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El nacimiento del ordenador

No podemos imaginar la vida sin los portátiles o los móviles, pero ¿cómo hemos llegado a tener un una máquina tan avanzada en nuestras manos? El ordenador ha tomado muchas formas distintas, desde el ábaco hasta los ordenadores de dos metros de la Segunda Guerra Mundial.

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25
agosto
2025

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No podemos imaginar nuestras vidas sin el ordenador. Ahora mismo estarás leyendo este artículo desde uno, porque tanto los ordenadores de sobremesa como los portátiles, los móviles o las tablets son ordenadores de distintos tamaños. El ordenador es el resultado de muchísimos siglos de investigación y avances matemáticos, pero no siempre contó con una pantalla ni un teclado. Los orígenes del ordenador se encuentran en el desarrollo de instrumentos para calcular, contar y registrar información; y, a pesar de que al principio eran rudimentarios, como el ábaco, evolucionaron hasta convertirse en instrumentos cada vez más sofisticados como máquinas eléctricas, computadores y ordenadores personales.

El ábaco y las primeras calculadoras mecánicas

El ábaco es un instrumento de cálculo que surgió hace 5.000 años, entre el 1000 y el 500 a. C. Sirve para hacer operaciones matemáticas sencillas, es decir, sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, pero también otras más complejas como calcular raíces. Se inventó en Asia Menor y se construía con un cuadro de madera con barras paralelas y bolas móviles. Más tarde, en la época romana, se construía en bronce.

Fue uno de los primeros intentos para automatizar el pensamiento matemático y el cálculo sistematizado. Su diseño fue imprescindible para las primeras calculadoras mecánicas, como la pascalina y la máquina de Leibniz.

El diseño del ábaco fue imprescindible para las primeras calculadoras mecánicas, como la pascalina y la máquina de Leibniz

Blaise Pascal, en 1642, concibió la idea de crear una máquina para facilitar a su padre la tarea de recaudar impuestos. Esa máquina acabó siendo la pascalina, una las primeras calculadoras mecánicas más relevantes de la historia. A través de una serie de ruedas dentadas, que estaban conectadas entre sí y giraban, se podía hacer sumas y restas con dígitos del 0 al 9. La pascalina demostró la posibilidad de mecanizar cálculos, permitiendo que se desarrollara la computación.

Sin embargo, en 1672, el filósofo y el matemático Gottfried Leibniz inventa una máquina, tras la invención de Pascal, que se conforma de un tambor en forma de cilindro y con un conjunto de dientes, que se utiliza como motor de cálculo. A pesar de poder hacer sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, es esta máquina es relevante porque consigue realizar secuencias repetitivas de operaciones.

Charles Babbage diseñó entre 1837 y 1871 dos máquinas: la primera, la máquina diferencial, que calculaba tablas mecánicas de forma automática; y la máquina analítica, que incorporaba una unidad aritmética, una memoria, una entrada de datos a través de tarjetas perforadas y una salida de datos impresa. No se llegó a construir en su totalidad, aunque sí contenía los principios de la computación moderna.

Asimismo, se considera que Ada Lovelace, hija del poeta Lord Byron y colaboradora de Babbage, es la primera programadora de la historia. Fue la primera persona que descubrió que la máquina analítica de Babbage tenía más aplicaciones aparte del cálculo, además de haber publicado el primer algoritmo destinado a que lo procesara una máquina.

La máquina de Alan Turing

El matemático inglés Alan Turing inventó una máquina fundamental en la teoría de la computación: se encargaría del proceso automático para determinar si un problema matemático se puede resolver a través de un procedimiento definido. En 1936 concibió la máquina universal, que se asemeja a un ordenador gracias a su capacidad de llevar a cabo múltiples procesos y de ejecutar la función de cualquier máquina de Turing.

La Segunda Guerra Mundial hizo que se desarrollara la computación para descifrar comunicaciones

Gracias a los avances anteriores, el ingeniero alemán Konrad Zuse diseño la Z1: una calculadora binaria, mecánica y eléctrica, que se programaba con cintas perforadas. Utilizaba un sistema binario en vez de decimal, y se mejoró en diseños posteriores llamados Z2, Z3 y Z4.

La Segunda Guerra Mundial hizo que se desarrollara la computación para descifrar comunicaciones. Por esta necesidad, en 1944 se construyen en el Reino Unido los ordenadores Colossus. Unos 10 ordenadores hacían esta labor y todos ellos contaban con 2.500 válvulas con casi dos metros de altura.

Tras la guerra, en 1946, se presenta en la Universidad de Pensilvania la ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Calculator), que funcionaba con más de 17.400 válvulas y fue el primer ordenador electrónico con un propósito general. Tenía un poder computacional equivalente a la máquina universal de Turing

Del transistor al iPhone

Para que los primeros ordenadores pasaran de tener un tamaño enorme a que se pudiera tener uno en casa, fue necesaria la invención del transistor. Se dio en 1947, y conecta tres terminales a un circuito electrónico. El microchip también fue clave para esta minimización del diseño de los ordenadores: se inventó en la década de 1950, y en él que se ubican circuitos electrónicos con un tamaño bastante reducido.

A partir de 1965 se integran dichos circuitos, y empresas como IBM y Microsoft (y unos años más tarde Apple) empezaron a comercializar los ordenadores, llevándolos desde las universidades hasta las oficinas y las casas. El primer ordenador personal fue el Kenbak-1, que se desarrolló en el garaje del ingeniero informático John Blankenbaker en el año 1970.

Como se puede observar, el nacimiento del ordenador refleja invenciones que surgieron de un objeto tan básico como el ábaco, pero sin las que sería imposible imaginar nuestra vida cotidiana. En una época en la que se habla tanto sobre la ingeniería, la computación y la inteligencia artificial, es valioso visibilizar los avances de la historia computacional que han dado forma a nuestra actualidad.

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