Energía

Embalses y sequía: por qué las centrales hidroeléctricas no nos dejarán sin agua

Uno de los grandes temores de la crisis hídrica es que los actuales sistemas de gestión de agua no sean resilientes a sus posibles alteraciones. Sin embargo, la generación hidroeléctrica no solo no contribuye a la sequía, sino que es una de las mejores tecnologías disponibles para garantizar un futuro 100% renovable. 

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Yvonne Redín
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04
noviembre
2023

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Yvonne Redín

Ya en primavera las alertas saltaron en gran parte del país: la sequía empezaba a mostrar sus graves consecuencias antes de la entrada del mes de junio. Un problema que se agrava si tenemos en cuenta que el año anterior también fue especialmente seco. Además, con los recientes informes de cambio climático, podemos ver que esta será una tendencia para los próximos años. 

Si bien hasta la fecha la hidroeléctrica había sido una fuente de energía contemplada de forma esperanzadora por los principales sectores económicos de la península como un espacio para ser pioneros no solo como país sino también respecto a nuestras potencias colindantes, las insólitas imágenes de embalses casi vacíos que revelaban un panorama nunca antes visto –como la iglesia emergida en el pantano de Sau– parecen haber cambiado su percepción: algunos cuestionan su futuro ante un porvenir de sequías cada vez más recurrentes. Sin embargo, no hay motivo de alarma, al menos, por el momento. 

Para explicarlo gráficamente, las centrales hidroeléctricas son grandes estaciones que generan energía a partir del movimiento del agua. Se consideran energías renovables y, sobre el papel y teniendo en cuenta el mix energético actual, son una de las fuentes de energía más sostenibles que tenemos en nuestro país. Hasta la fecha, España tiene unas 1.300 centrales hidroeléctricas que producen aproximadamente el 20% del total de energía del país, principalmente concentrado en las comunidades autónomas de Castilla y León, Galicia, Aragón, Cataluña y Extremadura

Las centrales hidroeléctricas únicamente generan electricidad cuando se ha garantizado primero el suministro humano y luego para la agricultura

Las centrales hidroeléctricas, con lo estudiado hasta la fecha, no solo no ponen en peligro la disponibilidad de agua, sino que, gracias a propiedades como el almacenamiento de energía o su fácil adaptabilidad a la demanda, son esenciales para la construcción de un futuro renovable que logre frenar el avance del cambio climático. En palabras de Roger Medina, economista experto en transición energética, «el potencial hidroeléctrico para regiones como Cataluña es enorme porque todos muchos los embalses que ya tenemos podrían devenir en centrales de bombeo puro; es decir, ser capaces de vaciar la presa dejando que el agua caiga en otra en un nivel inferior y que  esta pueda volver a turbinar para que llegue al nivel superior y volver a generar electricidad». Según el experto, esto permitiría almacenar energía a gran escala siendo más eficientes y encontrando en esta fórmula una fuente de riqueza, estabilidad y liderazgo respecto a otras potencias europeas.  

España cuenta con una red de ríos y embalses que perfilan un territorio con una gran regulación de los recursos hídricos, garantizando la capacidad de satisfacer las necesidades de su población, agricultura e industria. El uso del agua en las centrales hidroeléctricas es la misma que fluye en ríos, lo que hace que no se contamine, no se agote, no se consuma y se pueda utilizar para otros fines a lo largo de su ciclo de vida. Así, estos datos no solo nos confirman que las centrales hidroeléctricas no nos dejarán sin agua, sino que suponen una oportunidad para nuestro mix energético. 

Las centrales hidroeléctricas de bombeo permitirán almacenar energía a gran escala 

Además, las centrales hidroeléctricas únicamente generan electricidad cuando se ha garantizado primero el suministro humano y luego para la agricultura, de modo que la producción de energía, si bien es importante, nunca quita la prioridad de las dos primeras necesidades. Y siempre, incluso en situaciones de sequía, se garantiza soltar un caudal mínimo (caudal ecológico) que permita mantener el río en buenas condiciones ambientales. Hajar ElMansouri, especialista en regulación de energías sostenibles, explica que lo más importante para un país es tener un mix energético diversificado, para que las diferentes fuentes de energía renovable se compensen y complementen, permitiendo la seguridad del suministro. En cuanto a las centrales hidroeléctricas, la experta destaca que «hasta que no desarrollemos más almacenaje stand alone, las centrales hidroeléctricas hacen esta función, lo que las hace extremadamente necesarias para la actual transición». 

Consciente de tales oportunidades, el gobierno central ya ha desarrollado algunas medidas para impulsar este tipo de energía, como la protección de sistemas acuáticos, promover medidas de uso eficiente del agua o impulsar un plan para digitalizar el sector del agua. Aunque hay motivos para permanecer optimistas, es importante recalcar que la desertificación, el aumento de las temperaturas o la disminución de las lluvias podría afectar, a largo plazo, a la disponibilidad de agua peninsular y afectar, en última instancia, al caudal de los ríos y el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas. 

El agua es uno de los recursos que se está viendo más en riesgo actualmente debido a las alteraciones del cambio climático, y no debemos confiarnos: el hecho de que la tengamos garantizada hoy no significa necesariamente que también lo esté en el futuro. Por ello, potenciar la innovación e investigación del recurso no solamente es una apuesta de futuro, sino un paso imprescindible para una transición energética y sostenible que comprenda la realidad del territorio ibérico y promueva, en un escenario crítico, soluciones duraderas y satisfactorias para todos los sectores de la población.

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