«La migración es un tema muy politizado que reta en muchas ocasiones nuestros principios humanitarios»

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26
enero
2024
Raquel Fernández Gibaja

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Raquel Fernández Gibaja ha recorrido el mundo junto a la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Hoy es coordinadora para Europa de Migraciones y Desplazamientos de la entidad. A través de su trayectoria profesional ha sido testigo de la evolución del sector humanitario, pero también de una creciente multicausalidad en las razones que llevan a las personas a migrar y que suponen crecientes retos a abordar para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. 


El pasado 21 de noviembre en el encuentro Conversaciones Humanitarias: hacia un mundo sostenible organizado por la Fundación Cruz Roja Española compartió que «las organizaciones humanitarias tenemos que basarnos en la ciencia no sólo para predecir los eventos climáticos, sino también los desplazamientos que habrá». ¿Puede explicarnos cómo Cruz Roja está utilizando la ciencia y la tecnología para predecir eventos climáticos, desastres y desplazamientos? ¿Desde hace cuánto utilizan estos métodos? ¿Y qué resultados han podido observar?
En primer lugar, es importante resaltar la importancia de usar todas las herramientas a nuestro alcance para poder responder, prevenir y mitigar los efectos de los eventos climáticos. Una de las herramientas más potentes son los mapeos de riesgos y evaluaciones. Gracias a ellas sabemos dónde es más importante poner el énfasis en nuestras intervenciones y establecer la prioridad para primero salvar vidas y luego adaptar lo mejor posible a las comunidades en riesgo. La tecnología nos proporciona la información sobre los eventos climáticos ayudándonos a predecir de qué manera debemos responder y prevenir. Estos métodos de predicción se usan desde hace muchos años, pero se han ido perfeccionando y ahora además son mucho más accesibles y fáciles de utilizar.

¿Se comparte la información obtenida con otros gobiernos, comunidades, otras organizaciones humanitarias…?

El sistema humanitario está muy interconectado y uno de los mayores retos es esta coordinación. La información está compartida por los distintos actores, como no podría ser de otra manera. Sin embargo, es necesario que se mejore esta coordinación.

Las personas que viven en zonas de alta exposición y baja capacidad de adaptación son las que corren mayor riesgo de desplazamiento

En el contexto del cambio climático, entiendo que desde hace un tiempo la Federación está centrando su enfoque en la preparación en acciones de anticipación y en la adaptación de las comunidades a eventos climáticos. ¿Puede explicar con más detalle de qué manera se está llevando a cabo esta labor?

A medida que se intensifique la crisis climática, aumentará el número de personas obligadas a abandonar sus hogares y comunidades. Estos desplazamientos generarán importantes necesidades humanitarias y pueden perpetuar la vulnerabilidad y socavar la capacidad de adaptación de las comunidades. Las personas que viven en zonas de alta exposición y baja capacidad de adaptación son las que corren mayor riesgo de desplazamiento. Esto significa que las comunidades pobres, vulnerables y marginadas que viven en países de ingresos bajos y medios están, y seguirán estando, desproporcionadamente afectadas. 

Nuestro enfoque se centra en actuar antes de que las personas se vean desplazadas para ayudarlas a permanecer en sus hogares y comunidades si así lo desean. Esto incluye realizar evaluaciones para identificar las comunidades en riesgo de desplazamiento, así como las comunidades en riesgo de quedar atrapadas. También es importante el desarrollo de sistemas de alerta temprana y emprender financiación basada en previsiones. Por otro lado, también es clave el fortalecimiento de la adaptación al cambio climático, incluyendo el apoyo a las personas a moverse fuera de peligro a través de la reubicación planificada de aquellas comunidades que no pueden continuar viviendo en la zona en la que están debido a los numerosos desastres que sufren de manera recurrente. 

También nos centramos en integrar los desplazamientos relacionados con el clima y los desastres, así como otras formas de movilidad humana, en las leyes y políticas nacionales y regionales pertinentes, incluidas las relativas a los desastres, la adaptación al clima, la reducción de riesgos y el desarrollo. 

La red de la Federación, junto a su red de voluntarios que forman parte de las 191 sociedades nacionales, seguirá respondiendo cuando sea necesario, pero el trabajo está centrado en identificar los riesgos en las comunidades locales con antelación para poder mitigar las consecuencias humanitarias, de manera que la gente tenga la capacidad de reducir su riesgo individual y el de la pérdida de sus medios de vida, adaptándose a la realidad de sus contextos.

