Sociedad

El Siglo de Oro, imperio y esplendor literario

El apogeo literario del Siglo de Oro coincide con el periodo más boyante del imperio español. Se trata de una época en la que el crecimiento cultural fue de la mano con el crecimiento político.

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19
enero
2024

Aunque comúnmente se hable del Siglo de Oro para hacer referencia a una época de gran florecimiento de las artes en España, lo cierto es que dicho periodo abarca más de un siglo; de hecho, se trata de casi dos. El periodo concreto queda enmarcado, aproximadamente, entre 1492, fecha de la conquista de América, y 1659, cuando España y Francia firman el Tratado de los Pirineos.

El Siglo de Oro es una época de esplendor literario, ante todo. Entre los nombres que destacan nos encontramos con gente como Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Cervantes, Baltasar Gracián, San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Tirso de Molina o Calderón de la Barca (también ha sido empleada la fecha del fallecimiento de este último autor, 1681, como cierre de dicha era). Fue una época de verdadera explosión literaria, que sirve de base, modelo y substrato al mundo contemporáneo de las letras castellanas. Gran parte de la obra literaria de este periodo está marcada por una cosmovisión pesimista, de hastío y cinismo con respecto a la realidad (domina por entonces un claro desencanto del mundo). El Quijote representa una obra paradigmática en ese sentido, dando el pistoletazo de salida al nihilismo moderno, del que daría cuenta Nietzsche a finales del siglo XIX y en el que hoy nos hallamos.

El Siglo de Oro fue una época de esplendor literario marcada por una cosmovisión pesimista y de desencanto con el mundo

Durante el Siglo de Oro dominó mayormente a nivel político la Casa de Austria, cuyo imperio duró de 1516 a 1700. Coincide, pues, con el periodo más boyante del imperio español (aunque a finales de esta etapa comienza a decaer). El crecimiento cultural fue de la mano con el crecimiento político.

La denominación de «siglo de oro» proviene de la mitología griega, que estimaba los orígenes del ser humano como áureos. Esta creencia establecía que la Humanidad se corrompía y degradaba con el paso del tiempo, una creencia compartida por el Renacimiento, que coincide parcialmente con esta era cultural.

También este entendía que la Antigüedad era una etapa dorada, claramente superior a la propia de tiempos posteriores. Es por ello, que el Renacimiento supuso una vuelta a los orígenes, al arte y la ciencia de la Grecia antigua. Según Juan Manuel Rozas, el término «siglo de oro» se empleó por primera vez para referirse a esos años en un discurso de ingreso en la RAE pronunciado por el aristócrata, diplomático y poeta Alfonso Verdugo. Como ocurre casi siempre con tales denominaciones y bautismos para la posteridad, estos acontecen siglos después de que sus referentes pasaran a mejor vida.

Parte del llamado Siglo de Oro se caracteriza por una estética realista, contraria a los excesos idealizantes del Renacimiento. Nos topamos con una reacción dialéctica a los hábitos estéticos que dominaron en el periodo previo. Se da, pues, lo que podríamos llamar una vulgarización literaria, en sintonía con cierta democratización de las artes. El pueblo veía reflejada su realidad, el día a día de la mayor parte de la población era representado en la literatura de la época.

Este periodo vino seguido del barroco, más religioso, cortesano y nobiliario; más enredado y sofisticado. Como podemos comprobar, el Siglo de Oro no se caracteriza por un estilo concreto, sino que se define por la calidad literaria, sin más. El único común denominador es la calidad de los autores y sus obras, no la forma y los valores que las caracterizan.

Sin embargo, sería difícil explicar qué es lo que sucedió exactamente para que España viviese un momento de tal grandeza cultural, cuya influencia se dejó sentir en las letras universales (los hermanos Schlegel, Heine y Schopenhauer, entre otros muchos, eran adeptos a los autores integrados en esta corriente; siendo algunos de ellos citados a menudo internacionalmente como referentes o modelos).

Solo podemos conjeturar y dar por seguro que las artes se vieron elevadas por la infraestructura de poder socioeconómico que supuso la conquista de América y la expansión del imperio español desde 1492 hasta finales del siglo XVIII. Grandeza política y cultural se dieron la mano, representando dos caras de una misma moneda.

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