Educación

¿Por qué elegir entre Historia de la Filosofía o Historia de España?

Se acaba de proponer que en el nuevo examen de la EBAU el alumnado tenga que elegir entre realizar uno u otro examen: Historia de la Filosofía o Historia de España. Las Humanidades pierden peso en el currículo obligatorio, y la sociedad futura puede resentirse de esta deriva.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
07
noviembre
2023

El escritor Herman Hesse aseguraba que la formación académica «no es formación para un fin, sino que, como todo anhelo de perfección, tiene sentido por sí misma». Por su parte, Ortega y Gasset proponía que la escuela no debería «educar para la vida ya hecha, sino para la vida creadora». Lamentablemente, parecen cercanos los tiempos en que pocos estudiantes sepan quiénes fueron Ortega y Gasset o Herman Hesse, ni en qué consistieron sus aportaciones al tejido social que nos conforma.

El estudio de las Humanidades es, hoy en día, ciertamente minoritario. Podríamos preguntarnos si hay falta de interés por parte del alumnado. Pero eso sería preguntarse si realmente los alumnos pueden decidir su currículo en base a aquellos estudios con que se sienten más cómodos o a los que tienen más querencia.

Recientemente, se ha propuesto en una orden del Ministerio de Educación y Formación Profesional la configuración de los nuevos exámenes de lo que antes conocíamos como selectividad y que hoy es Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU, o EVAU, según la comunidad autónoma). Siglas o nombres aparte, no deja de ser ese examen que pone a prueba los conocimientos adquiridos por los estudiantes durante el Bachillerato para cualificarles como aptos o no para emprender estudios universitarios.

En 2.º curso de Bachillerato, la asignatura de Historia de la Filosofía había dejado de ser obligatoria con la conocida como Ley Wert. La nueva Ley de Educación parecía querer superar sus fallas, pero una vez finalizado el Bachillerato, a la hora de superar la EBAU, dicha asignatura se revela, de nuevo, como irrelevante para los legisladores. La nueva EBAU impone al alumnado elegir, a la hora de examinarse, entre Historia de la Filosofía o Historia de España. Bien mirado, parece que ninguna de las dos asignaturas goza del cariño de quienes deberían velar por el futuro ciudadano de la juventud.

Regresemos, por un momento, a Hesse cuando aseguraba que la formación no debe orientarse a un fin. Y pensemos, hoy, para qué educamos a nuestros hijos e hijas. Sí, para que logren acomodarse en un futuro de holganzas económicas y éxitos sociales. He ahí el fin. He ahí que la educación, ya, parece ser puramente utilitaria.

La razón de ser de las Humanidades

¿Y para qué sirven la historia, la filosofía, el arte, la literatura, en términos utilitarios? La sociedad de la tecnología en que vivimos respondería que la alta demanda de habilidades técnicas y científicas, aplicadas principalmente al beneficio económico, provoca que las Humanidades pierdan su razón de ser. Pero estamos olvidando que las Humanidades están conformadas por todas aquellas disciplinas que nos ayudan a adquirir una perspectiva crítica y reflexiva sobre el mundo en que vivimos, con todas sus complejidades.

Las Humanidades están conformadas por aquellas disciplinas que nos ayudan a adquirir una perspectiva crítica y reflexiva del mundo

Pitágoras (569 a.C.-475 a.C.), aparte de ser considerado por muchos historiadores como el primer matemático, fue también uno de los primeros metafísicos. Él aseguraba que la filosofía era esa disciplina del aprendizaje que, frente a las utilizadas con el único propósito de comerciar y obtener ganancias, ayuda a observar y comprender mejor la realidad circundante y la propia.

Por su parte, Heródoto (484 a.C.-425 a.C.), considerado padre de la historia occidental, tuvo como principal premisa la objetividad a la hora de escribir sobre los acontecimientos pasados para acercarlos al máximo número de personas posible. Consideraba que dicho conocimiento era esencial para que la sociedad pudiese evolucionar y subsanar los errores cometidos.

Tener conocimiento de cómo se han desarrollado las sociedades previas a la nuestra, de cómo el pensamiento y los valores filosóficos han provocado los cambios que nos han hecho llegar a este momento histórico altamente digitalizado y consumista, nos ayudará, sin duda, a reforzar nuestra capacidad crítica. Y solo con capacidad crítica podremos construir una sociedad justa, igualitaria y cohesionada.

La historia y la filosofía, junto con el resto de las disciplinas que conforman las Humanidades, van y han ido siempre de la mano. Han permitido a nuestros predecesores cultivar el propio criterio para seguir avanzando. Han aportado belleza por sí mismas, sin necesidad de transacciones. Sin ellas, esta sociedad que tan moderna consideramos no hubiese sido posible. Si deseamos progresar como sociedad, sería necesario que el estudio de las Humanidades no le sea usurpado a los ciudadanos del futuro.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME