La psicología de Bob Esponja
Durante más de dos décadas, la serie de dibujos animados ha logrado conectar con la audiencia por la transmisión de valores como la empatía, la importancia de la amistad o una incansable motivación para afrontar lo que venga.
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Los dibujos animados más míticos de las últimas dos décadas cumplen 25 años. Bob Esponja, serie creada por el caricaturista y biólogo marino estadounidense Stephen Hillenburg, ha acompañado las vidas de multitud de familias de 130 países. Los estudios de audiencias reflejan que sus episodios atraen cada semana a 60 millones de personas de todas las edades, por lo que se considera un referente cultural contemporáneo.
Como todo fenómeno de masas, esta serie tampoco ha quedado exenta de análisis. Las hazañas de Patricio, Calamardo o Don Cangrejo en la ciudad submarina Fondo de Bikini han propiciado algunas teorías psicológicas, como la que explicaba recientemente una usuaria de la red social TikTok, que defendía que cada uno de los personajes de la serie representaba un trastorno de salud mental: Bob Esponja representaría el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), Patricio tendría síndrome de Down, Calamardo habitaría la depresión, Don Cangrejo se vincularía con un desorden de personalidad narcisista y Plancton nos mostraría un trastorno bipolar.
Más allá de los estudios originados a través de las redes sociales, la revista Pediatrics publicó en 2010 un estudio donde señalaba que la serie podía provocar déficit de atención y problemas de aprendizaje entre menores de menos de cuatro años por tener un ritmo demasiado rápido. Sin embargo, y dejando a un lado la velocidad más o menos frenética de las acciones, cabría hacer un apunte: Bob Esponja está dirigido a edades de entre seis y once años.
Aunque haya a quien le sorprenda la popularidad y el recorrido de la serie de dibujos, la resistencia de Bob Esponja en las pantallas de todo el mundo se podría explicar tanto por la originalidad de sus personajes como por sus diálogos divertidos, la «limpieza» de sus enseñanzas y los recursos psicológicos que, de forma divertida, alcanza a transmitir. La pequeña esponja se despierta cada mañana con vitalidad y motivación para afrontar lo que venga a lo largo del día sin perder el ánimo. Cree en sí mismo pese a las adversidades que encuentra y aporta esperanza a la cotidianidad. Es la encarnación animada de la positividad. Además, el personaje principal está cargado de bondad y trata con calidez a quienes tiene alrededor, aunque sus circunstancias no siempre sean las idóneas.
Bob Esponja es la encarnación animada de la positividad
Pero si hay un mensaje que transpira a lo largo de todos los episodios es el valor de la amistad. Compartir momentos, embarcarse en aventuras y, sobre todo, reír y reír resultan primordiales en el día a día de Bob Esponja y su mejor amigo Patricio. Si ese humor resulta siempre y en todo momento conveniente sería otra cuestión que se podría analizar. No obstante, el personaje principal tiene una gran capacidad para valorar a sus amistades, ayudarlas y reconocer sus errores. Asume la responsabilidad, reconoce lo ocurrido y pide disculpas. Y, aunque a veces resulta molesto, terminan perdonándolo porque refleja honestidad en sus palabras: la sinceridad y la empatía le permiten establecer relaciones más saludables y consistentes con el resto. Si algo rezuma la pequeña esponja que vive debajo del mar es precisamente esa divertida transparencia, además de su capacidad para identificar las emociones y gestionarlas sin que le desborden. De hecho, los sentimientos que muestra nunca rozan el agobio o la frustración: siempre aparenta tenerlos bajo control.
La pequeña esponja asume la responsabilidad, reconoce lo ocurrido y pide disculpas
Una última cuestión que puede traslucir de la serie se vincularía con la relativización del aspecto físico. Con su aspecto extravagante y sus protuberancias, el personaje aboga por la autenticidad de quien quiere ser. Su vestimenta –corbata roja, calcetines altos, zapatos– le otorgan un aspecto particular que, sin embargo, forman parte de su identidad. Parece sentirse orgulloso de quien es. De hecho, cuando en ocasiones trata de parecerse a otro personaje y adoptar sus características, termina dándose cuenta de que no merece la pena, pues pierde su esencia y, en el camino, se vuelve irreconocible para sus amistades. Pese a los escollos, siempre le resulta más valiosa la autenticidad y la fortaleza de ser él mismo.
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