Sociedad

¿Por qué nos tatuamos cada vez más?

En civilizaciones antiguas, los tatuajes era un símbolo de estatus y conexión con los antepasados. Hoy, el 38% de la población mundial tiene al menos un tatuaje. Sin embargo, también ha crecido la cantidad de clínicas que los eliminan.

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22
mayo
2024

Hoy en día, el 38% de la población mundial tiene al menos un tatuaje, siendo España el sexto país con más personas tatuadas. Se estima que solo en la península hay cerca de 3.000 estudios abiertos dedicados al arte corporal, que mueven más de 180 millones de euros, según cifras de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP). La demanda se ha multiplicado en los últimos años, aunque se trata de una práctica milenaria que ha ido cambiando su significado con el paso del tiempo.

En el Antiguo Egipto, los tatuajes eran símbolos de estatus y protección que adornaban los cuerpos de faraones y sacerdotes con elaborados diseños que representaban a los dioses y demás poderes divinos. De hecho, investigaciones recientes han revelado tatuajes en momias egipcias que datan de hace más de 5.000 años.

En la Polinesia, por su lado, los tatuajes tenían un significado espiritual que se empleaba para marcar hitos importantes en la vida de una persona y servían como símbolo de conexión con sus antepasados. Por ejemplo, en la cultura maorí de Nueva Zelanda, el tatuaje facial conocido como «moko» era considerado una manifestación de la identidad y el estatus de un individuo dentro de la comunidad.

En la cultura occidental, durante mucho tiempo, el tatuaje fue estigmatizado, asociándoseles a criminales y marginados sociales. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, el tatuaje experimentó un renacimiento en Occidente, gracias en parte a la influencia de marineros y viajeros que traían consigo diseños exóticos de tierras lejanas.

Más adelante, ya en la década de 1970, el tatuaje se popularizó aún más con la llegada de la cultura del punk y el movimiento de contracultura, convirtiéndose en una forma de rebelión para una nueva generación de jóvenes. Según el historiador Matt Lodder, esta época marcó el comienzo de la aceptación generalizada del tatuaje en la sociedad occidental, alejándolo de su asociación previa con la delincuencia y el tabú.

En el Antiguo Egipto, los tatuajes eran símbolos de estatus y protección para faraones y sacerdotes

En la actualidad, el tatuaje ha evolucionado hasta convertirse en una forma de expresión de la propia identidad, las creencias y demás experiencias personales. La nueva explosión del tatuaje que se debe, en gran medida, a su creciente visibilidad en redes sociales. «Cada vez nos tatuamos más gracias a Instagram, que nos muestra un estilo de vida, nos enseña una gran diversidad de obras y estilos, y nos hace conocer a más y mejores artistas. Al crearnos esa necesidad y hacerla más accesible, más cae su estigma y más gente se tatúa», afirma Yury Krylov, tatuador del barrio madrileño de Lavapiés.

Además, este fenómeno también está introduciendo a nuevos artistas en la profesión. «Antes muchos entraban como aprendices y conocían el oficio, pero ahora cada vez más ilustradores, diseñadores o graduados de bellas artes descubren una nueva vía profesional, aprenden de manera autodidacta y pronto se lanzan a crear obras de nuevos estilos», añade Krylov.

No obstante, todavía en muchos lugares de trabajo, especialmente en entornos más tradicionales o formales, siguen existiendo restricciones sobre la exhibición de tatuajes en partes visibles del cuerpo. De hecho, algunas empresas pueden exigir que los empleados cubran sus tatuajes con prendas de vestir, vendajes o maquillaje para mantener una imagen corporativa específica o evitar posibles preocupaciones en la percepción del cliente.

Por otro lado, pese a que parecía que los tatuajes eran para toda la vida, eliminarlos se ha vuelto una opción cada vez más atractiva y un negocio lucrativo para muchas clínicas estéticas. Según datos de Lutronic PBS, experto fabricante de dispositivos láser médico-estéticos, en los últimos años, el número de personas que acuden a borrar los tatuajes de su piel ha crecido un 30% y se calcula que el 60% de las personas que se tatúan se arrepienten de ello en 5 años. «Cada vez hay más demanda. La mayoría se los quitan por un tema laboral. Otros, porque tenían el nombre de su ex o porque se han cansado», afirma Marina López, propietaria de Destattoo.

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