo, el 15 % de la población europea aún lo considera un «asunto privado» que debería de resolverse en el ámbito de la familia.
«La violencia explícita solo es una parte del machismo, que hoy cuenta con otras formas de conseguir control sin necesidad de golpear. Todo forma parte de la misma realidad en la que unos mueven árboles y otros recogen las nueces», opina Lorente.
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