¿En qué punto está la lucha contra el SIDA en España?

Pese a que la palabra SIDA sigue retumbando en el imaginario colectivo como una tragedia, lo cierto es que los avances en prevención, detección y tratamiento nos alejan cada vez más de la crisis de los años 90.

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Yvonne Redín
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30
noviembre
2023

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Yvonne Redín

El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es el causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, enfermedad conocida popularmente por sus siglas: SIDA. Los principales efectos del virus son un ataque frontal al sistema inmunitario con su consecuente destrucción, lo que produce una tendencia a adquirir nuevas enfermedades y tumores. En España, el primer caso se localizó en 1981 en Barcelona en un hombre de 35 años. Y, desde entonces, el SIDA ha acarreado enormes estigmas: en los ochenta, la enfermedad afectaba especialmente a personas consumidoras de drogas y también de la comunidad LGBTI, colectivos que ya estaban especialmente discriminados. Una realidad que, durante años, complicó la detección y prevención de la enfermedad.

Junto con el estigma, el miedo fue, según explican algunos de los sanitarios que vivieron los comienzos de la epidemia, lo peor: no existía cura (solo sobrevivían un 50% de las personas) y el número de infectados no paraba de crecer, alcanzando el pico de fallecimientos en 1995 con 5.857 muertes relacionadas con el VIH.

En España el 92,5% de los pacientes conoce su diagnóstico, de los cuales el 96,6% está recibiendo tratamiento

Sin embargo, hoy en día el número de personas con VIH en España ha descendido drásticamente, el 92,5% conoce su diagnóstico, de los cuales el 96,6% está recibiendo tratamiento y el 90,4% tiene la carga viral suprimida –es decir, no contagian la enfermedad–. Y, especialmente, la mayoría lleva una vida perfectamente normal y con cada vez menos estigma. Pero, ¿cómo se ha logrado llegar a este punto?

Sin duda, la llegada de los antirretrovirales en 1996 (justo coincidiendo con el pico de la epidemia) supuso un cambio de paradigma: entre 1995 y 1998 se vivió un descenso del 68% de los fallecimientos. Sin embargo, esta mejora no se habría dado sin los esfuerzos por facilitar la detección temprana, prevención, accesibilidad del tratamiento o la concienciación y comunicación. Una labor en la que el papel de las farmacias ha resultado esencial:  hace 25 años que las farmacias y las administraciones colaboran con otros agentes gubernamentales para conseguir reducir los riesgos relacionados al VIH y disminuir sus casos en España. Sin embargo, todavía queda camino por recorrer. No solo para frenar la transmisión, sino para mejorar la vida de los pacientes. Como nos recuerda Jorge Garrido, activista y director ejecutivo de Apoyo Positivo, «las personas afectadas por el VIH siguen en una gran vulnerabilidad y riesgo de exclusión que debemos revertir». Un desafío para el que la farmacia, a través de su experiencia, parece haber encontrado una receta de demostrada eficacia.

Una red de apoyo extensa y capilar

Todos los centros sanitarios de la red pública (centros de Atención Primaria, de atención especializada y de planificación familiar) tienen los recursos necesarios para hacer la prueba del VIH de forma gratuita, y con las garantías de confidencialidad en su resultado. 

A esto se suma la red de farmacias que, con sus 22.220 oficinas, se ha convertido en el establecimiento sanitario más cercano y accesible para la detección precoz del VIH. Éstas no solo dispensan los test de autodiagnóstico en todo el país, acercando este método de detección precoz a miles de ciudadanos cada año, sino que varias farmacias de las comunidades autónomas de Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Navarra, País Vasco y la Ciudad Autónoma de Ceuta realizan pruebas rápidas de VIH en el marco de los acuerdos suscritos con los gobiernos autonómicos. Todo ello ha convertido a las farmacias en establecimientos sanitarios estratégicos en esta lucha

Esto no solamente es un hito en los países ricos, sino que muchas iniciativas sanitarias públicas y privadas han permitido que en todo el mundo el acceso a los medicamentos preventivos y la detección precoz sean una realidad. 

Prevención y localización temprana

Otro de los grandes hitos en la lucha contra la SIDA han sido las campañas de prevención y localización temprana. Esto permite rápidamente la implementación de un seguimiento médico y acceso a un tratamiento eficaz, que aumenta exponencialmente las expectativas de supervivencia del paciente y mejora su calidad de vida. Además, es un paso indispensable para adoptar las medidas necesarias para evitar la transmisión de la infección. Milagros López de Ocáriz, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Álava, apunta que «la farmacia comunitaria puede abordar estos aspectos, participando en programas sanitarios en colaboración con las Administraciones Públicas y las Asociaciones de pacientes».

