Salud
Cannabis medicinal: primeros pasos para regularlo
El Ministerio de Sanidad avanza en una norma que permita usar el cannabis con fines terapéuticos en dolencias muy concretas y que podrá mejorar la vida de al menos 200.000 personas.
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El pasado 4 de marzo se cerraba una consulta pública para recoger las valoraciones de ciudadanía, organizaciones de la sociedad civil, colegios profesionales y sociedades científicas, antes de que el Ministerio de Sanidad desarrolle un Real Decreto sobre el uso medicinal del cannabis.
La norma se destinará a ampliar la utilización farmacológica del cannabis, que ya viene usándose en dos medicamentos para la epilepsia y la esclerosis. Aún están pendientes de detallarse, tras la consulta pública, los usos específicos a que se destinaría el cannabis en esta nueva fase. En cualquier caso, estarán centrados en enfermedades que conllevan síntomas para los que hay base científica probada de la efectividad del cannabis: inhibición de náuseas, pérdida de peso y dolor crónico que afecta a los enfermos de cáncer, inhibición de rigidez muscular en enfermos de esclerosis y de convulsiones en aquellos que sufren epilepsia.
Actualmente el cannabis ya viene usándose en dos medicamentos para la epilepsia y la esclerosis múltiple
Hablar de legalización del cannabis, aunque sea en su aspecto puramente medicinal, despierta las alarmas de la controversia. Hablamos de una de las drogas recreativas cuyo uso más extendido está entre la población. Y, como toda droga, su consumo implica un riesgo de adicción, aparte de otras consecuencias negativas para la salud. Un consumo habitual de cannabis puede afectar a las zonas del cerebro responsables de la memoria, la atención, el aprendizaje, la coordinación y las emociones. También provoca en el consumidor una desconexión del tiempo tal como lo tenemos estipulado, y un placentero estado de abandono en que el dolor tiende a diluirse. Y es aquí donde deben debe diferenciarse entre dos de las numerosas sustancias químicas que contiene el cannabis.
El cannabidiol, de venta libre y popularizado como CBD en los últimos años, es una sustancia obtenida del cáñamo, una forma de cannabis sativa que contiene ínfimas cantidades de tetrahidrocannabinol, o THC, la sustancia química de dicha planta responsable de sus principales efectos psicotrópicos y, por tanto, también de las posibles adicciones y daños en el consumidor. Por su parte, el CBD tiene una ya larga tradición de uso en los Estados Unidos, donde fue legalizado en 2018. En aquel país, aparte de para un consumo particular que podríamos considerar meramente recreativo, es recetado para la epilepsia, el párkinson, la enfermedad de Crohn, la ansiedad y los dolores extremos.
El cannabis contiene más de 100 sustancias químicas que pueden alterar nuestro organismo y de las que las más conocidas son el THC y el CBD
Ambas sustancias forman parte de los fitocannabinoides, una larga lista de más de 100 compuestos activos que anidan en la planta del cannabis y que pueden afectar a nuestro cuerpo cuando son consumidos por inhalación o por ingesta. Y ambas son las más conocidas. Pero la potencialidad terapéutica de la planta no se encuentra únicamente en estos dos compuestos activos, sino en las infinitas combinaciones del resto de los que contiene.
A día de hoy, los dos fármacos a base de cannabis cuya venta está autorizada en nuestro país son el Sativex, que contiene dronabinol y CBD, destinado a personas con esclerosis múltiple, y el Epidyolex, que contiene CBD y es recetado para personas aquejadas de epilepsia.
Por todo esto, el Ministerio de Sanidad arranca esta nueva regulación del uso terapéutico de la planta con todas las precauciones posibles. Para ello, las autoridades insisten en que el uso medicinal de extractos o preparados estandarizados de cannabis en pacientes con cuadros médicos concretos evitará en todo momento confundirse con una invitación al uso generalizado de cannabis por la población.
La evidencia de los beneficios médicos del cannabis no está asegurada al cien por cien, a pesar de su uso ya generalizado en pacientes con determinadas dolencias. Por ello, la nueva medida parte de la base de que podrá servir de análisis y mejora en los tratamientos de cara al futuro inmediato.
Basándose en las normativas de países cercanos que ya regulan el uso medicinal del cannabis, como Portugal, Noruega o el Reino Unido, y en línea con la Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas, que reconocen su potencialidad terapéutica, el Ministerio de Sanidad asegura que esta medida podría beneficiar a más de 200.000 personas en España. Este cálculo se ha realizado tomando como base Israel y Canadá, los dos países más avanzados en la regulación medicinal del cannabis. En ambos, cerca de un 0,7% de la población es usuaria. Este porcentaje supondría, en nuestro país, evitar dolencias a esas 200.000 personas a quienes pretende llegar el Ministerio de Sanidad con esta nueva medida.
Hablamos, por tanto, de una regulación que permitirá un uso responsable limitado únicamente a quienes sufran las dolencias que definitivamente establezca la norma. Una regulación que, lejos de controversias, supondrá un avance en los análisis científicos que permitan ampliar la gama de medicamentos de los que hacemos uso para mejorar nuestra calidad de vida. No debemos olvidar que todos los medicamentos son evoluciones de sustancias químicas que, al fin y al cabo, pueden convertirse en adictivas, debido el alto riesgo de dependencia que conlleva su consumo.
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