La abolición de la prostitución en Europa y el voto español

Artículo

Carmen Domingo

@carmen_domingo

La semana pasada, el Parlamento Europeo (PE) pidió a los Estados miembros que castigaran penalmente a todo aquel que «solicite, acepte u obtenga» un acto sexual de una persona a cambio de una remuneración o beneficio del tipo que sea. Sí, el texto no es vinculante, pero señala –yo diría deja en evidencia– «la realidad de coacción, manipulación, violencia y explotación en la prostitución», evidenciando que en la mayoría de países europeos no se ha puesto atención en condenar esa práctica. Añadieron desde la Eurocámara que los gobiernos de la UE debían desarrollar «medidas efectivas para reducir la demanda de prostitución y por tanto el tráfico de seres humanos, la explotación sexual y las operaciones de grupos criminales organizados», señalaron, además, que hasta el 70 % de las personas prostituidas en la Unión Europea son mujeres migrantes.

Me anticiparé a algún razonamiento desde la izquierda líquida que, imagino, me harán acerca de la libertad de decidir qué haces con tu cuerpo, y aclararé que los gobiernos no deben legislar para el escaso número de mujeres que ejercen la prostitución voluntariamente, sino pensando en aquellas, muchas, más de las que nos imaginamos, que no pueden escapar, consecuencia de sus problemáticas sociales y económica. Porque, además, como dijo Rodríguez Palop, «incluso si existe consentimiento, dicho contrato implica siempre una violación de la libertad sexual».

Dicho esto, aclararé que no todos los grupos parlamentarios votaron en bloque. Populares, socialdemócratas y la izquierda han votado prácticamente todos a favor del texto –234 votos a favor–. Mientras que liberales, verdes y buena parte de los conservadores y la extrema derecha se han posicionado en contra –175 en contra–, obsérvese la coincidencia entre verdes y extrema derecha. Y un puñado de miembros de todos los grupos han optado por abstenerse –122 abstenciones–.

Pero bueno, la Resolución condenando la prostitución salió adelante. Y sí, no nos engañemos, fue un pequeño triunfo del movimiento feminista que hace años que insiste en la vulneración de derechos fundamentales que supone la prostitución y en la imperiosa necesidad de legislar la abolición de la misma.

Hasta el 70 % de las personas prostituidas en la Unión Europea son mujeres migrantes

En nuestro país, pocas sorpresas y alguna decepción. Dentro del grupo Sumar, el portavoz, Urtasun, votó en contra (Los Verdes), junto con cuatro parlamentarios de Ciudadanos (Nart, Banzú, Cañas y Potpcheva), dos de ERC (Riba y Solé), una de Junts (Pontsarí) y Barandica del PNV. De nuevo unidos Verdes y Derecha. Comuns, por su parte, se abstuvo e Izquierda Unida votó a favor.

Hasta ahora, en España hemos tenido una cobarde alegalidad que permite todo tipo de abuso y violencia contra las mujeres –y algunos hombres, más del 90% son mujeres–. Cojamos al vuelo lo que nos propone esta Resolución, a ver si ayuda a que nuestros representantes se planteen desarrollar una legislación abolicionista que hace años que se reclama desde el feminismo, al tiempo que se impulsan programas de salida y reinserción de las mujeres que se encuentren en situación de prostitución. Y de paso que se aclaren en el grupo Sumar, donde han aparecido votos de todas las opciones.

Sin embargo, no hay duda, si queremos un derecho garantista que apueste por la recuperación de las víctimas, no podemos quedarnos solo en esa resolución europea, debemos exigir medidas, leyes, que la apliquen. La abolición de la prostitución es atajar de raíz el sistema prostitucional, analizando sus causas, por qué acaban las personas en el sistema prostitucional y dando respuestas a sus necesidades sin pensar ni en los explotadores, proxenetas y puteros, solo pensando en las víctimas.