Cambio Climático

Regénesis: alimentar al mundo sin devorar el planeta

Lograr que el activismo y la ciencia caminen de la mano es un reto imprescindible para atajar el cambio climático. En su nueva obra, Georges Monbiot plantea cómo las formas de consumo y alimentación pueden permitirnos convivir en el planeta sin contribuir a su degradación.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
11
abril
2023

Por primera vez en milenios, tenemos la oportunidad de transformar no solo nuestro sistema alimentario sino toda nuestra relación con el mundo viviente, si bien las preguntas climáticas ya no residen en el qué, sino en el cómo. Precisamente por ello necesitamos pensar. Y necesitamos hacerlo no solamente sobre la forma en la que hacemos las cosas: también en la manera en la que podemos transitar de una forma factible y sostenible hacia ellas. De nada sirven los grandes objetivos si no sabemos cómo lograrlos.

Es en esta dirección en la que el gran gurú del cambio climático Georges Monbiot ha enfocado su nueva obra. Con el título Regénesis, Monbiot explica cómo podemos resolver el dilema de la alimentación –uno de los grandes retos para el desarrollo sostenible– para llevarla a cabo sin que sea a expensas del planeta. En su extenso pero detallado relato, con múltiples metáforas y ejemplos, el autor nos introduce sus tesis de una forma tan elaborada como sencilla. Una destreza que probablemente haya influido en su obtención del Premio Orwell de Periodismo del año 2022. 

Como afirma en el libro, «he descubierto que este abismo entre la percepción y la realidad es aplicable a casi todos los aspectos del sistema alimentario. […] Nuestras creencias en materia de alimentación y agricultura están dominadas por fábulas y metáforas que no describen el mundo tal como es, sino un planeta idealizado y simplificado, lo que nos conduce a cometer errores catastróficos». Por ello, Monbiot apunta a una regénesis: a contar una historia nueva a propósito de lo que comemos y cómo lo obtenemos, con la intención de exponer la complejidad que se encuentra entre los descubrimientos científicos, los hábitos culturales y las creencias populares relacionadas con el comer. 

El planeta necesitará producir en torno a un 50% más de cereales en el año 2050

La agricultura es una de las formas de mayor destrucción ambiental, si bien no es la lucha climática que más titulares ocupa. Mientras fenómenos como la expansión urbana son considerados como uno de los grandes retos de la década, la agricultura, que tiene un impacto 30 veces mayor en términos de extensión, no despierta nuestra conciencia.

Por ello, la propuesta de Monbiot no resulta solamente innovadora a nivel de guía teórica de hacia dónde dirigir nuestra acción en relación a la obtención de alimentos, sino que también contribuye a una evidencia que cada vez es más notoria en círculos de expertos. Tal como señala, «a menos que tenga lugar un cambio radical en la forma en la que producimos nuestros alimentos, […] en 2050 el planeta necesitará producir en torno a un 50% más de cereales. En principio, y asumiendo que nada más cambie, sería posible con las tierras utilizadas para la agricultura hoy en día, aunque sin apenas más margen. […] Pero no es seguro asumir que nada más cambiará».

Durante décadas hemos cultivado grandes extensiones de tierra, talado bosques y contaminado espacios naturales como bosques, ríos y océanos con el fin de alimentarnos. He aquí la paradoja: hemos destruido gran parte de nuestro ecosistema para nutrirnos de este. Y a pesar de ello, millones de personas siguen pasando hambre y el precio de los alimentos no cesa de aumentar. Monbiot propone, así, una transición de los métodos cortoplacistas de los cultivos a una perspectiva de futuro con inversiones a largo plazo basadas en estrategias que busquen la sostenibilidad de los ecosistemas. Esta tarea es compleja y, por supuesto, nada fácil: empezando por dejar de comer animales hasta encontrar nuevas fuentes de proteínas y grasas, el autor insiste en que el cambio se producirá no gracias a cambios de Estado ni revoluciones, así como tampoco por santificar la naturaleza en altares y ritos; el cambio se producirá, según el autor, gracias a un esfuerzo de imaginación política que –a través de «el trabajo duro de un pequeño número de personas comprometidas y la voluntad de otras de apoyarlas»– genere un cambio de las condiciones actuales. Será entonces cuando conseguiremos alimentar al mundo sin devorar el planeta. 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Ciudades hambrientas

Carolyn Steel

Carolyn Steel desvela cómo la vasta industria alimentaria ha perfilado lo urbano.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME