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«El gran reto no es descubrir nuevos tratamientos, lo importante es que lleguen a más gente»

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Ana Urmeneta, Responsable de Sostenibilidad de Boehringer Ingelheim, conversa con el neurólogo Carlos Molina sobre la Iniciativa Angels, un proyecto global que tiene como objetivo mejorar las posibilidades de supervivencia de pacientes con ictus y contribuir a una buena recuperación a largo plazo. Desde su creación en 2016, se calcula que 7,5 millones de personas han sido tratadas en más de 6.000 hospitales Angels a nivel mundial.


Ana Urmeneta: Desde su lanzamiento en 2016, la iniciativa Angels ha ayudado a mejorar la asistencia ante accidentes cerebrovasculares agudos. Esta iniciativa está dirigida por Boehringer Ingelheim, en colaboración con la Organización Europea de Ictus, la Alianza de Ictus por Europa y diversas organizaciones nacionales, empresas e instituciones sanitarias. En 2021, el doctor Carlos Molina recibió el Premio Espíritu de la Excelencia que entrega la iniciativa Angels en España. Con una trayectoria reconocida a nivel nacional e internacional, Carlos Molina es el director de la Unidad de Ictus del Hospital Universitari Vall d’Hebron desde hace más de 15 años. Además, dirige la Unidad de Investigación de Ictus y tiene amplia experiencia en la coordinación de ensayos clínicos. ¿Cuáles son los logros que se han conseguido con la iniciativa Angels?

Carlos Molina: La iniciativa Angels, como bien has dicho, empezó hace ocho años aproximadamente, con un gran esfuerzo de Boehringer Ingelheim para apoyar, no solo el tratamiento, sino también el manejo agudo de ictus, y eso ha tenido un impacto global impresionante. En Sudáfrica, por ejemplo, se incrementó el número de unidades de ictus. Se incrementó de forma exponencial también en América Latina. He tenido la suerte de ayudar a la coordinación, con la iniciativa Angels, de un programa de desarrollo de unidades de Ictus y mejorar las vías de acceso a los tratamientos de repercusión cerebral a nivel regional en América Latina. Hace cinco años prácticamente no había unidades de ictus y ahora hay más de 150 acreditadas en América Latina. 

¿Y cuáles crees que son los elementos que han sido claves para el éxito de la iniciativa?

Lo más importante es el compromiso, la constancia en alinear a todos los stakeholders. Coordinar, alinear a todos los agentes involucrados, incluidos aquellos que son los pagadores. Entender los sistemas sanitarios, customizar las soluciones a los aspectos culturales de cada país. No hay una sola solución para el ictus. Tenemos que entender otros aspectos que son importantes también en el acceso a la salud. Este no solo depende de una patología, depende del entorno cultural, social y también del sistema sanitario en el que nos encontramos y hay que adaptar la solución. Y aquí es donde realmente la iniciativa Angels impacta: en adaptar, ajustar estas soluciones a las realidades de cada país, cada región.

«El gran reto ya no es descubrir nuevos tratamientos, sino que lleguen a más gente»

¿Cuál crees que es el principal reto que hay actualmente en el abordaje del ictus?

El gran reto ahora es el diagnóstico prehospitalario del ictus: poder discriminar entre ictus isquémico e ictus hemorrágico ya en las ambulancias. Las conexiones por telemedicina mejoran el diagnóstico en los pequeños hospitales para que, desde los hospitales de referencia, se pueda tratar a los pacientes de forma remota. Pero, a nivel de las ambulancias, necesitamos sistemas que sean rápidos, reproducibles y fáciles para poder diagnosticar pacientes. Es decir, que, al igual que el infarto de miocardio, se puedan  tratar los ictus en las ambulancias. En pacientes con ictus, el tema no está en desarrollar nuevos tratamientos, está en implementarlos. ¿Y cómo podemos implementarlo desde el punto de vista del manejo hospitalario? Mejorando los flujos entre el hospital, los workflows. Desde la llegada del paciente a urgencias hasta el TAC. Angels fue una de las grandes impulsoras de este traslado directo al TAC. Creo que es una cultura ya mundial y se puede optimizar aún más y se tiene que acostumbrar a las distintas realidades de los hospitales en los distintos sistemas sanitarios. Yo creo que el gran reto no es tanto descubrir nuevos tratamientos, ya se ha descubierto bastante, sabemos cómo tratar los ictus, lo importante es que lleguen a más gente.

¿Qué aspectos son claves en la atención y el tratamiento de los pacientes?

El tiempo es lo más importante. Cada minuto cuenta. Cada minuto que pasa, más de 2 millones de neuronas mueren y eso es algo que se tiene que transmitir a la sociedad. La comunicación entre los profesionales es básica, fundamental, pero esto se inicia con una llamada al 112.

¿Cómo ayuda la iniciativa Angels a que más personas conozcan los síntomas y tomen medidas?

A lo largo de los últimos años, la iniciativa ha desarrollado distintas estrategias para promocionar la salud y muy concretamente los signos de alarma del ictus. Yo pienso que la más notoria y original es la campaña Heroes, que es una serie infantil. Los niños reconocen los síntomas del ictus y salvan la vida de su abuelo. Esto tiene un impacto global. Yo creo que ha sido un gran éxito en la promoción de la salud, sobre todo en qué hacer ante un ictus y sobre un target que es muy importante, los más jóvenes.

«Cada minuto que pasa, más de 2 millones de neuronas mueren y eso es algo que se tiene que transmitir a la sociedad»

Y tras la atención de urgencia de ictus, ¿qué importancia tiene el seguimiento y la continuidad del tratamiento a largo plazo?

Los pacientes pueden tener una recurrencia de ictus, es decir, puede repetir. También puede haber una progresión del ictus a pesar del tratamiento inicial, puede haber complicaciones en la fase aguda. Por tanto, es muy importante el manejo de unidades de ictus y, una vez que el paciente se da de alta, el seguimiento y control de los factores de riesgo vascular y tratamientos específicos para reducir el riesgo de recurrencia y mejorar la calidad de vida y optimizar todos esos resultados que hemos obtenido en la fase aguda.

En 2021, recibiste el premio al Espíritu de la Excelencia de Angels. ¿Qué reconoce este galardón?

Bueno, este premio reconoce el esfuerzo de coordinación, de promoción, de formación de la iniciativa. Para mí fue un privilegio recibirlo, un gran honor también el formar parte de esta gran familia. Es un liderazgo compartido que creo que es una nueva forma de cómo se están llevando las cosas a nivel global, ya no solo viendo las cosas desde nuestra perspectiva europea, con unos recursos establecidos y un sistema que funciona, sino planteando las cosas desde una perspectiva diferente, con un sistema sanitario, una gestión y un sistema de pago diferentes. Teniendo en cuenta aspectos culturales y espirituales de las personas que hay que respetar desde el principio. El diseño de todas estas estrategias tiene que tener en cuenta a las personas desde el principio, no al final.

Para acabar, ¿hacia dónde esperas que evolucione Angels?

Es difícil porque creo que se han sobrepasado las expectativas iniciales. Yo creo que está llegando a todos los rincones del planeta. Yo espero que algún día se puedan reducir las diferencias regionales que hay en el tratamiento y mejorar el acceso. Creo que es la gran asignatura pendiente: mejorar el acceso de los pacientes. Esa es la clave. Por eso estamos trabajando.


Descubre más sobre el compromiso de Boehringer Ingelheim con la sostenibilidad

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