Lleva más de una década trabajando en Cruz Roja, ¿de qué forma ha visto evolucionar el trabajo humanitario desde sus inicios hasta ahora? ¿Ha cambiado en algo la metodología de trabajo?

El sector se ha profesionalizado mucho y cada vez es más eficiente. Se ha evolucionado mucho en dos aspectos fundamentales. Uno es la localización, que básicamente consiste en que la ayuda se canalice lo más posible a través de las organizaciones locales, ellas son las que conocen mejor el contexto, la cultura y las dinámicas. Además, de esta forma se fortalecen las capacidades locales ya existentes. Las organizaciones locales no se van, ya que son de allí, son las propias comunidades trabajando para sus propias sociedades. Este es el caso de la Cruz Roja, 191 sociedades nacionales que pertenecen a esas comunidades y que conocen como nadie cómo canalizar de la manera más efectiva la asistencia, por lo que son las primeras en responder ante desastres o crisis de cualquier índole. 

En segundo lugar, se ha evolucionado mucho en la rendición de cuentas con las personas a las que se asiste y protege. La rendición de cuentas con los donantes siempre ha sido una de las fortalezas del sector, pero hace años la escucha, la consulta y los procesos de codiseño de las actividades con las propias personas participantes en las intervenciones eran mucho menos comunes. Ahora es impensable poner en marcha cualquier intervención sin la consulta, la retroalimentación y participación de las propias comunidades. 

Si no nos esforzamos por mantener por debajo de los 1,5 grados el calentamiento global, veremos con mayor frecuencia eventos climáticos extremos que destruirán los medios de vida

¿De qué manera pueden o no impactar los acuerdos de la COP28 en los fenómenos migratorios?

La COP28 no ha ido lo suficientemente lejos y no es lo que se esperaba, pero es un paso importante en la dirección correcta. Los fenómenos migratorios que tienen como factor al cambio climático se verán afectados más o menos en parte, según vayamos cumpliendo los acuerdos de la COP28. Dos aspectos a tener en cuenta son la adaptación y la mitigación que van a ser claves a la hora de reducir las consecuencias humanitarias del cambio climático. Si no nos esforzamos por mantener por debajo de los 1,5 grados el calentamiento global, veremos con mayor frecuencia eventos climáticos extremos que destruirán los medios de vida, los hogares y las vidas de millones de personas, y esto obligará a la gente a migrar. Por otro lado, la adaptación, trabajar por la resiliencia de las comunidades y reducir la vulnerabilidad no es posible sin financiación. Esto se ha conseguido en parte en la COP28 proponiendo acciones en nueva declaración sobre clima, asistencia, recuperación y paz. Veremos si esto es una realidad en los próximos años. 

A su juicio, ¿cuál es la principal razón por la que la gente se desplaza o emigra? ¿Inestabilidad política, guerra, violencia, pobreza…? ¿Cuál es el factor más decisivo?
Las migraciones y el desplazamiento son un fenómeno complejo y multifacético que no es lineal, y las decisiones individuales de las personas pueden estar influenciadas por una combinación de factores. Algunos de estos factores ambientales y climáticos son los eventos extremos, la escasez de recursos naturales fruto de la deforestación, los cambios del uso de la tierra por la actividad humana como la expansión agrícola, las consecuencias de la agricultura afectada por diferentes motivos, la subida del nivel del mar y los conflictos por los recursos naturales. Es importante destacar que, aunque estos factores pueden desempeñar un papel significativo en la migración, generalmente interactúan con otros factores, como conflictos armados, inestabilidad política y económica, falta de oportunidades de empleo, pobreza, desigualdades y violaciones de derechos humanos. Los factores ambientales son solo una parte de lo que influye a las personas a migrar, pero está volviéndose cada vez más importante y cada vez nos reta más.

