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Para la inclusión de la discapacidad no basta con un puesto de trabajo

No es suficiente con contratar a más personas con discapacidad, también se debe atender a sus circunstancias, favorecer en todo lo posible su integración y ofrecerle las tareas para las que esté mejor cualificada y en las que pueda realizarse.

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Nathan McDin
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Se calcula que hay más de 1.000 millones de personas con discapacidad en el mundo, 100 millones de personas solo en Europa. Son la minoría más extensa. Teniendo en cuenta estos altos números, la Fundación SERES señala en un reciente informe el reto (y la obligación) «de facilitar el acceso al mercado de trabajo al 75% de las personas con discapacidad».

La ONU recomienda no solo impulsar el empleo, sino también promover el reconocimiento de sus capacidades, méritos y habilidades

En la actualidad, las empresas con más de 50 trabajadores tienen la obligación legal de tener una cuota de reserva de empleo del 2% para personas con discapacidad. Pero, para la inclusión real, no es suficiente con contratar un porcentaje determinado de personas. La inclusión requiere atender a las circunstancias de la persona en cuestión, favorecer en todo lo posible su integración, ofrecerle las tareas para las que esté mejor cualificada y que le permitan realizarse.

A esto, la ONU suma el «promover el reconocimiento de las capacidades, los méritos y las habilidades de las personas con discapacidad y de sus aportaciones en relación con el lugar de trabajo y el mercado laboral». Y, para que todo ello sea completo, se debe llevar a cabo un trabajo de comunicación y concienciación con el resto de la plantilla para alcanzar el mejor ambiente laboral posible.

Estrategias de integración

Fijarse un objetivo de integración laboral de personas con discapacidad es imprescindible para comprometerse de una forma real, explica Anastasia de las Peñas, directora de Experiencia Empleado de Mapfre. «Sin embargo, efectivamente, debe ir acompañado de otras estrategias. En nuestro caso, no solo nos comprometemos con las cifras, sino con acciones», apunta.

El de Mapfre es uno de los buenos ejemplos de cómo se puede llegar a esa inclusión real y su estrategia específica puede servir de espejo para otras compañías. La aseguradora cuenta con un Programa Global de Discapacidad que trabaja en tres líneas: normalización a través de acciones de sensibilización y formación, integración laboral de las personas con discapacidad y mejora de la calidad de vida con acciones de asesoramiento y apoyo en materia de salud y empleo.

Apostar por su carrera profesional

Es importante apostar por el desarrollo profesional de todas las personas, con o sin discapacidad, pues sin duda es una de las claves del bienestar. «Podemos decir que cobra especial importancia en personas con discapacidad, pues en muchas ocasiones lo tienen más difícil. El empleo de las personas con discapacidad es la puerta a la integración social y tampoco olvidemos que constituye una ventaja competitiva para la empresa», señala la responsable de Mapfre.

De las Peñas recuerda que vivimos en una sociedad diversa y que debemos tener en cuenta que el aporte de valor en las compañías viene de muchos lugares: de la sociedad, de los clientes, de los accionistas, de los empleados y de los proveedores. Y, entre ellos, hay personas con discapacidad. «Si el 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad, sería poco inteligente mirar hacia otro lado, pues si impactamos positivamente en una persona con discapacidad, estamos impactando en multitud de personas», apostilla.

El cuidado de la familia

La atención a la discapacidad no solo pasa por cuidar del empleado, también es necesario atender a los trabajadores que tienen hijos con diversidad funcional o intelectual. Por ello, Mapfre cuenta con varias iniciativas para ayudar a estas familias, como permisos adicionales que permiten a los padres ausentarse, cobertura de gastos médicos excepcionales y ayudas económicas anuales específicas.

Anastasia de las Peñas: «Si el 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad, sería poco inteligente mirar hacia otro lado»

La joya de la corona es el Programa Familiares de Mapfre, «que tiene como misión orientar, apoyar y acompañar a los familiares de empleados de Mapfre con discapacidad en el desarrollo de las diferentes etapas del ciclo vital de la persona». La compañía usa como palanca el «diseño y desarrollo de un itinerario personalizado» para ayudar a que esa persona con discapacidad «consiga el máximo nivel de autonomía e integración en la sociedad». Se pueden beneficiar tanto los hijos de los empleados –desde el momento de su nacimiento o desde el momento que adquieren la discapacidad– como los familiares hasta segundo grado de consanguinidad. «Este programa se desarrolla con la colaboración de Fundación Konecta y no tiene ningún coste para sus usuarios», indican desde la aseguradora.

Además de la importancia social que tiene ayudar a las familias, cabe destacar que la situación personal que enfrentan estos trabajadores aportan un valor añadido a las empresas. «En mi opinión, las personas que viven de cerca la discapacidad han tenido que enfrentarse a una serie de situaciones que han tenido un impacto significativo en sus vidas y que les ha requerido desarrollar especialmente determinadas capacidades y habilidades como pueden ser la adaptabilidad, la empatía, la creatividad, resolución de problemas, priorización y la resiliencia, por nombrar algunas de ellas», concluye la directora de Experiencia Empleado de Mapfre.

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