Migraciones: cuando el clima impide la vida

El cambio climático se suma a los múltiples factores por los que las personas se ven obligadas a desplazarse. Mientras que Europa se blinda, subyace un problema inmediato: ¿dónde van a ir las personas que migran por las consecuencias del impacto climático y qué derechos van a tener?

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27
diciembre
2023
Evento Conversaciones Humanitarias Fundación Cruz Roja

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Parece que hemos olvidado cómo el ser humano ha llegado a poblar casi todos los rincones de la Tierra. Nos hemos adaptado a todo tipo de climas y latitudes, desde la austral hasta la boreal. En casi todos los rincones del planeta se ha desarrollado la vida humana y la cultura, y hemos llegado allí migrando.

¿Por qué nuestra historia es una historia de desplazamientos? Porque la supervivencia es un instinto primario que nos obliga a hacer lo que sea necesario para estar mejor. Es simple, si un lugar determinado en el espacio y tiempo ya no tiene las condiciones suficientes para garantizar la vida, todas las especies –incluidos los seres humanos– se moverán hasta encontrarlo. Lo contrario es antinatural.

El cambio climático está causando, impulsando y empeorando otras emergencias humanitarias como la escasez de agua, inseguridad alimentaria, malnutrición, enfermedades, desplazamientos masivos y pobreza.

«Hay un 40% de la población en el mundo, 3.500 millones de personas, que viven en zonas muy expuestas al cambio climático. Sabemos que estos desplazamientos ocurren principalmente de manera interna, y también que esto es un primer paso para cruzar fronteras», explicó Raquel Fernández Gibaja, coordinadora para Europa de Migraciones y Desplazamientos de la Federación Internacional de Sociedades la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), durante su intervención en el evento «Conversaciones Humanitarias: hacia un mundo sostenible», organizado por la Fundación Cruz Roja Española con el apoyo de Ethic.

Pakistán (8,2 millones), Filipinas (5,5 millones), China (3,6 millones), India (2,5 millones) y Nigeria (2,4 millones), son los países con mayores desplazamientos por causas climáticas en 2022, según datos de la IDMC. «El 25% de los desplazamientos de 2022 fueron causados por las inundaciones de Pakistán, un país que hace una década no era ni de las diez principales nacionalidades que entraban en Europa, en el primer cuarto de 2023 se ha convertido en la quinta, ¿casualidad?», señaló Fernández Gibaja.

Sin embargo, para esta experta la complejidad de este fenómeno es que es «multifacético», ya que las decisiones individuales que llevan a las personas a desplazarse son una combinación de factores. Los factores climáticos y ambientales que más personas desplazadas producen son los huracanes, las sequías y las inundaciones. Según la experta: «Hay dos tipos de desplazamientos: los que se realizan de manera directa a raíz de la destrucción de sus hogares o su medio, y los que suceden de manera indirecta, como por ejemplo, aquellos cuyos medios de vida se ven afectados por los eventos climáticos». Y añadió: «El informe del IPCC nos indica que hay un riesgo real de que estos eventos climáticos provoquen cada vez más desplazamientos».

Raquel Fernández: «Hay un 40% de la población en el mundo que viven en zonas muy expuestas al cambio climático»

La FICR tiene claro que debemos reducir las emisiones para evitar que empeoren las consecuencias humanitarias. Que el mundo sea cada vez más cálido podría afectar a la forma en que nos adaptamos, y la reducción de emisiones imprescindible para evitarlo no se está haciendo lo suficientemente rápido. Los datos que maneja la FICR avalan esta afirmación: ninguno de los 30 países más vulnerables del mundo se encuentra entre los 30 mayores receptores de fondos de adaptación per cápita. Además, el 93% de las personas más afectadas por las catástrofes relacionadas con el clima viven en países de renta baja que son los que menos contribuyen al cambio climático. Y la financiación de soluciones clave para salvar vidas y aumentar la resiliencia al cambio climático sigue siendo muy insuficiente: La financiación de la adaptación al cambio climático por persona es, de media, inferior a un euro por persona en los países donde la vulnerabilidad es mayor.

En ese fenómeno multifacético no solo hablamos de clima, sino también de conflicto. «En los últimos seis meses en Sudán se han producido la misma cantidad de desplazamientos que en los primeros seis meses de la guerra de Ucrania», puntualizó Gonzalo Sánchez-Terán, director adjunto de Programas Humanitarios del Center for International Humanitarian Cooperation de la Universidad de Fordham, también participante en las Conversaciones Humanitarias de la Fundación Cruz Roja Española.

«El problema es que no solo hemos visto un declive notable de la calidad climática, sino también un declive de la calidad democrática en el mundo. Los países que se encuentran en la COP28 son menos democráticos y tratan de conjugar desarrollo sostenible, respuesta humanitaria y paz y seguridad, cuando ellos lo que hacen es exportar más inseguridad y más violencia. El caso simbólico es el caso de Emiratos Árabes Unidos, país anfitrión de la COP28, cuyas credenciales democráticas todos conocemos, y que sabemos que está apoyando con armas a uno de los bandos de la guerra civil sudanesa», sentencia Sánchez-Terán.

El limbo legal de los migrantes climáticos

La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 fue creada para coordinar la situación de los refugiados europeos de la Segunda Guerra Mundial. En ella se establecen los derechos fundamentales de las personas refugiadas. Sin embargo, no están contempladas las migraciones por causas climáticas. La conversación acerca de si deben ser incluidos o no es un debate abierto de la comunidad humanitaria, pero para Sánchez-Terán es hora de abordar ese tema. «Refugiado es un término con una carga jurídica y todos sabemos cuál es la diferencia entre llegar a un país como migrante o hacerlo como refugiado: son los derechos que se tienen», explica.

«La gente se está moviendo, y es fundamental resolver el problema inmediato de adónde van a ir», resalta Sánchez-Terán. «Desde la perspectiva humanitaria, la lucha de nuestro día es crear un marco internacional de protección legal para las personas que se desplazan a causa del cambio climático», matiza. «Muchas personas van a poder volver a su lugar de origen, pero muchísimas más no van a poder», sentencia.

Por otro lado, Sánchez-Terán asegura tener «un problema como trabajador humanitario con lo que se está haciendo» actualmente. «Todo está enfocado en conseguir que las comunidades se queden en su lugar de origen». Algo que, a su juicio, sirve a los intereses de los países donantes, pero no necesariamente al de las comunidades afectadas. «Creo que estamos fallando a las víctimas de desastres naturales y a las víctimas del cambio climático, brindando una sola opción, sin plantear que hay otra posibilidad, que es buscar una vida mejor en otra parte», sentencia tajante el experto.

Gonzalo Sánchez-Terán: «Creo que estamos fallando a las víctimas de desastres naturales y a las víctimas del cambio climático»

Un pequeño atisbo de ayuda es la aparición de un aliado que antes no teníamos: la ciencia y las herramientas de predicción con las que cuentan los expertos. «Nosotros desde la Federación, como red de todas las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, somos los primeros en responder a desastres, eventos climáticos, y los últimos en irnos etc., y se ha invertido mucho en respuesta porque no quedaba otro remedio, pero desde hace muchos años el enfoque está centrado en preparar acciones de anticipación y en la adaptación de las comunidades a estos eventos climáticos», explica Raquel Fernández Gibaja. Ahora, las organizaciones humanitarias podemos predecir eventos climáticos y hasta desplazamientos humanos internos y por eso es importante que la financiación se concentre a nivel local, donde el mayor impacto se produce.

De momento, los participantes en la COP28 en Dubái acordaron la creación de un fondo para pagar los daños y pérdidas provocados por las tormentas y sequías causadas por el cambio climático. La Unión Europea, Reino Unido, Estados Unidos y otros países anunciaron contribuciones inmediatas. No obstante, el Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Jagan Chapagain, ha advertido que las comunidades sufrirán debido a la falta de urgencia expresada en el texto final de la cumbre COP28. Si bien celebra gran parte del acuerdo, Chapagain ha advertido que no llega lo suficientemente lejos ni con suficiente rapidez y que falta compromiso financiero para satisfacer las necesidades de las comunidades.

El acuerdo sobre metas y un marco para el “Objetivo Global de Adaptación” es bienvenido y alentador. Sin embargo, las comunidades necesitan más que buenas intenciones. Para lograr los objetivos de adaptación, generar resiliencia y reducir la vulnerabilidad, se necesita respaldo financiero, y ahora. La IFRC ha hecho un llamamiento a las partes para que vayan rápidamente más allá de duplicar el compromiso en materia de adaptación, para realmente cerrar la brecha.

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