Medicamentos accesibles

Desde su aparición a finales del siglo pasado, Europa cuenta con medicamentos para tratar el SIDA, los conocidos antirretrovirales. Y, si bien no curan la enfermedad (no pudiendo erradicar totalmente el virus por la aparición de resistencias), han permitido a muchas personas no solamente sobrevivir, sino llevar una vida normal tomando tan solo una pastilla diaria. Además, recientemente se ha introducido la profilaxis de prexposición (más conocida como PrEP) para las personas consideradas de riesgo: un revolucionario medicamento que evita contraer el virus.

Con esto, en lo que respecta a la mejora de la accesibilidad, «una de las iniciativas que también se está llevando a cabo en varias comunidades autónomas es la dispensación colaborativa de determinados medicamentos utilizados en el tratamiento del VIH. Se trata de facilitar el acceso de esta medicación a los pacientes a través de la colaboración entre la farmacia hospitalaria y la farmacia comunitaria», destaca López de Ocáriz.

Un compromiso firme con la educación y la comunicación

Pedro Rivero: «La cercanía y la confianza que genera la farmacia contribuye a la no estigmatización y facilita la adherencia a los tratamientos»

El conocimiento y la concienciación sobre el SIDA y la transmisión del VIH ha sido uno de los grandes éxitos de la educación preventiva en el campo sanitario. Para lo que las actuaciones nacidas de la colaboración entre entidades han sido clave. En los años ochenta, se inició el Plan Nacional sobre SIDA, y desde entonces la colaboración estrecha ha conducido a una mejora de los datos año tras año. Entre algunas de las iniciativas más exitosas encontramos la formación a personal de las farmacias, los programas de intercambio de jeringuillas para usuarios de drogas y dispensación de metadona, la promoción del diagnóstico precoz en centenares de farmacias en España o la creación de conciencia sobre el contagio. 

Según  Pedro Rivero, farmacéutico comunitario en Álava, «la farmacia no solo participa en campañas informativas, sino que también en su día a día resuelve dudas y presta asesoramiento sobre esta enfermedad, fomentando su prevención. Además, gracias a su cercanía y la confianza que genera, contribuye a la no estigmatización de estos pacientes y facilita la adherencia a los tratamientos prescritos». Con esto, las campañas publicitarias y para centros educativos incluyen una amplia gama de contenidos divulgativos y de información para las generaciones más jóvenes.

El futuro de la enfermedad

En el Día Internacional del SIDA, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos recuerda la importancia de seguir informando sobre la labor de prevención y de avanzar en la cura de lo que, pese a los hitos y a las mejoras del campo sanitario y social, sigue siendo un virus y una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Como apunta Tamara Peiró Zorrilla, Coordinadora del Departamento de Nodofarma Asistencial del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, la Organización Mundial de la Salud ubica al VIH como uno de los mayores problemas para la salud pública mundial. En 2022 fallecieron entre 480.000 y 880.000 personas por causas relacionadas con el VIH y de 1 a 1,7 millones contrajeron la enfermedad.

Por eso, el organismo de Naciones Unidas encargado del virus (UNISDA) sigue dedicando enormes esfuerzos para alcanzar su objetivo 95-95-95 para el año 2030. Es decir, que el 95% de las personas conozcan su diagnóstico, de las cuales el 95% siga el tratamiento para que el 95% de estas tenga carga viral indetectable.  En España, el Plan Estratégico de Prevención y Control de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual está alineado con estos objetivos, y todo apunta a que se lograrán en los próximos años.

La comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo en la reducción de los casos y peligrosidad de este virus, pero la situación en la que nos encontramos ahora no sería posible sin la colaboración de múltiples actores. Aunque aún no hay cura para el VIH, los avances en los tratamientos antivirales han mejorado enormemente la vida de los pacientes y ya hay tres personas en el mundo que se han recuperado definitivamente. Son aún excepciones, pero brindan esperanza a muchas otras personas. Por ello, aunque no sea aún una victoria, cabe reconocer el esfuerzo de todos los actores implicados en esta lucha. No para darla por superada, sino para no para seguir superando hitos que sigan inspirando a las generaciones presentes y futuras a superar el virus.

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