Medio Ambiente

«La falta de oscuridad puede aumentar el riesgo de enfermedades»

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02
enero
2024

¿Cuánta luz es demasiada? Esa es la pregunta que plantea el ecólogo sueco Johan Eklöf en su libro ‘Manifiesto por la oscuridad’ (Editorial Rosamerón, 2023). La contaminación lumínica afecta los ritmos circadianos de todos los seres vivos y está alterando ecosistemas enteros. Y los seres humanos no nos quedamos atrás: la luz excesiva puede afectar también nuestras hormonas y nuestra salud mental.


El exceso de luz está afectando a múltiples especies, desde insectos hasta corales, pasando también por los pájaros y los árboles. Con la luz excesiva perturbamos sus ritmos circadianos, su posibilidad de camuflaje y sus ciclos de apareamiento. ¿Estamos cambiando no solo el comportamiento de las especies sino también su supervivencia?

Sí, los animales nocturnos tienen cada vez menos espacio para vivir, lo que afecta sus posibilidades de alimentarse y aparearse. Además, las especies que viven más durante el día se ven afectadas, ya que la noche y la oscuridad son necesarias para el ritmo circadiano y para tener un sistema inmunológico saludable.

¿A dónde nos puede llevar el efecto dominó de la alteración de ecosistemas?

Ya estamos asistiendo a una enorme extinción de animales y plantas debido al calentamiento del planeta y a la interferencia humana. La luz es otra de esas cosas que afectan a la vida. Estamos superando los límites de la duración del día, empujando aún más a los animales sensibles hacia la extinción. Lo peor de todo es la muerte de los insectos, cosa que afecta a la polinización y, por lo tanto, a la base de la cadena alimentaria. Sin insectos, los ecosistemas cambiarán inmensamente.

¿Cómo están relacionadas la contaminación lumínica y la contaminación atmosférica?

La contaminación del aire contribuye al calentamiento global y la contaminación lumínica a un cambio en las relaciones del ciclo de luz y oscuridad. La temperatura y la luz son los dos factores principales que les dicen a los animales y a las plantas qué época del año, mes o día es. Por eso, tanto la contaminación del aire como la contaminación lumínica (y también la combinación de ambas) cambian los comportamientos, los patrones migratorios, la alimentación y el éxito del apareamiento. La diferencia es que la contaminación del aire también puede ser tóxica, la lumínica es «simplemente» molesta.

«Sin insectos, los ecosistemas cambiarán inmensamente»

Dices que en medio de un aumento desbocado de las temperaturas y de la polución por plásticos, «la contaminación lumínica es el problema ambiental más fácil de resolver, al menos técnicamente». ¿Por qué no se resuelve entonces?

Aunque es fácil en el sentido de que no necesitamos ninguna tecnología nueva ni un gran esfuerzo para resolverlo, no queremos o quizá no nos damos cuenta del problema. A nosotros la luz nos parece necesaria. Sin ella estamos un poco indefensos, nos sentimos inseguros. La sociedad 24 horas al día, 7 días a la semana, que hemos creado para nosotros significa que también necesitamos trabajar y funcionar de noche.

¿Por qué crees que ha ido en aumento el «turismo de oscuridad» y el «astroturismo»? Justamente en un momento en el que el sobreturismo está afectando los ecosistemas marinos –y los hábitats en general–…

Creo que cada vez más personas han descubierto que hoy en día la oscuridad es algo raro y que las cosas raras se pueden vender como experiencia turística. Si no podemos ver la Vía Láctea en nuestro jardín, tendremos que viajar a otro lugar.

Algunos lugares como Flagstaff, Francia y Nyord han avanzado en la regulación de la contaminación lumínica. ¿Qué pueden hacer los países a corto plazo para reducirla?

Instalar sensores de movimiento y temporizadores, para que la luz innecesaria se apague donde y cuando no sea requerida. Debería haber leyes que indiquen cuánta luz es demasiada y también cómo deben taparse las luces. También, se deben prohibir los reflectores y las pantallas comerciales innecesarios. Y utilizar luz amarilla y roja más que azul y blanca.

«La luz no es la única manera de hacer que una ciudad sea más segura»

La iluminación se ha utilizado como símbolo de riqueza y de progreso, pero también de seguridad. ¿Cómo reducir la contaminación lumínica en las ciudades sin hacer que estas sean más inseguras, especialmente para las mujeres y los grupos vulnerables?

La luz no es la única manera de hacer que una ciudad sea más segura. Hay muchos estudios sobre la luz y el crimen, pero no hay consenso sobre si realmente contribuye o no. Es principalmente una sensación de seguridad más que de verdadera seguridad. Pero, dicho esto, por supuesto que no podemos tener ciudades completamente oscuras, sino trabajar con iluminación inteligente que no sea demasiado brillante, que no se extienda demasiado, pero que aún así haga que la gente vea.

Afirmas que corremos el riesgo de perder la oscuridad de la noche en apenas una generación. ¿Qué implicaciones tiene esto para las próximas generaciones? ¿Cómo nos afecta a los seres humanos el exceso de luz?

Afecta nuestra cultura –la luna, las estrellas, la noche, son una gran parte de nuestras narraciones–, afecta nuestro sueño –nuestra hormona del sueño, la melatonina–, lo que a su vez afecta nuestro sistema inmunológico. Hay varios estudios médicos que demuestran que la falta de oscuridad puede aumentar el riesgo de padecer determinadas enfermedades.

¿Por qué la gente necesita entender que la oscuridad se debe «agregar a la lista de bienes que hay que preservar»?

Por nuestra salud, por la salud del planeta y simplemente por el hecho de que perdemos una de las cosas más culturales que hay: la noche.

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