Diversidad

OFRECIDO POR
Banner

La universidad, un grado más hacia la inclusión social

La educación superior sigue siendo uno de los activos contra la precariedad. Sin embargo, el porcentaje de estudiantes con discapacidad es todavía bajo.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA

Tradicionalmente, el paso por la universidad ha sido fundamental para la consecución de un trabajo bien pagado, una cierta estabilidad financiera o garantizar el ascensor social. En la actualidad, y tras el peaje pagado en las crisis económicas que se han sucedido en el siglo XXI, la formación superior ya no es una garantía incuestionable, pero sí sigue siendo uno de los elementos fundamentales para luchar contra la precariedad. 

Abandonar los estudios es, de hecho, uno de los elementos que marca la fragilidad económica y social. Como muestran las estadísticas, el no haber acabado la formación obligatoria empuja hacia situaciones de alta vulnerabilidad, en las que encontrar un trabajo no precario —o directamente un empleo— se vuelve muy complicado. Los datos del Banco de España hablan de que los ingresos de la juventud con estudios de Bachillerato son un 18% superiores que los de quienes solo han acabado la ESO y los de quienes han pasado por la universidad lo son un 20% más. 

Dos de cada tres estudiantes con discapacidad asumen que les costará más encontrar trabajo que a sus compañeros.

El paso por la universidad también aporta beneficios intangibles con un retorno importante en el crecimiento personal, como entender mucho mejor cómo es la sociedad y qué papel juega cada persona en ella. Por eso, es fundamental que los estudios superiores sean tan diversos como la propia sociedad.

Nadie debería quedarse atrás, sea por cuestiones económicas, sociales o de diversidad funcional. Y en esta última cuestión es dónde cabe preguntarse: ¿qué ocurre con las personas con discapacidad en esta carrera formativa? 

Las universidades españolas cuentan ya con planes y programas de inclusión. Esto se traduce en ocasiones en recursos específicos pensados para personas con discapacidad y para que cualquier persona, sean cuales sean sus capacidades, pueda acceder en igualdad de condiciones a la educación superior. 

Barreras en el acceso al trabajo

Además de no llegar tanto como la media de la población a los estudios superiores, las personas con diversidad funcional también se enfrentan a otros problemas. Entre ellos que, aunque cursen un grado, temen que este no les posibilite el acceso a un puesto de trabajo. Aunque la universidad no es ya esa pasarela imbatible para acceder a un empleo en óptimas condiciones que era hace algunas décadas, la situación es más compleja para esta población. Dos de cada tres estudiantes con discapacidad asumen que les costará más encontrar trabajo que a sus compañeros. 

Francisco Mesonero (Fundación Adecco): «Son muchas las personas con discapacidad que podrían trabajar y deciden no hacerlo, influenciadas por narrativas obsoletas»

Aunque las cifras de empleo de la población con discapacidad han mejorado en la última década —los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hablan de un crecimiento del 55%—, todavía queda mucho por mejorar. De hecho, como analizaba la Fundación Adecco al hilo de esos datos, en los últimos años ha crecido el número de ocupados, pero no la tasa de actividad. «Son muchas las personas con discapacidad que podrían trabajar y deciden no hacerlo, influenciadas por narrativas obsoletas, muy arraigadas en la sociedad, que conducen a la sobreprotección y a la tendencia a poner foco en sus limitaciones, en lugar de en sus capacidades», apuntaba entonces Francisco Mesonero, director general del organismo. 

Estas narrativas culturales se reflejan en las cifras. Según uno de los últimos análisis del Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco, entre la plantilla en general, el 64% de las personas encuestadas reconoce que nunca ha trabajado con alguien con discapacidad y un 43% dice que no sabría cómo relacionarse con esa persona. Por ello, la sensibilización y el abandono de prejuicios y clichés sobre las personas con discapacidad resulta fundamental para cambiar las cosas. También lo es que las empresas mantengan estrategias de diversificación a la hora de captar talento. 

Aun así, los prejuicios no son exclusivos al entorno laboral, sino que también se dan en la fase anterior: los datos del VI Estudio sobre la inclusión de las personas con discapacidad en el sistema universitario español de la Fundación Universia advierten de que el 18% del estudiantado con discapacidad de las universidades españolas se ha sentido discriminado en alguna ocasión y que un 20% ha sentido que sus compañeros de clase le han tratado de forma diferente. En términos de discriminación, los principales lastres son la existencia de barreras arquitectónicas y la falta de adaptación (51%), los problemas y dificultades diversas (43,8%) o la burocracia (43%). 

Quizás estos datos también ayudan a comprender otra cifra: solo el 1,6% del estudiantado universitario español son personas con discapacidad. En el total de la población son el 6,7% de la población.  

Para hacer frente a la discriminación e incorporar ese talento diverso es necesaria la práctica, la acción tangible. Ahí encajan programas como el Proyecto Unidos, de la Fundación Adecco, que está orientado a estudiantes de FP y universidad y que ofrece una bolsa de prácticas y puestos de trabajo específicos para personas con discapacidad. Son este tipo de iniciativas, además, las que pueden corregir datos como el que arroja el informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, de Wärtsilä y la Fundación Adecco, que alerta de que los jóvenes con discapacidad tardan el doble en encontrar trabajo que la media de la juventud.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

La universidad y el progreso

Pablo Simón

Tener estudios universitarios no asegura la movilidad: necesitamos una revisión más profunda de nuestras instituciones.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME