Sociedad
«Los puteros son clientes de los proxenetas, no de las mujeres»
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2024
Artículo
Amelia Tiganus (Galati, Rumanía, 1984) es la presidenta de la Federación Estatal de Mujeres Abolicionistas, directora general del Proyecto Social Emargi y referente en la lucha contra la prostitución. En su libro ‘La revuelta de las putas’ (Ediciones B) cuenta su historia como superviviente de la explotación sexual y reflexiona sobre las dinámicas que permiten que esta actividad criminal suceda.
Como activista y superviviente de explotación sexual, tu discurso abre los ojos a mucha gente. ¿Por qué crees que, como sociedad, preferimos mirar hacia otro lado?
Creo que esta dinámica está cambiando, porque cada vez hay más familias preocupadas por la realidad de la violencia sexual y cómo esta propaganda está entrando en sus casas. Hasta ahora el tema de la violencia sexual formaba parte del tabú de las sociedades y siempre se victimizaba, se revictimizaba, se culpabilizaba y se estigmatizaba a las propias víctimas, a las mujeres, sin entrar en la elaboración de un pensamiento más reflexivo sobre qué es lo que ocurre. Esto tiene que ver con la cultura de la violación, que es un concepto creado por las feministas radicales de los años 70 del siglo pasado que nos habla de una cultura que siempre pone el foco sobre la víctima cuestionando su relato e invisibilizando a los responsables, cuando no excusándolos. Al incluir el tema de la prostitución y de la pornografía en este debate, somos más conscientes de que los agresores son personas perfectamente sanas, pero debido a su socialización y todos los estímulos que reciben están construyendo su manera de relacionarse en el mundo y ahora identificamos que hay una industria criminal que utiliza la pornografía como marketing del consumo de prostitución.
¿Consideras entonces que ha habido un cambio de tendencia a favor del abolicionismo en los últimos años?
Sí, creo que las activistas hemos desempeñado una muy buena labor de concienciar, y que a nivel social este debate sobre la abolición de la prostitución está ganando cada vez más terreno. Vemos también cómo las resistencias están realmente en nuestros responsables políticos.
«No hay medidas ni partidas presupuestarias para las víctimas»
¿Cómo valoras la ley propuesta por el PSOE para abolir la prostitución y endurecer la persecución del proxenetismo, y su reciente fracaso?
Esta propuesta de ley contra el proxenetismo, que no es una ley abolicionista, sino parte de una estrategia para conseguir legislación abolicionista, era una propuesta muy potente. Lo que considero que no fue una buena idea es que el PSOE no se hubiera garantizado el apoyo del PP, con el que contaba en la anterior legislatura, sabiendo que no iba a conseguir el apoyo de sus aliados de gobierno. Ha sido una mala jugada y me deja cierta sensación de que ahora el discurso pueda ser «bueno, lo hemos intentado y no ha salido». El reproche que ha recibido esta propuesta de cambio del Código Penal es que no hay medidas ni partidas presupuestarias para las víctimas, que es una demanda clarísima del movimiento abolicionista, y también se oponen a sancionar a los puteros. Es una manipulación de lo que representa, porque no es una ley integral que pueda incluir todos estos ejes tan necesarios para abolir la prostitución, pero si no lo es, es justamente porque estos propios partidos autodenominados de izquierdas son los que se han opuesto a crear dicha ley integral abolicionista.
España es el primer país de Europa en consumo de prostitución. ¿Cuál es la responsabilidad del Estado?
Entendiendo que la sociedad civil forma parte del Estado, porque muchas veces cuando hablamos del Estado pensamos solo en las instituciones representantes del Estado, juega un papel fundamental este paraguas que pone nuestra legislación y que permite que sigamos en este top 3 a nivel mundial, solo después de Tailandia y Puerto Rico. Somos la Tailandia Europea, este es el título que ostentamos.
«Estamos dejando en manos del crimen organizado la educación sexoafectiva de nuestra gente más joven»
Tenemos que ser conscientes de lo que representa estar a la cabeza en consumo de prostitución y es importante entender las dinámicas de los puteros. Ellos están creando y generando una demanda que se convierte en exclusiva porque marcan el producto que desean catar (no nos olvidemos de que las mujeres somos productos en esta industria). Ahora mismo el producto más exclusivo son las menores de edad y las autóctonas y el crimen organizado se está sirviendo de los avances de la tecnología para captar a las adolescentes en una etapa muy vulnerable, tratando de convencer a nuestras niñas de que su único valor es la imagen, el cuerpo, la intimidad, y que el sinónimo de éxito es el grado de excitación que despierte en los hombres bien sea a través de la recompensa de likes en TikTok o en Instagram, bien sea mercantilizando y monetizando directamente esas imágenes a través de otras aplicaciones como puede ser Onlyfans. Tenemos la responsabilidad de estar dejando en manos del crimen organizado la educación sexoafectiva de nuestra gente más joven, y permitiendo que esta industria criminal convierta a nuestras niñas en la materia prima de este negocio que tantísimo dinero mueve, y a nuestros niños varones los convierte en consumidores de ese producto, porque así como las niñas no nacen para ser putas, los niños tampoco nacen para ser puteros, violadores o agresores sexuales.
¿Una mejor educación sexual desde la infancia podría marcar una diferencia en la aceptación de la prostitución y de la violencia sexual?
Sin duda, la educación sexoafectiva basada en los valores de los derechos humanos y en la ética feminista y del buen trato es importantísima desde la cuna. No me refiero a ir por ahí contando cosas súpercomplejas incompatibles con la edad de las criaturas, pero que desde pequeñitos seamos conscientes de la importancia que tiene el que sepan identificar y nombrar sus emociones, y todas las partes del cuerpo con su nombre correcto, y poquito a poco ser ejemplos también de cómo hay una parte de intimidad que tenemos que guardar para nosotros mismos pero que esta intimidad esté ligada siempre al bienestar, al placer, al sentirse segura o segura en ese momento…
«La Policía Nacional está alertando de que el número de consumidores es cada vez mayor y su edad cada vez menor»
¿Crees que la pornografía tiene una gran influencia en la educación sexual que los jóvenes reciben?
Sí, de hecho considero que es la pornografía la que educa, y los educa de forma muy brutal, cuando hace pasar la violencia sexual y la violencia contra las mujeres –desde las humillaciones y los golpes, hasta la tortura– por sexo. Es algo que nos tiene que alarmar muchísimo, chicas y chicos consumen pornografía, aunque no para lo mismo. En estas dinámicas en las que los hombres se supone que tienen que tener la iniciativa y estar con muchas mujeres para ser considerados «hombres de verdad», ellos consumen para ver qué es lo que tienen que hacer y ellas consumen para ver qué es lo que se espera de ellas. Esto claramente nos está dando información de que lo que hacen es aprender a través de la pornografía, que se ha convertido en la gran educadora de lo que es la sexualidad, y eso incluye las emociones.
Hemos hablado de que los puteros están cada vez peor vistos, ¿eso significa que cada vez hay menos?
No, ojalá fuera así. Es cierto que los puteros están cada vez peor vistos, y esto también es un logro de las feministas abolicionistas, que hemos puesto el foco por primera vez en la historia en quienes son el brazo ejecutor de este negocio criminal y quienes financian al crimen organizado, porque esos cinco millones de euros [diarios] que mueve la prostitución y la explotación sexual de mujeres en este país sale de los bolsillos de nuestros padres, amigos, hermanos, vecinos, profesores y un largo etcétera. Ahora lo que estamos identificando es que justamente por esa peor imagen de los puteros, y juntándolo con las tecnologías y los avances de internet, la prostitución y el consumo de prostitución se está convirtiendo en algo bastante más privado. Así, la prostitución se está moviendo de esos macroprostíbulos de carretera y se está trasladando a los pisos. Y no hay menos, de hecho la Policía Nacional está alertando de que el número de consumidores es cada vez mayor y la edad de esos consumidores es cada vez menor. Los puteros se adaptan a lo que hay, si me siento intimidado porque no está bien visto y me van a recriminar, busco la manera para que sea menos visible. Los proxenetas se adelantan para ofrecerles a sus clientes todas las comodidades, porque los puteros son clientes de los proxenetas, no de las mujeres.
«Los cinco millones de euros diarios que mueve la prostitución en España salen de los bolsillos de nuestros familiares y amigos»
Has dicho muchas veces que no hay apenas mujeres encantadas de ejercer la prostitución. ¿En qué consiste el proceso de fabricación de una puta?
Este concepto lo he desarrollado más en mi libro, pensando en cómo a mí me habían convertido en una puta. Cómo esa niña que nació en Rumanía a finales de la Guerra Fría en una familia de clase obrera, que soñaba con ser profesora o médica, una niña inteligente, curiosa y cariñosa se convirtió en la puta de todos y de todas. En ese proceso de reflexión identifiqué claramente cómo es la violencia sexual la que se utiliza para destruir a una persona a nivel emocional, físico y mental, y cómo es la propia comunidad la que forma parte activa de ese proceso de fabricación de la puta, cuando las víctimas de violencia sexual, que mayoritariamente somos mujeres pobres, sufrimos ese abandono social, ese castigo por parte de nuestras comunidades. En este sistema de fabricación de la puta, a mí en mi juventud me fabricaron de forma artesanal de la misma forma que se ha utilizado a lo largo de los 5.000 años de patriarcado. Ahora mismo, además, se fabrican putas a escala industrial a través de las redes sociales y a través de esa indiferencia que hay por parte de las personas adultas, que tenemos la responsabilidad de responder a esto.
¿Qué opinas del argumento de que las mujeres debemos tener la libertad de elegir si queremos vender o no nuestro cuerpo?
Cada vez que escucho esta frase identifico claramente el desconocimiento que hay sobre cómo se ha construido este mundo en el que vivimos y cómo hace miles de años ya a las mujeres solo se nos dejó existir para los hombres, en el ámbito privado a través de los cuidados, el matrimonio y la familia o en el ámbito público, como mujeres públicas, como prostitutas. Entonces si la única elección que se nos ha dejado desde hace entre 5.000 y 7.000 años es elegir entre servir a uno o servir a todos para sobrevivir, entonces no entiendo este empeño en luchar por la libertad de las mujeres de vender su sexualidad cuando es ya una obligación desde hace miles de años. Lo auténticamente transgresor es luchar por la libertad sexual de las mujeres y creo que solo la defendemos las abolicionistas, porque entendemos que las mujeres tenemos derecho a disfrutar, a gozar de nuestra sexualidad, a tener encuentros que nos eleven como seres humanos y que nos conecten con el bienestar y no entendemos por libertad sexual la libertad de vender nuestra sexualidad, porque quien vende su libertad se convierte en esclavo.
«Se fabrican putas a escala industrial a través de las redes sociales y de esa indiferencia que hay por parte de las personas adultas»
Por otro lado, defines los locales donde se prostituye a mujeres como campos de concentración. ¿Cómo se logra deshumanizar a las mujeres?
Creo que es muy difícil entenderlo para una persona que no ha estado explotada sexualmente. Si solo por unos instantes pudiéramos imaginar cómo sería nuestra vida lejos de todo aquello que conocemos, en un país extraño donde no conocemos a nadie, ni siquiera el idioma, donde tenemos que ser para el otro constantemente, vestir como el otro quiere, comer cuando nos dejan, hacer fila durante las 24 horas para absolutamente todo y que durante horas se nos convierta en instrumentos a través de los cuales eyacular… Imaginémonos que durante las 24 horas del día tenemos que estar disponibles para que se nos manosee, se nos babee, se nos penetre por todos los agujeros… toda esta realidad tiene que ver con la deshumanización, la despersonalización, porque igual sirve una que otra, porque las mujeres son cosas en el sistema prostitucional. Es despersonalización y es sobreexplotación, porque no se explota la capacidad o la fuerza de trabajo, se explota a un ser humano en todo su ser. Hay gente que dice: «A mí mi jefe también me explota porque no me paga las horas» y yo digo, claro, pero imagínate que, además de eso, tu jefe te penetra.
Además de la violencia sexual, la prostitución lleva muchas veces aparejada otras formas de violencia. ¿Por qué algunos hombres se ven con derecho a ejercer la brutalidad contra estas mujeres?
Porque están amparados por el Estado, del que todos formamos parte como sociedad, y porque encuentran en la prostitución ese oasis machista donde pueden seguir siendo los mismos hombres de siempre, donde pueden seguir haciendo esas cosas que ya no tienen permiso para hacer fuera del espacio prostitucional. Si sales de fiesta y te meten mano es considerado agresión sexual y tienes el derecho de denunciar. ¿Y a dónde van esos agresores, que ya no pueden acosar porque existe una penalización, no solo jurídica sino también social? Pues van al puticlub.
¿Y cuáles serían los pasos a dar, a nivel social y político, para poder erradicar la prostitución?
Lo que necesitamos primero son herramientas jurídicas: conseguir, en esa ley integral que pedimos, perseguir todas las formas de proxenetismo y a los demandantes de prostitución, que además considero que deberían estar inscritos y que aparezca en su registro de delitos sexuales para que no puedan trabajar con menores de edad o con personas en situación de vulnerabilidad. Después, que haya políticas públicas destinadas a la prevención, reparación y protección de las víctimas, que incluyan derechos como una ayuda económica, acceso a la vivienda de forma digna, formación, terapia, asesoramiento jurídico, acompañamiento psicosocial, papeles, trabajo, etc. Estos derechos se extrapolan a estas mujeres y a todas las demás, ¿qué trabajos queremos para nuestras hijas? ¿Ser esclavas sexuales de los hombres? ¿Es ahí donde las queremos colocar? Pues si no, necesitamos formar a todos los profesionales de la sociedad, porque todos de una u otra forma interactúan con esta realidad: los profesionales del ámbito sociosanitario, profesionales de los cuerpos de seguridad del Estado, profesionales docentes, profesionales de la comunicación… todos deben tener acceso a una formación profunda y de calidad acorde a estos principios, que simplemente intentan proteger los derechos humanos de las mujeres y de las niñas.
COMENTARIOS