Cambio Climático

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Ecosistemas (corporativos) contra el cambio climático

Las empresas tienen un rol clave en la lucha contra el calentamiento global: en su mano está apostar por proveedores comprometidos con el medio ambiente y crear inercias sostenibles. Pero ¿cómo se puede llevar este criterio a la práctica?

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Matilda Lombas
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Cuando hablamos de sostenibilidad ambiental, hacemos referencia a todos los actos, pequeños o grandes, que protegen al medioambiente en el presente para no comprometer a las generaciones que nos sucederán en el futuro. En otras palabras, ser sostenible significa encontrar un equilibrio entre el cuidado del planeta, el bienestar de los ciudadanos y el crecimiento económico de la sociedad. Pero para lograrlo no basta con el compromiso de las personas, también es necesaria la participación de las empresas.

La relación entre el medioambiente y el tejido empresarial es bilateral. Por un lado, los procesos industriales, de producción o logística contaminante que llevan a cabo las empresas alimentan las emisiones de gases de efecto invernadero y, con ellas, el cambio climático. Y por otro, el cambio climático puede ejercer afectar de forma directa a la sostenibilidad de las empresas por la degradación de infraestructuras, encarecimiento de materias primas, complicaciones de suministro… En otras palabras: no actuar para frenar el cambio climático saldrá caro a las empresas. De hecho, tal y como indica el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS), en la UE ya se refleja este coste de forma directa: las compañías deben pagar, aproximadamente, 100 euros por cada tonelada de dióxido de carbono que emiten.

Todos los eslabones de la cadena de valor, desde la obtención de materias primas hasta la venta al cliente final, tienen una huella de carbono

Afortunadamente, cada vez más compañías están reduciendo su impacto medioambiental, una transición hacia la economía circular que requiere de estrategias como apostar por las energías bajas en carbono y renovables, o promover el ahorro y la eficiencia energética. De hecho, según el informe Índice de riesgo y rendimiento de la sostenibilidad empresarial, el tejido empresarial español es punta de lanza en cuanto a cuidar del planeta se refiere: de acuerdo con los datos, en el año 2021 se registró una calificación de sostenibilidad de 53,7 puntos en España, un 0,8 más que el año anterior y una cifra muy por encima de la media mundial de 49,2 puntos, demostrando así que proteger el medioambiente no es solo un propósito en el horizonte, sino un desafío que se afronta año tras año.

Sin embargo, no solo basta con que una empresa lleve a la práctica medidas sostenibles de puertas adentro, ya que todos los eslabones de la cadena de valor, desde la obtención de materias primas hasta la venta al cliente final, tienen una huella de carbono. Es por esto que, desde compañías como Naturgy, cada vez se pone más foco en la generación de constelaciones de proveedores y aliados alineados con las estrategias de sostenibilidad corporativas.

Durante el año 2022, la empresa energética implantó un nuevo criterio de sostenibilidad: de manera voluntaria, sus proveedores fueron invitados a incluir como parte de su oferta técnica un certificado para verificar su impacto medioambiental. A partir de este año, la compañía avanza un paso más, ya que comenzará a solicitar de forma obligatoria la medición de la huella de carbono a sus proveedores con un riesgo contaminante alto y siempre que el importe del contrato supere los 500.000 euros.

Para poner cifras a este plan de acción, Naturgy ha trabajado durante el año 2022 con aproximadamente 6.000 proveedores y contratistas, y «más del 80% del volumen de compra que presenta riesgo alto en aspectos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) fue auditado», indican desde la compañía, que pretende supervisar hasta el 95% de los procesos de contratación en 2025, para cerciorarse de que se cumplen sus criterios de sostenibilidad.

Crece la conciencia medioambiental: el 70,7% la población española considera que todas las empresas deberían ser sostenibles

Reducir la huella de carbono de su cadena de suministro y motivar a sus proveedores a tomar medidas efectivas para reducir las emisiones son dos estrategias con un impacto palpable: la disminución de la huella en un 24% respecto al año 2017 es un hito que acerca a la compañía al objetivo de alcanzar la neutralidad climática y una potencia instalada de fuentes renovables cercana al 60% en el año 2050.

Estas medidas surgen en un momento histórico en el que la sociedad está más implicada que nunca respecto al cambio climático, y es que como indica el reciente estudio Propósito y reinvención del capitalismo, el 70,7% de la población considera que todas las empresas deberían ser sostenibles y responder a las necesidades no solo sociales, sino también ambientales, bases de un concepto tan reciente como significativo: la Creación de Valor Compartido o CVC.

Se trata de una propuesta que nace en la Universidad de Harvard de la mano del economista Michael Porter, quien define la CVC como «la capacidad de incentivar a las empresas a actualizarse, crecer y aprender, para adaptar sus procesos y actividades de negocio al entorno social en el que se desenvuelven». En otras palabras, implica entender el tejido empresarial como algo en constante interacción con la población y con el medioambiente, y no como una jerarquía en la que uno gobierna sobre los demás.

Las bases de este concepto son la planificación e implementación de buenas prácticas ambientales y la sostenibilidad, dos factores imprescindibles para que las empresas no solo dejen de perjudicar la salud del planeta, sino que puedan también desencadenar un impacto positivo. En esta transformación es crucial la transparencia o, de lo contrario, la población no confiará en las empresas.

Todos estos cambios requieren de innovación, y redefinir lo que hasta ahora funcionaba en el contexto empresarial, tal y como ha logrado Naturgy con su apuesta por los ecosistemas corporativos sostenibles. ¿El siguiente paso? Estimular entre todos un efecto dominó que aúne a cada vez más compañías en la lucha contra el cambio climático.

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