En la Carta sobre el clima y el medio ambiente para organizaciones humanitarias, CICR y FICR, el Comité Internacional y la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, recogen que: «Las crisis climática y ambiental amenazan la supervivencia de la humanidad. Todos los aspectos de nuestras vidas se ven afectados, desde nuestra salud física y mental, hasta nuestra seguridad alimentaria, hídrica y económica. Si bien las crisis afectan a todas las personas, quienes menos han contribuido al problema son los más perjudicados, y la situación no hace más que empeorar». Desde su conocimiento y experiencia, ¿qué es imperativo hacer para prevenir que el cambio climático afecte en mayor medida a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y evitar que otras personas y comunidades puedan caer en ella? ¿Cómo debe gestionarse la transición ecológica para no dejar a nadie atrás?
Desde la red de la FICR creemos que es clave invertir en evaluaciones y mapeo de los riesgos relacionados con el clima, integrando el desplazamiento en los marcos de reducción de riesgo de desastres y sistemas de alerta temprana, y apoyar las opciones de las personas para adaptarse y permanecer resilientes, incluso alejándose del peligro.

Por otro lado, las acciones anticipatorias para ayudar a reducir los impactos humanitarios y garantizar que el desplazamiento –si se produce– sea lo más seguro y digno posible. Un ejemplo es Bangladesh, en Cox Bashar los sistemas de alerta temprana y los planes de contingencia han conseguido que la gente esté más segura en los campos donde casi un millón de personas viven desde que tuvieron que salir de Myanmar. La red de la Federación tiene una herramienta financiera muy potente, DREF (fondo para desastres) que está invirtiendo no solo en la respuesta, sino también en la acción temprana y adaptación.

Además, el desplazamiento puede considerarse un daño o una pérdida en sí mismo (y un indicador de pérdidas y daños). Las personas desplazadas se enfrentan a impactos económicos y no económicos. El desplazamiento es también un impulsor de pérdidas y daños; genera y perpetúa la vulnerabilidad. Las acciones para evaluar, abordar y proporcionar financiación para hacer frente a las pérdidas y daños inducidos por el clima deben tener en cuenta el desplazamiento y sus impactos.   

Nos encontramos con que estamos respondiendo a crisis superpuestas y severas en distintas partes del mundo a la vez, conflictos, grandes desastres climáticos o terremotos.

¿Cuáles son los principales desafíos de Cruz Roja en la actualidad?

Claramente el mayor desafío que tenemos en este momento es la coexistencia de eventos. Más que nunca nos encontramos con que estamos respondiendo a crisis superpuestas y severas en distintas partes del mundo a la vez, conflictos, grandes desastres climáticos o terremotos. No hay descanso. Esto significa que nuestra organización se tiene que adaptar y continuar estando en todas partes en crisis extremadamente complejas.

La migración, por ejemplo, es un tema muy politizado que reta en muchas ocasiones nuestros principios humanitarios. Mantenernos firmes en ellos es nuestro objetivo primordial. En cuanto a los desplazamientos relacionados con el cambio climático, hay que tener en cuenta que unos 3.500 millones de personas viven en lugares muy expuestos a los efectos del cambio climático. En su mayoría, cuando la gente migra lo hace dentro de sus fronteras, pero sabemos que esto es el primer paso para el cruce de fronteras en muchos casos.

Por otro lado, la inmensa mayoría de las personas que viven en lugares vulnerables no emigran. Si la migración o el desplazamiento fueran la respuesta inevitable al cambio medioambiental, el mundo estaría inmerso en una convulsión mucho más dramática. El hecho de que no sea así podría interpretarse como algo bueno, ya que estar asentado suele considerarse normal e incluso deseable y, por tanto, no problemático. Sin embargo, la realidad es más complicada y preocupante. Las predicciones catastrofistas de que el cambio climático creará enormes cantidades de migrantes desesperados ignoran que la relación entre migración y cambio climático no es lineal. Sus impactos no se distribuyen uniformemente ni se responde a ellos por igual. Algunas personas pueden adaptarse en el lugar, mientras que muchas no tienen capacidad para desplazarse, y otras podrían hacerlo, pero son reacias a abandonar tierras natales a las que se sienten irrevocablemente unidas. Cuando la migración no es una opción viable, las personas que no pueden o no quieren desplazarse pueden ser las más negativamente afectadas por el cambio climático, al quedar atrapadas en lugares cada vez más inhabitables.


Las opiniones expresadas en este artículo son de la persona entrevistada y no reflejan la opinión de la Fundación Cruz Roja Española.

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