Cultura

Pequeño hablante

Tras el éxito de ‘Umbilical’ (2022), el premiado Andrés Neuman continúa en ‘Pequeño hablante’ (Alfaguara, 2024) compartiendo la experiencia de su paternidad, esta vez siguiendo los hallazgos de la iniciación verbal de su hijo.

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13
marzo
2024

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[8] Con el sueño hecho astillas, mientras tu madre curaba el pecho interminable de la noche, te tomé en brazos. Susurré las canciones que siempre te adormecen. No sirvieron de nada. Tu llanto discurría impermeable a la música, como si no escucharas el consuelo. Andabas desvelado en alguna frecuencia diferente.

Entonces, sin pensarlo, te conté cualquier cosa. Te describí la luna, las estrellas, el viento. Un árbol con manzanas y con pájaros. Un paisaje compuesto por vocablos familiares.

Te me quedaste inmóvil en los brazos, sin apoyar siquiera la cabeza: una extraña postura que no te conocía. La palabra se impuso a los temores. Se filtró en tu inconsciente. Y por fin nos quisimos como hablantes.

***

[C] Con cada sílaba que moldean sus labios, invoca los fragmentos de su mundo.

Ma es su madre y es más de cualquier cosa, y es el mar, la manzana y todo lo que quema, y es incluso una mosca merodeando.

Pa soy yo y es la luz cuando se apaga, y es el pan, la patata y la pala de plástico y es también la paloma que persigue.

Ta es la pelota, ventana, una guitarra y, muy a menudo, teta.

Su amplio repertorio de diez sílabas multiplica hacia dentro los sentidos. Somos sus traductores y, a la vez, sus discípulos. Su idioma trabalenguas merece un diccionario. Hijo, mi neologismo.

***

[18] Masajeo tus pies como pan recién hecho. Recorro los lugares de tus pasos, palpo todo el camino que te espera.

Me pides que te sople la planta del derecho, secándote el sudor de tus andanzas. Y después el izquierdo. Y después los dos juntos. Tu mirada me da la proporción de nuestra entrega. Entiendes cuánto vale: lo has aprendido mucho antes que yo. Junto a nosotros, un pañal florecido de mierda sintetiza la unión de nuestros cuerpos.

***

[D] En el inmenso espacio que separa los reinos monosílabo y bisílabo, caben dos pies enteros. Mi hijo se ha transformado en un hablante bípedo. Antes necesitábamos, como un código hermético, adivinar qué parte retenía de cada vocablo, qué jirón de sonido le arrancaba. La comunicación verbal, más deducción que diálogo, se basaba en partículas polivalentes: ma, pa, ta, y así hasta un infinito de homonimias.

Pero hemos llegado a la revolución de las dos sílabas. Las variantes se van multiplicando en progresión geométrica, los equívocos van retrocediendo. El mundo se matiza y se hace nítido en su boca, una lente enfocando lo que dice.

Ahora te entiendo, hijo. ¿Y ahora qué?

***

[24] Fui más tu padre hoy que otras mañanas. Te desperté sin prisa. Retiré tu pañal sobrecargado y te puse uno nuevo: me confiaste ese cuerpo que amanece. Te vestí entre canciones que seguían el ritmo de tus piernas. Preparé un café para tu madre (con leche, sin azúcar) y lustré sus zapatos negros, trabajadores. Sentí que estaba justo en el lugar, en ese aquí y ahora que no existe.

***

«Y hay alguien que se aleja, y es mi hijo pasado, a la velocidad de las palabras»

[H] —Pasó coche.

Me dice, nada menos.

Pasó coche, con todo su pretérito. Ya declara que hay algo que se va, que no todo es presente. Que hay algo que se marcha.

—Pasó coche.

Nos quedamos inmóviles oyendo su rumor, hasta que se disipa.

Y hay alguien que se aleja, y es mi hijo pasado, a la velocidad de las palabras.

***

[43] Toma, hijo, este sobre está lleno de tiempo, de dolores de espalda y cuerpos de frontera, de mujeres pariendo como pueden a niños con tu cara, de trabajos perdidos, odios complementarios, sangre, dudas.

Este sobre está lleno de dinero y miseria, de falsificaciones, juguetes para unos y balas para otros, de límites y leyes, escuelas con agujeros y camas de hospital: está lleno de mierda igual que tus pañales.

Este sobre contiene unos cuantos derechos, también tus opresiones. Tu bien, tu mal menor. Todo eso será tuyo.

Sí, corazón, ahí, en la urna. Esa caja de plástico. Ojalá tengas suerte.

***

[Z] Antes era un anfibio: entendía las palabras, no estaba hecho de ellas. Se las iba arreglando en su habla materna, cuando le hacía falta, como haríamos con un idioma extranjero. Su cuerpo era su auténtica gramática.

Pero ya piensa y come y corre y goza y llora y duerme con el léxico. Ya no le queda un poro preverbal. No hay regreso de aquí: es un hablante. Ahora empieza el juego de verdad.


Estos fragmentos pertenecen al libro de Andrés Neuman ‘Pequeño hablante’ (Alfaguara, 2024). En los fragmentos numerados, el autor se dirige directamente a su hijo, mientras que en los fragmentos bajo el enunciado de una letra, comparte reflexiones consigo mismo.

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