Préstamos chinos, soft power en los países emergentes

Desde 2010, China ha triplicado la cantidad de créditos que ha otorgado a otros países. Los préstamos chinos superan ya a los del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Y con eso llega también un cambio en las estructuras de poder.

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03
agosto
2023
El presidente chino, Xi Jinping, en una foto de archivo

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1,5 billones de dólares. (1,5 trillones en inglés)  Esa es la cantidad de dinero que China le prestó a 150 países entre 1949 y 2017, según un estudio publicado en la revista Harvard Business Review. Y desde 2010, el gigante asiático ha triplicado la cantidad de créditos que ha otorgado a otros países. Es así que hoy China es la principal fuente de préstamos para los países menos desarrollados. En este sentido China ha desplazado al Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional como máximo prestamista del mundo. La mayoría de estos préstamos chinos van destinados a la construcción de infraestructuras esenciales como aeropuertos, vías férreas, autopistas  y represas.

Pero han aparecido fuertes criticas a los préstamos de China. Hay acusaciones de corrupción, malos tratos a los trabajadores en los proyectos pagados por China, tensiones geopolíticas y descontento social. Y es que un préstamo chino no es cualquier préstamo.

Seis mil millones de dólares para un nuevo tren de alta velocidad en Indonesia. Cinco mil millones de dólares para expandir las capacidades de producción de petróleo en Venezuela. Cinco mil millones de dólares más para la construcción de una nueva capital administrativa en Egipto.  Estos son tan solo algunos de los casi 14.000 proyectos masivos financiados por China entre 2000 y 2017. Para el gigante asiático, contribuir al desarrollo de otros países no se trata de mero altruismo. «En China, la producción de las industrias de construcción, acero e ingeniería sobrepasa la demanda local», explica Samantha Custer, del instituto de investigación Aid Data. «Lo que esto significa es que existe una gran motivación por parte de Pekín para utilizar esos recursos, junto con el excedente de capital de sus bancos estatales, para avanzar sus intereses económicos, políticos y geoestratégicos», suma.

Desde el punto de vista económico, China utiliza los préstamos como una estrategia para promover sus propias tecnologías y empresas en el extranjero. Pues exige la contratación de compañías chinas para el desarrollo de los proyectos internacionales que financia.

Y desde el ámbito geopolítico, aprovecha para aumentar su poder en los países receptores de préstamos y para conseguir aliados que favorezcan sus decisiones en temas de defensa e influencia internacional. Por ejemplo, en agosto de 2022, la entonces Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., Michelle Bachelet, publicó un informe en el que condenaba las políticas represivas de China contra la minoría étnica Uigur. Pero la mayoría de los países árabes y africanos, que reciben generosos préstamos de esta nación, guardaron silencio ante las severas acusaciones.

Samantha Custer: «China cuenta con menos trámites burocráticos para entregar los fondos rápidamente»

Para lograr todo esto, el gigante asiático presta sumas millonarias, con términos y condiciones mucho más favorables que otros prestamistas tradicionales como EE.UU. o el Banco Mundial. «La mayoría de los entes de desarrollo tradicionales realizan procesos extensos de revisión, donde evalúan las implicaciones sociales y ambientales de los proyectos que financian. China no suele incluir estos procesos. Además, China cuenta con menos trámites burocráticos para entregar los fondos rápidamente», explica Custer.

Estas medidas hacen que los préstamos chinos sean muy atractivos para los países de medianos y bajos ingresos, que por su baja calificación crediticia, no podrían recibir asistencias tradicionales. Pero al aceptar préstamos de China, los países también asumen considerables riesgos como plazos de pago cortos y tasas de interés muy elevadas.

Es el caso de Ecuador, que en 2015 recibió 7000 millones de dólares, que debían ser devueltos inicialmente en un plazo de 12 años, con 7% de intereses. El dinero fue utilizado para construir la presa hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair, que prometía solventar las necesidades energéticas y contribuir al desarrollo del país. Pero el costoso proyecto ignoró las opiniones de los expertos, que advertían de que un terremoto podría acabar con toda la estructura. Tan solo dos años después de su inauguración, la presa ya mostraba miles de fisuras. Y además, el proyecto ha desatado escándalos de corrupción, violaciones a los derechos de los trabajadores, daños medioambientales y desplazamientos de los pueblos indígenas locales.

Ecuador no es un caso único. Un estudio realizado por la revista científica Nature demostró que más del 60% de los proyectos financiados por China representan riesgos a la vida silvestre o a las comunidades indígenas.

China exige garantías a los receptores de sus préstamos, que pueden verse obligados a exportar al país asiático sus recursos

A pesar de todo esto, China rara vez sale perdiendo. «Con frecuencia, el gigante asiático le exige garantías a los países receptores de préstamos», apunta Custer. «Estas garantías pueden consistir en recursos básicos como el trigo o el café, recursos naturales, como el petróleo, metales preciosos y minerales. Es una promesa de que, si el país no logra devolver el préstamo con dinero, lo pagará con la exportación de sus recursos a China», añade.

Sin embargo, la crisis económica global, la pandemia y las altas probabilidades de incumplimiento de pagos provocaron que China restringiera significativamente este tipo de préstamos atados a garantías en los últimos años. En vez, han optado por una nueva estrategia menos riesgosa en el sector privado. Así lo explica Margaret Myers, del Diálogo Interamericano: «Lo que estamos viendo es mucho más financiamiento en regiones como América Latina por parte de una variedad de actores chinos. Entre ellos están los fondos de capital privado, los fondos soberanos de inversión y hasta las startups. Y de hecho, gran parte del dinero está siendo invertido en sectores donde EE.UU., países de Europa y las propias compañías locales ya tienen una fuerte presencia. Pero quizás no pueden competir de maneras tan efectivas cuando las empresas chinas ofrecen muy buenas tarifas».

Para las grandes potencias del mundo, el gran desafío estará en descifrar el nuevo modelo Chino y desarrollar estrategias de financiamiento que estén a la par. De otro modo, el gigante asiático podría solidificar un peligroso nivel de influencia geopolítica.


Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím’ , una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.

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