¿Por qué Frida Kahlo es un icono pop?

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Laura Calonge

@Lauracalc

Poco podía imaginar la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) que, setenta años después de su muerte, se habría convertido en todo un icono pop. Su fama ha traspasado fronteras y ha superado con creces la que disfrutó en vida, si es que se le puede llamar disfrutar a esa vida habitada en un cuerpo marcado por el dolor que la acompañó durante toda su etapa creativa. Con 18 años, un fatídico accidente de tranvía rompió literalmente su columna y varios huesos de su cuerpo, lo que la obligó a llevar corsé, amén de someterse a una treintena de operaciones. Contrajo matrimonio a los 22 años con Diego Rivera, quien era un pintor mexicano muy conocido –y poco agraciado– que le fue infiel sistemáticamente. A él debemos agradecer, en parte, el interés por que la obra de su esposa tuviera la difusión y permanencia que merecía. El alma atormentada de Frida dejaba esta nota final en su diario: «Espero alegre la salida y espero no volver jamás». 

Al margen de su vibrante obra, la biografía de Kahlo, aunque intensa, no parece un espejo en el que mirarse: fue una mujer dependiente, aquejada de una grave discapacidad que la mantenía largos periodos postrada en cama, y por si esto fuera poco, mantenía una relación que hoy podríamos calificar como «tóxica». ¿Qué es lo que hace que se haya erigido en un icono pop, además de un símbolo feminista?

La pregunta daría para una gran reflexión, casi rozando el psicoanálisis, pues, aunque nadie pone en duda su originalidad, calidad artística y excepcionalidad, Frida Kahlo no es una artista al uso como podrían ser sus contemporáneas Leonora Carrington o Tamara de Lempika, sino una figura trágica. En cambio, ha superado en fama a estas y en la actualidad su legado sigue más vigente que nunca, siendo considerada una de las artistas más influyentes del siglo XX. Es tan difícil separar su obra de las circunstancias tan excepcionales que la rodearon, que merece un análisis detallado de todo aquello que ella fue y que trasciende sus lienzos:

Compromiso político

Además de frecuentar a diversos artistas e intelectuales, la artista militó en el Partido Comunista Mexicano, y durante un tiempo fue una firme defensora de las ideologías de izquierdas. Defensora de las causas contra la desigualdad, la violencia hacia las mujeres y la injusticia, su pintura El marxismo dará salud a los enfermos (1954) es toda una declaración de intenciones.

Su cuerpo fragmentado no solo no le impidió pintar unas obras que siguen siendo admiradas, sino que supo crearse una identidad y una estética propias a partir de esas mismas limitaciones

Ejemplo de autosuperación

Es incuestionable que Frida Kahlo pudo sobreponerse por encima de sus limitaciones físicas, desarrollando una exitosa carrera artística y recibiendo en su casa a algunos de los personajes más influyentes de su época. Su cuerpo fragmentado no solo no le impidió pintar unas obras que siguen siendo admiradas, sino que supo crearse una identidad y una estética propias a partir de esas mismas limitaciones. Sus corsés, su imagen hierática debido a su limitada movilidad, la aceptación de su condición y su lucha con los demonios internos ejemplifican el espíritu de resiliencia y autosuperación que puede ser la base de inspiración para otras personas que viven en condiciones similares.

Autorretrato e identidad

La pasión por el autorretrato es un fenómeno que no ha parado de crecer desde la aparición de los primeros teléfonos con cámara, y con ello el interés en artistas que utilizaron el autorretrato. Este interés en el autorretrato ha catapultado a la fama a diferentes artistas y fotógrafos que utilizan la autorrepresentación como vía de expresión creativa. El interés en los procesos terapéuticos y las técnicas basadas en el «yo» como exploración de la identidad –los diarios, las novelas autobiográficas, los selfies– le dan a la autorrepresentación una dimensión emocional que traspasa su calidad artística. Casos como el de Frida Kahlo, con una fértil producción de autorretratos, generan una gran fascinación tanto por su obra como por el personaje detrás de la obra.

Género y sexualidad

La reivindicación de la libertad sexual que defendió Kahlo, la han convertido en una poderosa fuente de inspiración para la comunidad LGBTIQ+. Transgresora desde muy temprana edad, su indómita personalidad contrastaba en una época en la que las niñas eran educadas para encajar en un sistema muy tradicional. Existen retratos de una Frida adolescente, antes de sufrir el accidente que marcaría su vida, vestida como un hombre. Su porte elegante con un traje masculino y el pelo engominado, entre sus hermanas y su madre, no tienen nada que envidiar a las de Shiloh Pitt-Jolie en la alfombra roja un siglo después. En ese aspecto, Frida Kahlo fue una adelantada a su tiempo con la necesidad de experimentar las cuestiones de género, además de tener una sexualidad abierta que le permitió tener varias historias amorosas al margen de su relación con Rivera. Además de León Trotski, entre sus amantes se cuentan dos mujeres: Chavela Vargas y Jaqueline Lamba.

Casos como el de Frida Kahlo, con una fértil producción de autorretratos, generan una gran fascinación tanto por su obra como por el personaje detrás de la obra

Elementos del folclore mexicano

A Kahlo hay que agradecer la reivindicación de las culturas indígenas propias de su país, causa que defendió recuperando símbolos y tradiciones del folclore mexicano. A través de sus apariciones, sus vestidos y los elementos pictóricos, los dio a conocer y los convirtió en universales a través de sus pinturas. De algún modo, su obra también conecta con las causas indígenas y la difusión de las tradiciones ancestrales.

Feminismo

Entre todas las facetas de Frida, no puede faltar la mención al feminismo. Su imagen con su característico moño y una diadema de rosas en la cabeza es al feminismo lo que la mítica imagen del Che fue a la revolución. Transformados ambos en iconos publicitarios, hay una parte del feminismo que está representada por Frida, ya que ella exponía su sexualidad, gozó de una carrera artística reconocida y en su obra representa motivos relacionados con el universo femenino como el aborto o la maternidad, y defendió la libertad sexual femenina desde su propio ejemplo. Además, se atrevió con una estética propia que se alejaba mucho de los cánones de la belleza tradicional. Esa estética es inconfundible: cejas y bigote sin depilar. Pero su imagen andrógina y la relación de dependencia con su marido hacen que también se cuestione su influencia en la causa feminista, un debate que sigue abierto… Y en evolución.