ENTREVISTAS

«En España hacen falta nuevos líderes»

Change.org es una plataforma social que puede detener un proceso de desahucios o ventilarse un programa de máxima audiencia de la parrilla de un poderoso canal de televisión.

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03
septiembre
2013

«Puedes provocar un cambio social si movilizas a los ciudadanos». Esta es la premisa clave del movimiento Change.org, una plataforma social capaz de detener un proceso de desahucios o ventilarse un programa de máxima audiencia de la parrilla de un poderoso canal de televisión. Charlamos con su precursor en España, Francisco Polo.

Has sido elegido por una importante revista como una de las 100 personas más influyentes de España y Latinoamérica, ¿cómo llevas la presión?

Presión ninguna; cuando me hacen ese reconocimiento, no es tanto por mí o porque yo sea influyente, sino por la gente que hay detrás. Hemos creado una plataforma que permite a la gente luchar por las causas que quiere y ellos son los protagonistas de todo esto. Nosotros nunca hablamos de alguien en Change.org que esté provocando los cambios, porque no es verdad; hablamos de Elena Alfaro, una madre que está luchando porque los libros de texto tengan un precio justo, o de una persona en Bermeo luchando para que no le echen de su casa porque está en paro, ha tenido un infarto cerebral y no puede pagar la hipoteca de su casa. Ellos son realmente los protagonistas y, cuando hacen ese reconocimiento, lo hacen por toda esa gente que está luchando por esas causas; sé que no va conmigo y no siento mucha presión.

Cuando entras en la web de Change.org, puedes leer el mensaje «¿Qué quieres cambiar?». ¿Qué quiere transformar Francisco Polo en España?

Quiero cambiar muchas cosas, pero lo más importante es la mentalidad de la gente. Muchos creen que no pueden cambiar las cosas; yo creo que esa es la principal barrera que tenemos y lo que impide que las cosas cambien en todos los aspectos: desde una persona que está viviendo una injusticia y que no hace nada por terminar con ella o una que está al lado, lo está viendo y no está haciendo nada por cambiarlo, hasta cuestiones mucho más de actualidad, como el empleo. Muchos dicen que no hay trabajo, pero no es verdad: hay mucho trabajo y hay muchos problemas por resolver. La gente podría decidir emprender mucho más de lo que lo está haciendo en España y aquellos que se han decidido a hacerlo alegan que no les dan créditos -no necesitas un crédito para iniciar un emprendimiento- o que no tienen tiempo –no necesitas mucho tiempo para encontrar algo que haya que resolver y buscar un modelo de negocio para sostenerlo-. Esa es la principal barrera: nos han dicho que somos consumidores, espectadores, que solo somos votantes y no es verdad; somos personas, ciudadanos y tenemos mucha más capacidad para cambiar las cosas de lo que creemos.

Entonces, ¿falta  espíritu activista, voluntad de corresponsabilidad en la ciudadanía española?

No creo que falte espíritu activista, pero no tenemos una tradición de lo que en Estados Unidos se llama organizing, es decir, que la gente se organice para apoyar a un político, cambiar una situación en su barrio o acabar con un problema a nivel estatal. Eso es una cuestión que se desarrolla con el tiempo. En otros países y culturas, como Reino Unido, donde hay una democracia mucho más longeva, es un proceso natural y algo muy habitual.

Una petición de Change.org le pide a Bruselas que no permita  que España recorte los derechos de Cataluña. ¿No teméis que la plataforma sea utilizada por algunos con fines políticos?

Para nada; al contrario, estamos abiertos a eso. Change.org es una plataforma abierta para que cualquier persona inicie una petición sobre lo que quiera: desde asuntos políticos a asuntos sociales, pasando por temas triviales o incluso peticiones de broma, que a veces tienen mucha más trascendencia que algunas otras. Esa es nuestra visión. Igual que en YouTube una persona puede subir un vídeo sobre lo que quiera, nosotros somos una plataforma en la que cualquier persona puede subir una petición sobre lo que le interese.

¿Cuáles son los filtros a la hora de seleccionar peticiones?

A priori no hay ningún filtro; es decir, somos una plataforma abierta y cualquier persona puede subir la petición, no las revisamos. Después, como cualquier otra plataforma -como Facebook o Google- tenemos unas líneas rojas mínimas: no se pueden hacer peticiones que generen odio hacia un grupo de ciudadanos o que sean discriminatorias, es decir, que inciten a la homofobia, al racismo…

Fuiste elegido emprendedor social del año. El emprendedor social trabaja por tener un impacto social positivo a la vez que genera negocio. ¿Cómo se financia Change.org?

Vuelvo al ejemplo de YouTube, porque es muy fácil de comprender: es una plataforma en la que tú puedes subir un vídeo de forma gratuita. Pero, si eres una empresa o una ONG, puedes ponerte en contacto con YouTube, pedir que promocionen tu vídeo y pagar por ello. Exactamente lo mismo puedes hacer en Change.org: si eres una ONG, puedes acudir a nuestro servicio de organizaciones y contactar para que tu petición sea promocionada; no solo que sea vista por más gente, sino que sea firmada por más personas y -lo que tiene más valor de una petición posicionada- al usuario le damos la posibilidad de pedir más información sobre la ONG o la empresa que está detrás de esa petición. Por ejemplo, si Cruz Roja inicia en Change.org una petición promocionada, la gente la ve más, la firman más y, además, una persona puede marcar una casilla en la que pide recibir información sobre Cruz Roja; le conectamos con Cruz Roja.

 

Pones como ejemplo Cruz Roja, que es una ONG. Pero vuestra plataforma también está abierta a empresas, ¿verdad?

