Medio Ambiente

Así se gestionan las alertas por sequía

Los planes especiales de sequía (PES) constituyen un instrumento fundamental e imprescindible en la mitigación del impacto ambiental y socioeconómico causado por la escasez de precipitaciones.

Artículo

Fotografía

Pilar Flores
¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
24
abril
2023

Artículo

Fotografía

Pilar Flores

El pasado 13 de abril se presentó, en una jornada pública organizada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), la propuesta de revisión de los planes especiales de sequía que se halla en fase de consulta pública hasta el próximo 30 de junio. La presentación de esta propuesta coincide con la preocupante falta de precipitaciones en los últimos meses, generalizada en toda España. Ello ha causado un descenso notable en la cantidad de agua embalsada, con un volumen de reservas que llega a ser crítico en algunas cuencas hidrográficas. Es el caso de las cuencas internas catalanas y del Guadalquivir, que están al 26,1 y 25 % de su capacidad, respectivamente.

La preocupación es aún mayor si se considera la tendencia de la media de los cinco últimos años, cuando se ha registrado un descenso de tres puntos con respecto al periodo de diez años. Además, la ausencia de precipitaciones en los últimos años ha causado el descenso en las reservas de agua subterránea por una menor recarga de los acuíferos, con un aumento significativo del número de masas de agua subterráneas con una tendencia negativa. Y las previsiones de precipitaciones para los próximos meses tampoco parecen muy alentadoras para una recuperación.

Los planes especiales de sequía

Los planes especiales de sequía (PES) constituyen un instrumento fundamental e imprescindible en la mitigación del impacto ambiental y socioeconómico causado por la escasez de precipitaciones. Las sequías son un fenómeno recurrente en el clima y, aunque se puedan considerar eventos extremos por sus efectos, no son extraordinarios.

Los PES se desarrollan de forma concreta para cada demarcación hidrográfica atendiendo a sus singularidades

Los PES se incorporan al marco general de la planificación hidrológica como un instrumento más. Ahora, se aborda la revisión de los PES vigentes (desde 2018) en el marco de los nuevos planes hidrológicos para el periodo 2022-2027.

En los planes de sequía se identifican dos situaciones derivadas de la ausencia de precipitaciones: La sequía prolongada: definida por una pérdida significativa de humedad en el suelo y los caudales por causas naturales; Una situación de escasez coyuntural: de trascendencia fundamentalmente socioeconómica por la limitación del recurso para satisfacer las demandas de diferentes usos establecidas para condiciones de «normalidad».

Los PES se desarrollan de forma concreta para cada demarcación hidrográfica atendiendo a sus singularidades, diferenciándose unidades territoriales de sequía y unidades territoriales de escasez, sobre las que se aplican los indicadores de estado obtenidos a partir de diferentes variables hidrometeorológicas e hidrológicas.

La comparación de estos indicadores con umbrales normalizados permite diagnosticar en qué escenario se halla la unidad territorial y de acuerdo con su nivel de gravedad, activar y aplicar las acciones y medidas de gestión correspondientes.

Acciones frente a la sequía y la escasez

Si se supera el umbral crítico, se declara el escenario de sequía prolongada y las acciones a llevar a cabo se basan en la exención de cumplimiento de los objetivos ambientales y la adopción de caudales ecológicos menos exigentes. Es decir, se trata de asumir una situación ambientalmente excepcional.

En el caso de la escasez coyuntural, se establecen cuatro escenarios de ocurrencia: normalidad, prealerta (escasez moderada), alerta (escasez severa) y emergencia (escasez grave).

A partir de la situación de prealerta, se activan acciones y estrategias de gestión del recurso que incluyen una mayor vigilancia y seguimiento de las medidas y actuaciones establecidas en el plan hidrológico (así como de los indicadores de estado), medidas de concienciación y ahorro (incluso restricciones), gestión y utilización de recursos estratégicos y modificaciones en los sistemas de explotación.

Medidas en escenarios de alerta y emergencia

El escenario de alerta corresponde a una situación con problemas de disponibilidad de agua significativos, en la que no se puede atender la demanda de forma satisfactoria. Entonces se adoptan medidas coyunturales de gestión que, por una parte, han de mitigar los impactos socioeconómicos y ambientales. Y por otra parte, evitar que se llegue al escenario de emergencia.

El escenario de alerta corresponde a una situación con problemas de disponibilidad de agua significativos

Las medidas excepcionales sobre la demanda que pueden aplicarse incluyen: Abastecimiento urbano: reducción del volumen de agua suministrada, activación de planes de ahorro y restricciones en usos no esenciales; Abastecimiento agrícola: reducción de volumen de agua suministrada para regadío; Abastecimiento para otros usos: vigilancia (y penalización, si procede) en aprovechamientos y vertidos. Ajuste del programa de desembalses hidroeléctricos.

Las medidas coyunturales sobre la oferta se basan fundamentalmente en una reasignación de esta para garantizar unos mínimos de suministro para los diferentes usos. Estas medidas incluyen:

  • Activación de planes de emergencia en los sistemas de abastecimiento que dispongan de ellos (los sistemas de abastecimiento urbano para poblaciones que excedan 20 000 habitantes han de tener esos planes).
  • Activación de medidas excepcionales de aprovechamiento y control de caudales por los organismos de cuenca.
  • Incorporación de recursos no convencionales y estratégicos (por ejemplo, aguas subterráneas).
  • Activación de transferencias internas y externas de recursos.
  • Reducción de caudales ecológicos mínimos, cuando la situación se solape con el escenario de sequía prolongada.

Sin embargo, la implantación de esas medidas puede ser lenta, ineficaz o incluso imposible, si no se adoptan desde una adecuada gobernanza. Y en ella, es esencial la participación de todos los agentes implicados y a todos los niveles con el objetivo común de la mitigación del impacto (y también de la adaptación a escenarios que se prevén más recurrentes) de la escasez de agua. Ahora, con los PES en consulta pública, tenemos la oportunidad de mejorar estas herramientas de gestión de la sequía.


Javier Lillo Ramos es profesor de Geodinámica e investigador sobre geología y cambio global en la Universidad Rey Juan Carlos. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

¿Podemos predecir las sequías?

Robert Monjo | Dominic Royé | Javier Martín Vide

Un estudio ha logrado crear un modelo mapeado en el que poder observar las tendencias globales.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME