Sociedad

En defensa de la diversión

Divertirse es una de las formas más populares de mejorar nuestro modo de vivir. Pero ¿por qué lo necesitamos? Repasamos algunos de sus beneficios individuales y sociales.

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27
marzo
2023

El entretenimiento es una parte fundamental de la vida humana y divertirnos es, de hecho, una de las actividades más deseadas. Las sociedades siempre han buscado formas de divertirse y escapar de la rutina y las preocupaciones cotidianas. Al fin y al cabo, la diversión es una necesidad psicológica y emocional que, según algunos expertos, supone ventajas considerables: nos ayuda a mantener la salud mental y física, así como aumentar la motivación y mejorar nuestra calidad de vida, ya que se trata de una actividad capaz de mejorar la respiración y la circulación, ayudar a la digestión, fortalecer el sistema inmunológico y reducir la tensión y la ansiedad, entre otros. Además, esta mantiene una importante relación con el potenciamiento de la creatividad, la imaginación y el desarrollo de una actitud positiva ante la vida. 

La diversión, además, juega un papel importante en términos colectivos. Nos permite conectar con otros, intercambiar experiencias, forjar conexiones sociales y fortalecer la comunidad. Además de reflejar y dar forma a nuestras culturas y valores, las formas de diversión también nos brindan una forma de explorar y comprender el mundo que nos rodea.

Así lo demuestran algunos investigadores. Tal como demostró Erin Fluegge Woolf, profesora en la Universidad de Florida, las personas que más se divierten en su puesto de trabajo se involucran más en sus proyectos y demuestran más desempeño y creatividad. Según William Fry, psiquiatra y profesor de la Universidad de Standford, uno de los pioneros mundiales en el estudio del humor desde la psicología, son numerosas las consecuencias positivas para el sistema respiratorio, cardiovascular, nervioso central, endocrino e inmunológico que tienen aspectos de la diversión como la risa. 

Divertirse puede ayudar a mejorar la respiración y la circulación, a la digestión, a fortalecer el sistema inmunológico y a reducir la tensión y la ansiedad

Y aunque la diversión suele ir relacionada con las actividades de ocio, también puede existir en una vertiente más calmada, tranquila y rutinaria. La diversión no tiene por qué ser un hecho excepcional en nuestras rutinas; al contrario: puede extenderse a todas nuestras prácticas para hacerlas más llevaderas y amables. Este hecho revierte en las ventajas de salud mencionadas anteriormente en casos como, por ejemplo, la reducción de estrés: está demostrado que las personas sometidas a altos niveles de estrés que poseen un buen sentido del humor tienen una menor tendencia o probabilidad a desarrollar trastornos como la depresión o la ansiedad.

Sin embargo, y pese a la gran conciencia que existe sobre sus ventajas y consecuencias positivas, aún hay quien considera la diversión como algo superficial; como una mera distracción de las obligaciones y las responsabilidades. Una perspectiva que se ceba sobre todo con los jóvenes, a los que se considera que se divierten demasiado y que no se centran en los que se han considerado tradicionalmente los pilares básicos de una vida. Pero si una cosa nos está enseñando la generación Z es la compatibilidad que existe entre hacer lo que a uno le divierte y hacer algo de provecho: no por tener una mesa de ping-pong en el despacho los números van a ser peores. Y si retrocedemos aún más años, la importancia de divertirse continúa siendo enorme: en las etapas más tempranas de la vida, los niños y niñas aprenden de forma más fácil si lo hacen jugando (razón por la que cualquiera, por ejemplo, recuerda más aquellos datos que parecen más divertidos o curiosos).

Por supuesto, esta práctica también tiene sus límites morales: lo que es divertido para mí no puede ser doliente para el otro. Si dejamos que sea esta la máxima que guíe la concepción de la diversión en la sociedad, y siempre que esta diversión vaya orientada a un fin deseable para el colectivo, debemos buscar siempre la manera de hacer aquello que debemos hacer de la forma más divertida que sea posible.

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