Innovación

El ‘gaming’ y su influencia en la cultura

Los videojuegos están impactando en casi todos los ámbitos de nuestra cultura: desde la forma en que atendemos el trabajo en equipo, la moda o la forma de comunicarnos.

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18
abril
2023

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Los videojuegos como forma de entretenimiento llevan mucho tiempo siendo parte de la cultura popular, desde los primeros juegos arcade hasta la Game Boy, lanzada en Europa por Nintendo en el año 1990 (consola que marcó un antes y un después, ya que te la podías llevar a cualquier lado, como un teléfono móvil de hoy en día). Una consola, esta última, que además (ahora, en su evolución última, llamada Nintendo Switch) mantiene su liderato por encima de la PlayStation y la Xbox. La primera de estas, además, surge casualmente en el año 1995, fecha en la que muchos expertos ubican el inicio de la Gen Z. La evolución ha sido constante tanto en el hardware como en el software de los videojuegos, pero también en cuanto a la influencia en nuestra cultura, que además ahora, con la llegada de los entornos digitales virtuales, seguirá impactando en la manera que nos relacionamos online.

Para entender esta influencia, en caso de que no seas una persona muy familiarizada con el tema, es fundamental conocer el estado actual de los videojuegos. Los desarrolladores han innovado mucho en los últimos 15 años. Por un lado, con la calidad visual, estamos llegando a unos gráficos hiper realistas que casi podría pasar por una película. Por otro lado, y algo más importante, con la experiencia del videojuego, creando entornos virtuales –con su propia moneda, economía y dinámicas de relación– donde tu avatar realmente te representa y no solo hay que ganar una «competición» o juego, sino que también hay que interactuar, tener un rol y socializar como si de la vida real se tratara. Los Sims, que a lo mejor muchos podéis reconocer, tiene unas dinámicas que se dan en muchos otros videojuegos donde debes crear tu identidad y «simplemente» vivir y desarrollar una experiencia vital con ella. Desde fuera, todo esto puede parecer algo puntual, divertido y curioso, pero la realidad es que esta industria crece cada año y seguirá creciendo, ya que las personas, especialmente los jóvenes, acogen estas experiencias como una parte de su vida real.

Los videojuegos están impactando también en un sentido laboral y en el desarrollo profesional. Como cualquier otro deporte, la competencia es alta, y no son muchos los que pueden hacerse ricos jugando a videojuegos. Sin embargo, y a diferencia de otros deportes, los e-sports son una actividad que sigue desarrollándose cada día con más y más videojuegos. Cada uno de estos, además, acoge un deporte nuevo. Los deportes tradicionales, que tienen videojuegos como F1 (coches), NBA (baloncesto) o FIFA (fútbol), son ya en su mayoría ligas consolidadas con premios de alto valor (en el caso de la eLiga Santader, por ejemplo, existe un reparto de 300.000 euros en premios). Es a causa de esta gran variedad de videojuegos, pero también debido a otras dos características por lo que podemos entender la razón principal de la penetración de los videojuegos a nivel profesional: el acceso y el entretenimiento. Al fin y al cabo, se trata de un acceso global, ya que puedes jugar desde cualquier lugar (la exigencia física no es alta, la mental sí), lo que fomenta que esta disciplina se extienda y sea acogida por todos, con el desarrollo que ello conlleva.

Los videojuegos tienen un acceso global, ya que se puede jugar a ellos desde cualquier lugar, lo que fomenta su expansión y acogida

Todo este crecimiento viene acompañado del otro punto de valor que aporta el gaming a la cultura: el entretenimiento. Un factor entendido desde un punto de vista positivo: está más que comprobado que los videojuegos ayudan a desarrollar las capacidades sociales del trabajo en equipo, la toma de decisiones, la comunicación… Además, no hay que olvidar que uno suele jugar acompañado, sintiendo muchas veces que realmente conectas con otros, un hecho que fue especialmente relevante y visible durante el confinamiento.

Con el desarrollo de los entornos virtuales, la conexión entre personas desde un punto de vista emocional y humano también crece. Las llamadas «comunidades», así, son organizaciones que fluyen en diferentes canales digitales y a través de distintos usuarios o influencers. La capacidad que tienen los gamers de interactuar con miles de notificaciones y sonidos en un entorno digital es una clara evidencia de una nueva era en la interacción humana donde la identidad y la apariencia cambian por completo (y donde elementos como las prendas, por supuesto, cogen un nuevo significado).

¿Cómo se valoran (y valorarán) las prendas de vestir en el entorno digital? Es más, ¿cómo se construirá en el futuro la identidad digital y cómo se expondrá el ser humano si las experiencias e interacciones suceden cada vez más en un espacio virtual? La moda es una industria que desde hace años colabora con el mundo de los videojuegos con el fin de acercarse a los entornos virtuales. Nos encontramos con casos como el de Gucci y sus bolsos en Roblox, Pull & Bear y su metaverso o Adidas diseñando líneas de prendas virtuales a través de NFTs. Todas son señales de cómo las experiencias del gaming están empapando el resto de la cultura. La evolución de la tecnología y su impacto en la manera en que nos relacionamos seguirá su desarrollo con la adopción de la realidad aumentada y la realidad virtual.

Cuando llegue dicha adopción más allá de los videojuegos –y en mi opinión, llegará–, estas nuevas tecnologías facilitarán la conexión humana en los entornos virtuales, con experiencias más auténticas y «reales». Es por eso que pienso que los videojuegos no sólo proponen una manera nueva de entretenimiento y socialización: también un campo de aprendizaje para la interacción del futuro. Su impacto en la cultura no acaba más que empezar.


Rafael Magaña es CEO en Mazinn.

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