Estamos abiertos a cualquier empresa que no traspase ninguna de las líneas rojas, pero lo cierto es que no a todas las empresas les interesa anunciarse en Change.org. Solamente en España, tenemos casi 3 millones de personas que forman parte de la plataforma y a las que les interesan temas sociales o relacionados con los animales; entonces, ahora mismo, a quien mejor podemos servir es a las organizaciones que tienen algún trabajo en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa o algún producto que tenga que ver con la sostenibilidad.

Supongo que nos vas a decir que cada una de ellas, pero, si tuvieras que elegir, ¿cuáles son las principales conquistas de Change.org?

Cada una de ellas (Risas). Es que esa es también la esencia de ser una plataforma abierta: a cada persona le preocupan unas cosas. Incluso a mí, yo tengo mis propias luchas o temas sociales que me interesan y tengo otros que puedo entender, pero que no me movilizan. Gracias a la plataforma, hemos podido descubrir que hay mucha gente interesada en la protección de los animales o mucha gente luchando por los derechos de las parejas homoparentales. Descubres que, para cada uno, la causa que está defendiendo es la importante. Ahora bien, sí que hemos tenido campañas más relevantes, como la que inició Pablo Herreros –un bloguero muy importante en el ámbito de la comunicación- el año pasado por estas fechas. Descubrió que el programa La Noria de TeleCinco, que era prime time y líder de audiencia los sábados por la noche, había decidido invitar a la madre del Cuco, una persona que había sido condenada por ocultar el cadáver de Marta del Castillo. Que la madre acudiese al programa no era un problema para Pablo, porque estaba dentro del ámbito de la libertad de expresión y del derecho de información de una cadena de televisión; el problema era que le iban a pagar por hacer esa entrevista. Así que Pablo, que lleva muchos años luchando para que sus hijos no crezcan en un mundo donde se premia a los delincuentes, montó una petición en un fin de semana pidiéndole a los anunciantes de La Noria que no respaldaran el contenido del programa y que retiraran su publicidad si no se comprometía a no pagar a la madre del Cuco. Ésta fue, le pagaron y, tres días después, Campofrío fue la primera marca que anunció que retiraba su publicidad de La Noria. A partir de ese momento, se inició una cascada de retiradas de publicidad del programa, hasta que, al cabo de dos días, ocurrió algo que nunca antes había sucedido en nuestro país: un programa prime time, con más de dos millones y medio de espectadores, hizo una transmisión de cuatro horas y media sin un espacio de publicidad. Ese programa fue desarticulado en dos partes: primero lo retrasaron a las 12 de la noche y luego, en abril de este año, lo retiraron. Pero la victoria no solo fue esa; además, TeleCinco retiró dos programas más de contenidos similares y tuvo que reunirse con todos los anunciantes para pedir disculpas. Nunca pidieron disculpas a la audiencia ni a la familia y no se han comprometido a no pagar a delincuentes, pero Pablo Herreros ha conseguido la notoriedad y los seguidores para continuar esa campaña y ahora ha estado hablando con diputados para intentar promover un cambio en la legislación, para que no se pueda pagar a familiares o a criminales que hayan cometido algún delito. Es un buen ejemplo. Las empresas son responsables de dónde se anuncian y no eran conscientes de eso hasta ese momento. Ahora, la publicidad se hace dentro del programa de televisión; incluso en los telediarios, el presentador se tiene que involucrar mucho más, sin separar el programa del anuncio. Eso muestra que las empresas son muy conscientes de dónde quieren que se anuncie su producto, con quién, cómo, cuándo…

¿Qué opinas de movimientos como el 15-M o el 25-S?

Yo creo que al 15-M se le ha pedido mucho más de lo que podía dar. Ha sido algo importantísimo en la historia de nuestro país, porque ha conseguido algo que cualquier organización, empresa o persona que quiera cambiar las cosas aspira a conseguir: colocar en la mente de la gente la necesidad de que haya cambios en el ámbito político, económico y social. A nivel social, ha servido para que nos diésemos cuenta de que no vivíamos en un país tan próspero como nos parecía, sino que vivimos en un país donde mucha gente pasa necesidad y donde es necesario que todos arrimemos el hombro y sigamos participando con organizaciones sociales contra los problemas que existen, como los desahucios. En el ámbito de la economía, para ver cómo ha sido posible que los bancos colocasen ciertos productos a gente que no sabía casi ni leer ni escribir o que no sabía qué era una hipoteca o eso del 10% del retorno. Y, en el ámbito político, el hecho de que los políticos se hayan convertido en una casta. No es posible acceder a la política por la vía normal, debido al sistema de partidos que impide que participes directamente, y lo único que hacen es elevar las barreras de la participación, en lugar de facilitar que la gente participe. Esas son cuestiones que el 15-M ha conseguido poner en la mente de las personas y es un gran logro. A nivel de organización, estaban mucho más organizados de lo que la gente creía. Había algunas, como la plataforma Democracia Real, ¡Ya!, que sí tenían una organización y estaban lideradas por un grupo de personas que, en el momento culminante, prefirieron no salir a liderar. Creo que lo que necesita este país son nuevos y buenos líderes. Nuestra historia viene marcada por una serie de líderes que han sido caciques o dictadores y no tenemos buenos ejemplos de liderazgo, como en otros países. Y la consecuencia de eso es que nadie quiere dar la cara para cambiar las cosas; nadie quiere dar un paso adelante, meterse en política y trabajar para que las cosas salgan adelante. La gran crítica es que han desaprovechado la oportunidad de demostrarnos nuevas formas de liderazgo, con personas que demuestren que no es necesario ser un tirano, sino que se puede liderar uniendo a la gente y haciendo que cosas que de forma individual no podrían pasar, unidos ocurran. Pero, para eso, hace falta pegamento y ese pegamento son los líderes.

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