«La educación financiera permite a los colectivos más vulnerables tener control sobre su dinero»

Artículo

Rafael Hernández

@RafaHSchez

Cuando se habla de sostenibilidad, muchas veces se tiende a pensar en el respeto por el medio ambiente, en energías renovables o en economía circular. Sin embargo, el concepto también abarca un prisma que tiende a acaparar menos atención, pero que resulta imprescindible para que podamos sostener el progreso. Hablamos de la inclusión, la lucha contra las desigualdades o la defensa de las libertades. Es decir, la dimensión social, que se aborda empoderando a todos los ciudadanos en derechos, oportunidades y, por supuesto, en lo que respecta a la gestión de sus recursos. Y es aquí donde las entidades como ING pueden marcar la diferencia no solo acompañando a sus clientes, sino extendiendo su compromiso a toda la sociedad aliándose con ONG y administraciones para ayudar a los colectivos más vulnerables a exprimir todo el potencial de sus recursos. Almudena Román, directora general de Banca para Particulares de ING España, explica cómo las finanzas pueden ayudar a hacer más sostenible la vida de las personas, pero también cómo las personas pueden ayudar a hacer más sostenibles las finanzas.

¿Cómo están contribuyendo las entidades financieras al compromiso social para avanzar en la «S» de la ESG? 

Estamos muy enfocados en todo lo que tiene que ver con la «S» en el aspecto financiero. Lo podemos llamar educación financiera o mejora de la situación financiera. Sabemos que esto tiene un impacto directo en el nivel de estrés que enfrentan las familias en situaciones desestructuradas y de vulnerabilidad. También sabemos que estamos empezando con todo esto, por lo que lo primero que tenemos que tener es mucha humildad y apoyarnos en los expertos, en las ONG que de verdad están realmente cerca de todas estas personas y familias en situaciones vulnerables. Es con ellos con los que diseñamos los programas y las soluciones en las que intentamos participar. También colaboramos proporcionando métricas y métodos para medir el impacto de lo que hacen. Como entidades reguladas que somos estamos muy acostumbrados a medir e intentamos ayudarles a que se atrevan a poner números y explicar qué estamos haciendo y cómo se consigue. Tenemos una enorme oportunidad para dar visibilidad y credibilidad a todo el trabajo que hacen estas organizaciones. 

«Tenemos una enorme oportunidad para dar visibilidad y credibilidad a todo el trabajo que hacen las ONG»

¿Cómo puede la educación financiera ayudar a los grupos más vulnerables?

La educación financiera permite a los colectivos más vulnerables tener control sobre el dinero que ingresan y saber cómo lo gastan. Esto no garantiza ingresar más, pero sí ganar control sobre una perspectiva que normalmente genera mucho estrés a las personas. El año pasado estuve en la clausura del programa CREA, en el que participan mujeres en situación o riesgo de exclusión social, laboral y financiera. Ellas mismas contaban qué técnicas seguían para controlar sus gastos y que, si les apetecía comprarse algo, antes de hacerlo dejaban unos días para decidir si realmente lo necesitaban o no. Son cosas realmente sencillas, pero que permiten que sean ellas quienes elijan no dejarse llevar por ese primer impulso de consumo y decidir realmente qué necesitan y qué no.

¿Qué papel juega la colaboración en todo este proceso?

La colaboración es fundamental, ya que nosotros no tenemos acceso a los colectivos vulnerables ni sabemos realmente cómo acercarnos a ellos. Por esta razón, nos apoyamos en Nantik Lum, que son expertos en educación financiera. Son ellos los que capacitan a los trabajadores sociales de los proyectos. Estas iniciativas generan interés en muchas instituciones que también deciden apostar por capacitar a sus trabajadores. Somos capaces de ver cuántas familias han recibido este programa de formación con la ayuda de trabajadores sociales y ver cómo estamos impactando en más familias.

«Lo digital democratiza el asesoramiento y la perspectiva a largo plazo»

¿Qué papel puede cumplir la digitalización ante este desafío? 

En nuestra misión siempre decimos «do your thing», o «preocúpate por lo que a ti te interesa». Nuestro trabajo siempre ha sido en un entorno digital, intentando reducir el esfuerzo del cliente. Uno de los mayores esfuerzos, tanto para el banco como para los clientes, es entender productos complejos, por lo que el entorno digital permite brindar una perspectiva diferente a millones de personas. Antes sólo se podía hacer con unos pocos gestores muy especializados a unos pocos clientes que tenían mucho patrimonio. Lo digital democratiza ese asesoramiento y la perspectiva a largo plazo.

¿Cómo imaginas el camino hacia un mundo más justo y sostenible y qué retos y oportunidades podemos encontrar?

Es un camino muy bonito que tenemos que proyectar. El principal reto es conseguir que este movimiento se instaure de una manera natural y espontánea y que sea parte del día a día de nuestra vida como entidad financiera, de nuestros profesionales como voluntarios y también de nuestros clientes y las asociaciones con las que trabajamos. Es decir, igual que todos los días nuestros clientes hacen transferencias y operan con su dinero, cuantos más clientes comiencen a consultar su perspectiva, más fácil les resultará tener el control de sus finanzas y comprender qué les conviene más o menos gastar o dónde prefieren hacerlo. 

¿Cuál es la receta del éxito?

Tres ingredientes claves para tener impacto social desde el ámbito de la educación financiera: Humildad, para aprender de los que saben, ganas de aprender y recursos para ponerlo en marcha y, por último, foco en las métricas para asegurar ese progreso continuo.