TENDENCIAS
Siglo XXI

Pensamiento contrafactual

Esto pudo ser de otra manera

Todos imaginamos escenarios alternativos a lo que realmente sucedió. Pero mientras algunos de estos pensamientos hipotéticos son capaces de mejorar el estado de ánimo y la toma de decisiones, otros pueden ser contraproducentes para la salud mental.

Artículo

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
04
junio
2025

Artículo

El semáforo peatonal está en verde. Empiezas a cruzar el paso de cebra y, de repente, un coche gira en la esquina a toda velocidad. Frena en seco a pocos centímetros de ti. Más allá del shock, no ha pasado nada grave. El conductor se disculpa, llegas al andén y piensas: «Por poco me mata». Así opera el pensamiento contrafactual: el cerebro imagina escenarios alternativos al hecho que realmente ocurrió.

Se trata de un reflejo cognitivo, todo el mundo crea simulaciones mentales sobre cómo pudo desarrollarse un evento o una situación pasada. «Si hubiera hecho esto o aquello…». Sin embargo, hay distintos tipos de pensamiento contrafactual. Este puede ser «ascendente», cuando el escenario contrario es más atractivo que lo ocurrido (por ejemplo, «si hubiera salido antes de casa no me habría encontrado al conductor imprudente»). O puede ser «descendente», cuando el pensamiento alternativo resulta peor que la realidad (por ejemplo, «podría haber muerto en ese cruce»).

El cerebro recurre instintivamente a este tipo de pensamientos hipotéticos pues le ayudan a revisar lo que sucedió para corregirlo y prepararse para el futuro. De acuerdo con investigadores de las universidades de Málaga y Dublín, «a través de la manipulación de las alternativas de las acciones pasadas, podemos analizar los errores del pasado, así como los aciertos. Como consecuencia, obtenemos unas conclusiones y recomendaciones que nos facilitarán el éxito en el futuro».

El cerebro recurre a los pensamientos hipotéticos pues le ayudan a prepararse para el futuro

Asimismo, pensar que las cosas podrían haber salido peor de lo que en verdad salieron y agradecer que en el fondo no nos fue tan mal tiene una «función reparadora del ánimo». Se despierta la gratitud, mejora el estado de ánimo e incluso modifica nuestra conducta.

Y utilizar el pensamiento contrafactual para mejorar el desempeño también puede ser favorecedor. Por ejemplo, si nos fue mal en un examen, podríamos pensar «pude haberlo hecho mejor». Si esta opción alternativa de los acontecimientos se enfoca desde un punto de vista que apunte a corregir el error para tener mejores resultados en el siguiente examen, el razonamiento contrafactual sirve como motivación y puede contribuir a potenciar el aprendizaje.

Pero ahí está el quid: el pensamiento contrafactual ascendente solo es beneficioso si se centra en alterar puntos específicos que están dentro del propio control. Pensar simplemente que algo pudo haber salido mejor, sin que haya una especificidad o la posibilidad de intervención personal, solo sirve para sentirse mal por lo que podría haber sido y no fue.

Efecto de contraste

Como explica la psicóloga Katherine Morgan Schafler, «cuanto más fácil nos resulta imaginar el desarrollo de una situación contrafactual, más influye ese pensamiento en nuestra reactividad emocional, en una dirección u otra (negativa o positiva)».

El cerebro evalúa la plausibilidad de un escenario alternativo y, con base en ello, reflexiona sobre sus posibles efectos. Perder un vuelo por dos minutos afecta muchísimo más el ánimo que perderlo por media hora. Ambos escenarios tuvieron el mismo resultado –ya se perdió el vuelo–, pero el contraste es distinto. Aunque comparten el mismo razonamiento simulado –«si hubiera llegado antes no lo habría perdido»–, en el primer caso la intensidad del pensamiento contrafactual determina de manera más radical el estado emocional.

Debido al razonamiento contrafactual, los medallistas de plata tienden a sentirse peor que los medallistas de bronce

Un estudio realizado después de los Juegos Olímpicos de 1992 encontró que los medallistas de plata tienden a sentirse peor que los medallistas de bronce pues su pensamiento contrafactual ascendente es más plausible y por lo tanto más intenso: «Podría haber ganado el oro». Por el contrario, quienes ganan el bronce suelen tener un pensamiento descendente que los hace sentir mejor y estar orgullosos de su desempeño: «Podría haber quedado fuera del podio».

Explorar lo que podría haber sido es una herramienta mental que sirve para prepararse para el futuro, aumentar la motivación y la satisfacción, tomar decisiones más informadas y aprender de las equivocaciones. No obstante, rumiar en exceso sobre escenarios alternativos puede afectar el estado emocional de forma negativa –especialmente aquellos sobre los que no se tiene ningún control (por ejemplo, no importa a qué hora se salga de casa, nada nos garantiza que las calles estarán libres de conductores imprudentes)–.

Según Schafler, el pensamiento contrafactual es una herramienta mental que sirve para organizar la información; sin embargo, todo dependerá de cómo se elabora el significado que se construye en torno a ella. En otras palabras, de cada cual depende si a esos «podría haber sido» se les puede sacar provecho o si se convierten, por el contrario, en un tormento.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME