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La inclusión laboral, pieza clave en los hogares con discapacidad

La inflación actual tiene un mayor impacto en las familias con personas con discapacidad, que ven duplicadas sus dificultades económicas.

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Casi un 10% de las familias que conviven con una discapacidad confiesan llegar a final de mes con muchas dificultades, y el 33% admiten no llegar siquiera. Este es uno de los datos que recoge el informe Discapacidad y Familia 2023 elaborado por la Fundación Adecco. Y es que, si ya es difícil para la mayoría de hogares mantener unos ahorros mensuales ante el escenario de crisis actual, esta dificultad se recrudece en el caso de afrontar los gastos de tratamientos, terapias y medicamentos derivados de una discapacidad. 

Según la Encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia (INE, 2020), estos hogares tienen unos gastos extras anuales que pueden llegar a superar los 30.000 euros, con un gasto promedio de más de 5.000 euros al año para garantizar el bienestar del miembro con necesidades especiales. Unos gastos que no solo se limitan a medicación o tratamientos, sino que también se extienden a otros como la alimentación especializada o el refuerzo escolar. El encarecimiento del coste de vida, sumado a la pérdida de capacidad de ahorro, coloca a estas familias en la tesitura de elegir entre los gastos prioritarios de las necesidades básicas como vivienda y alimentación, o terapias rehabilitadoras que mejoran la calidad de vida, pero cuyos costes exceden el presupuesto mensual.

Este sobrecoste pone en riesgo de exclusión a estas familias, que en muchos casos ven mermados sus ingresos al tener que reducir su jornada laboral o abandonar sus empleos para poder dedicar más tiempo a los cuidados de sus seres queridos. La tasa AROPE, que mide el riesgo de exclusión social, sitúa 5 puntos porcentuales por encima de la media la exclusión social en personas con discapacidad, que en 2023 es del 33% frente al 27,8% del promedio de la población total. El reto que se plantea desde Fundación Adecco es trabajar en colaboración con empresas y Administraciones públicas, para que las personas con discapacidad puedan aspirar  a un proyecto de vida propio, independientemente de las coyunturas socioeconómicas.

Mesonero: «La mejor receta contra la exclusión es el empleo y la consiguiente independencia económica»

«La mejor receta contra la exclusión y para lograr la plena autonomía de las personas con discapacidad es precisamente el empleo y la consiguiente  independencia económica, elementos que garantizan una vida digna, ganada a pulso, y de forma sostenible en el tiempo», comenta Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. 

De una encuesta realizada a 400 familias que tenían un miembro familiar con discapacidad entre 0 y 55 años (Informe de Discapacidad y Familia 2023 de la Fundación Adecco), el 93% de las familias consideró que el acceso a un empleo es la mejor solución, no solo por lo que significa a nivel de independencia económica para el familiar con discapacidad, sino también por los efectos positivos que tiene en su autonomía, autoestima y sociabilidad. La independencia que produce la inclusión laboral es a todos los niveles y repercute de una manera integral positiva en su calidad de vida, de manera sostenida en el tiempo, ya que les permite tener su propio proyecto vital. En contrapartida, tan solo un 6,7% de familias prefieren optar por los subsidios, y elegir la garantía de un ingreso fijo antes que la inestabilidad del mercado laboral. La realidad es que, aunque los sueldos de personas con discapacidad suelen ser inferiores en promedio a los de alguien sin discapacidad (muchas veces debido al nivel de formación), las personas con discapacidad con un empleo requieren menos ayuda de sus familias que las que no lo tienen, que en estos casos se dispara hasta un 65%. 

Se deben establecer políticas de acompañamiento y orientación que les permitan especializarse y mantenerse en un mercado laboral cambiante y lleno de retos

En opinión de Francisco Mesonero, la solución pasa por combinar la conciliación familiar con medidas que faciliten la dedicación a estos familiares con necesidades especiales, sin que eso implique renuncias salariales, y normalizar la integración laboral de todas las personas, estimulando desde una edad temprana su acceso al mercado de trabajo. Se trata de un cambio de paradigma que no solo favorece la autonomía económica tanto de la persona con discapacidad como de sus familias. Además, normalizará su presencia en entornos laborales donde puedan ser valoradas por su desempeño y actitud, como cualquier otra persona. No se trata de limitarse a garantizar su acceso al mercado laboral, sino de establecer políticas de acompañamiento y orientación que les permitan especializarse y mantenerse en un mercado laboral cambiante y lleno de retos.  

Teniendo en cuenta que el ahorro es más reducido en los hogares con discapacidad, según el informe de Fundación Adecco, es recomendable aprovechar cualquier ayuda estatal o autonómica: bonificaciones fiscales, subsidios, ayudas para la vivienda o el transporte. También pueden beneficiarse de la economía colaborativa, la economía circular, formación subvencionada o gratuita (con una gran oferta de cursos online que no requieren desplazamiento), bonos sociales y ofertas de ocio gratuito, opciones a las que se puede acceder desde numerosas aplicaciones.

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