«Las sanciones son como los antibióticos: muy importantes, pero si abusamos, generamos resistencia»

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27
junio
2023

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Las sanciones, los embargos y los bloqueos económicos que uno o más países le imponen a otro país son muy controvertidos. Estas restricciones económicas a menudo tienen el fin de obligar a los estados sancionados a cambiar sus conductas. Desde hace décadas, por ejemplo, los países más poderosos del mundo –como EE.UU. o la Unión Europea– han adoptado este mecanismo como una manera de presionar y penalizar a los gobiernos que violan a los derechos humanos, fomentan el terrorismo, oprimen a sus ciudadanos o tratan de tener un arsenal nuclear. Muchos dudan de la efectividad de las sanciones. Pero son muy importantes ya que directa o indirectamente nos pueden afectar a todos. Eso es lo que argumenta Agathe Demarais, una reconocida economista en ‘Backfire‘ (Columbia University Press). Actualmente, Demarais es directora de pronósticos globales del Economist Intelligence Unit, la Unidad de Inteligencia de la muy influyente revista británica ‘The Economist’.


En los últimos años, los gobiernos han estado implementando sanciones cada vez con más frecuencia. ¿Por qué?

Las sanciones han sido una herramienta  muy popular para los países occidentales, diría que durante las últimas dos décadas. Existen varios motivos. El principal es que llenan un vacío entre las declaraciones diplomáticas, que realmente no impresionan a nadie, y las intervenciones militares, que tienen enormes costes humanos y sociales. Además, para un país como EE.UU. es muy barato implementar sanciones porque los encargados de aplicarlas son los bancos y las multinacionales en todo el mundo. Es una externalización de la política exterior del país. Y, por último, las sanciones son muy rápidas de ejecutar. Así que obviamente son una manera efectiva de demostrarle a los estadounidenses que el gobierno responde a una crisis en desarrollo de manera muy rápida.

Cuando las sanciones están mal diseñadas o son políticamente indeseables, hay un gran esfuerzo por parte de los grupos o gobiernos sancionados para evadirlas. Háblenos sobre algunos de los métodos que descubrió que se utilizan por los países para evadir las sanciones. ¿Qué hacen?

La idea es que las sanciones son como los antibióticos. Son muy importantes, pero si abusamos de ellos, generamos resistencia. Y estamos viendo cada vez más resistencia a las sanciones. En los últimos tiempos, esta herramienta ha dependido de la fuerza del dólar y de los canales financieros occidentales y los países afectados están utilizando principalmente tres herramientas para evadir las sanciones. La primera es evitar completamente el uso de monedas occidentales, como el dólar estadounidense, que se utiliza actualmente para el 40% del comercio global. De hecho, desde el año 2000, Rusia y China han estado utilizando el rublo ruso y el renminbi chino para su comercio bilateral. La segunda herramienta son las alternativas al sistema SWIFT, que es una organización que permite realizar transacciones bancarias internacionales. Regímenes como China están desarrollando una alternativa a este sistema. Se llama SIPS y es mucho más pequeña, pero es viable en caso de que China quede excluida de SWIFT.

«Las sanciones son una externalización de la política exterior del país»

Y, por último, están las monedas digitales. Esto no tiene nada que ver con las criptomonedas. Son más bien monedas digitales emitidas por los bancos centrales de los países. Nuevamente, China está a la delantera de esta tendencia. Entre 300 y 400 millones de ciudadanos chinos ya utilizan el renminbi digital, almacenado en billeteras digitales en sus teléfonos móviles. Y las sanciones estadounidenses no tienen repercusiones sobre este tipo de activos. Esto es lo que abordo en mi libro. Pienso que es una amenaza para la diplomacia estadounidense, porque si las sanciones ya no funcionan, entonces ¿qué herramientas le quedarán a los diplomáticos occidentales?

El embargo de EE.UU. a Cuba se adoptó en los años 50, con el fin de provocar un cambio de régimen en la isla caribeña. Seis décadas más tarde, las sanciones no han conseguido su cometido, pero siguen en pie. ¿Qué sucede cuando las sanciones permanecen vigentes durante un largo período de tiempo pero no logran derrocar a los dictadores, poner fin a las violaciones de derechos humanos o desmantelar a los grupos violentos?

En algunos casos, no se actualizan los objetivos de las sanciones para que reflejen las preocupaciones actuales. El embargo de EE.UU. a Cuba refleja las preocupaciones de hace 60 años. Y eso obviamente es un problema para la efectividad de las sanciones. La Unión Europea, por su parte, revisa los programas de sanciones cada seis meses para asegurarse de que se ajusten a las circunstancias. Y esta es probablemente una de las maneras en las que EE.UU. podría mejorar la efectividad de sus sanciones. Si eres un país [como Cuba] con un embargo de 60 años, supones que durará para siempre y no tienes ningún incentivo para cambiar. Además, los regímenes de los países sancionados también usan los embargos o sanciones como excusas para justificar su mala gestión económica, que es precisamente lo que está pasando en Venezuela, por ejemplo.

«Las sanciones del futuro son los controles de exportación, como los que EE.UU. le ha impuesto a China»

¿Cuál es el futuro de las sanciones? ¿Qué va a pasar? ¿Seguirán prevaleciendo en la política exterior de las grandes potencias? ¿O más bien aparecerán otras herramientas diplomáticas que son más eficaces, más eficientes que las sanciones? 

Lo que explico en mi libro es que las sanciones del futuro son los controles de exportación, como los que EE.UU. le ha impuesto a China para limitar su acceso a los semiconductores. Los semiconductores son pequeños componentes electrónicos que se utilizan en las computadoras, los celulares, las pantallas digitales y también en los equipos militares. Entonces, el país con los mejores semiconductores tiene una ventaja militar. EE.UU. lo sabe muy bien. Y como las compañías estadounidenses dominan la tecnología de los semiconductores más avanzados, han podido limitar el acceso de China a estos chips con los controles de exportación. Creo que estas herramientas que intentan cortarle a un país el acceso a tecnologías vitales, serán las sanciones del futuro. Y de hecho, los controles de exportación ya son un elemento clave de la política exterior de EE.UU. contra China.


Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím’ , una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.

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