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¿Es el éxodo urbano una cuestión de tiempo?

A pesar de que aún persiste una visión romantizada del campo, el mundo rural está ganando peso como motor económico y social gracias a la digitalización, la conectividad y las apuestas por la ganadería y la agricultura sostenibles.

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20
octubre
2023

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Aliados, no solo clientes. Este es el propósito de los muchos proyectos que han hecho del entorno rural su motor de negocio. Generar un impacto positivo, sostenible, eficiencia y rentable allí donde operan. «Nuestro objetivo es hacer de los pueblos el centro del universo», explica Conce Macías, directora de AlmaNatura, una empresa que impulsa propuesta de empleo, educación, salud a través de la tecnología y que participó en las Jornadas de Sostenibilidad 2023 organizadas por Redeia. «No solo combatimos la despoblación, sino que nos convertimos en un laboratorio constante de innovación social».

Aún perdura en muchos de nosotros una visión romántica del mundo rural, «como si en el campo no hubiera llegado la modernidad, las telecomunicaciones. Hay que generar una visión distinta, basada en la realidad del mundo rural y de sus potencialidades, mucho más modernizada y adecuada a lo que supone vivir y trabajar hoy en día en el mundo rural», apunta Francesc Boya, secretario general para el Reto Demográfico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Conce Macías: «No solo combatimos la despoblación, sino que nos convertimos en un laboratorio constante de innovación social»

Las telecomunicaciones y la conectividad son, en buena parte, responsables de que el mundo rural haya solucionado buena parte de los problemas con los que contaba. «La democratización de la tecnología permite que las zonas rurales no carezcan de buenos profesionales», apunta Pedro Javier Berrios, CEO y fundador de Gobcity, una iniciativa que aplica la inteligencia artificial a los ayuntamientos para mejorar su eficacia y, por tanto, los servicios a los ciudadanos. «Lo importante lo tienen los propios ayuntamientos, la información. Lo que necesitan es organizar todos esos datos para conocer qué necesitan exactamente, cuánto gastan, etc. Lo que no tiene sentido es que el 80% de las consultas que se hacen a los ayuntamientos se hagan a través del teléfono móvil y solo el 10% de los ayuntamientos tengan aplicaciones para móvil».

Cuando el progreso no viene de la ciudad

Pese a que son cuantiosas las iniciativas que parten de grandes urbes para instalarse en el mundo rural, las gentes del campo también construyen sus propias propuestas para no tener que trasladarse a una ciudad. Es el ejemplo de Rosana Álvarez quien, después de licenciarse en Derecho, decidió impulsar la ganadería que regentaba su madre, transformándola en una producción ecológica, la Ganadería Arbas. «La gente de campo también somos urbanos, mantenemos nuestras tradiciones, pero ya no somos la señora de moño y delantal, controlamos a nuestras reses con drones, creo que con esto ya está todo dicho».

Francesc Boya: «Hay que generar una visión mucho más modernizada y adecuada del mundo rural»

La ganadería sostenible ha modelado ecosistemas valiosos y apuntala la gastronomía de diferentes territorios. Frente a la carne sintética, impulsada por firmas como Google y Metha, tal y como recuerda Boya, «lo que hay que evitar es que la ganadería y la agricultura sostenibles acaben siendo absorbidas por grandes corporaciones. Los pequeños negocios tejen redes afectivas en el territorio, que redunda en la prosperidad de todos los vecinos», asegura Álvarez.

Pese a que los informes oficiales revelan la enorme brecha en la creación de empleo entre ciudades (que concentran más del 65%) y las zonas rurales (que tienen poco más del 2%), hay motivos que convocan la esperanza de revertir esta situación: según el Observatorio 2030 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, nuestras ciudades podrían acabar siendo «inhabitables» si no se crea una estrategia nacional con normas comunes para su adaptación a la nueva realidad climática. Ello, unido a la densidad de población que soportarán en el futuro, puede aliarse para considerar las zonas rurales un lugar mucho más saludable para vivir. «Todos vamos a querer vivir en un pueblo de aquí a unos años», concluye Berrios.

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