Sociedad

El origen de la Ley Seca

El cine y la literatura se han encargado de romantizar este oscuro periodo de la historia de Estados Unidos salpicada de gánsteres carismáticos, fiestas privadas con juego, lujos y alcohol y personajes corruptos que ascendieron como la espuma en la escala social.

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02
enero
2024

«Las hojas caen del árbol en aquellos días tan secos como los del Gran Gatsby», escribiría el autor estadounidense Francis Scott Fiztgerald hacia 1925, en su mítica obra, El Gran Gatsby. Casi reducida en la actualidad al famoso meme de Leonardo di Caprio alzando una copa de alcohol, la novela desgrana los días de vino y rosas vividos bajo la Ley Seca a través de su protagonista, Jay Gatsby y los nuevos ricos del West Egg.

Sus personajes y escenarios de ficción estaban ambientados en un periodo no tan ficticio: la prohibición del consumo de alcohol en Estados Unidos, establecida el 17 de enero de 1920 por la Ley Volstead y la Enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos, y derogada el 6 de diciembre de 1933 por la Enmienda XXI. Instigada por movimientos femeninos, sectores conservadores y religiosos de la sociedad americana, la prohibición pretendía frenar el excesivo consumo de alcohol a través de la ilegalización de cualquier actividad relacionada con este –fabricación, transporte, comercialización, importación–, pero acabó provocando la proliferación del mercado negro y el crimen organizado. Al amparo de esta clandestinidad surgieron criminales como Al Capone en Chicago y Frank Costello en Nueva York, dos famosos líderes de la mafia italo-estadounidense basada en el contrabando de alcohol y actividades ilícitas como el juego. Se atribuye a Al Capone, también conocido como Scarface, una masacre a sangre fría cometida el 14 de febrero de 1929 y conocida como «la matanza de San Valentín». La Prohibición –el otro nombre con el que se conoce a la Ley Seca– travesaba su fase de declive, tras hacerse patente que no solo la población seguía bebiendo, sino que la clandestinidad del alcohol había permitido el florecimiento de auténticas mafias que habían convertido las ciudades en espacios corruptos donde la prostitución, el juego y el alcohol habían tomado las calles. Por si eso fuera poco, la población seguía bebiendo e intoxicándose con licores de mala calidad realizados de forma casera.

La prohibición pretendía frenar el excesivo consumo de alcohol, pero acabó provocando la proliferación del mercado negro y el crimen organizado

A principios del siglo XX, población con pocos recursos gastaba su dinero en alcohol, y su consumo era una amenaza para la salud pública. El aumento de la violencia sobre mujeres y niños impulsó la creación de casas de acogida, donde tomaron forma movimientos feministas que apoyaban la prohibición del alcohol para erradicar el maltrato.

Deducir el porqué del final de una ley que había provocado el efecto contrario –alimentar las actividades ilegales– resulta bastante fácil por la evidencia de las circunstancias violentas que se sucedían a las puertas de 1930. Más complicado resulta distinguir las auténticas causas del inicio de la Prohibición, pues confluían una serie de motivos diversos que podían haber estado detrás de su gestación. Daniel Okrent (Detroit, 1948), antiguo editor de The New York Times, desmenuzó en su ensayo El último trago una perspectiva bastante sólida sobre su origen. El autor, de origen judío, atribuye un papel decisivo a los grupos de protestantes blancos, que se posicionaban contra los cambios que se estaban dando en el país con la llegada masiva de inmigrantes, en su mayoría católicos europeos, lo que se unía a la preocupación por el consumo desmedido de alcohol por ser accesible y económico. Según el relato de Okren, que recoge una hipótesis desarrollada hace más de medio siglo por el historiador Richard Hofstadter, esta prohibición formaba parte de un tejemaneje más amplio con intereses políticos, religiosos y sociales, donde la finalidad última era favorecer a determinados grupos y denostar a otros con la excusa del alcohol. El origen de la Ley Seca, por tanto, podría tener su base en el odio a los inmigrantes europeos y su relación con el alcohol.

El origen de la Ley Seca podría tener su base en el odio a los inmigrantes europeos y su relación con el alcohol

Los nuevos inmigrantes europeos –escoceses, irlandeses, italianos y alemanes principalmente– se consideraban en parte los culpables de la desmesurada afición al alcohol, tanto por su consumo como por su fabricación. Es el caso de los alemanes, que introdujeron la cerveza rubia en las tabernas y crearon rápidamente una legión de fieles bebedores cerveceros. La tensión ya existente se fue complicando más debido a la Primera Guerra Mundial, cuando la cerveza se convirtió en una especie de arma política. Renunciar a su consumo se convirtió en la forma de demostrar antipatía hacia los movimientos fascistas que empezaban a tomar fuerza en Alemania.

No obstante, la asociación entre la cerveza y el fascismo no era un tema baladí, pues en 1923 hubo un intento de golpe de estado en Alemania conocido como el Putsch de la Cervecería, que empezó en la cervecería Bürgerbräu Keller de Múnich donde irrumpieron Hitler, Rudolph Hess, Alfred Rosemberg y el fundador de la Gestapo Hermann Göring. Su finalidad era tomar el control e instaurar un nuevo gobierno. El golpe fracasó, pero sirvió para fundar el Partido Nazi.

No acaba aquí la relación de la cerveza con la política: Franklin Delano Roosevelt se proclamó defensor del cambio y tras ser elegido presidente por una mayoría, legalizó la cerveza y el vino en marzo de 1933, entre el clamor popular. Meses después, se levantaba la Ley Seca.

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