Sociedad

¿Por qué íbamos a pedir perdón por lo que hicieron nuestros antepasados?

Pedir perdón y pagar reparaciones por los crímenes del pasado se han convertido en temas de debate sobre cómo la historia impacta en el presente. Todo surge de una interpretación errónea: no se debe confundir la agenda política actual con reivindicaciones de otras épocas.

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02
febrero
2023

El nombre de Benedict Cumberbatch ha aparecido unido al de Barbados en los titulares de los periódicos de forma involuntaria. The Telegraph publica que el país caribeño podría demandar al actor por el pasado esclavista de su familia. Los antepasados de Cumberbatch tenían tierras en las que cultivaban azúcar y donde trabajaban unos 250 esclavos. Cuando se abolió la escalvitud, los propietarios recibieron una compensación económica y la familia de Cumberbatch obtuvo unas 6.000 libras de entonces, 1.300.000 euros de ahora según el diario británico.

Esta historia, que ha puesto a Cumberbatch en el foco, ha sido desmentida por David Comissiong, vicepresidente del Grupo de Trabajo Nacional sobre Reparaciones, quien ha explicado que no sabía ni quién era el actor y ha aclarado que no pedirán reparaciones a personas concretas aunque sí a países europeos. Comissiong ha recordado que en 2016 las Comunidades del Caribe mandaron cartas oficiales a Reino Unido, Francia, España, Portugal, Países Bajos y Dinamarca, países involucrados «en el genocidio de la población nativa esclava del Caribe y África», invitándoles a sentarse para «debatir qué rol pueden jugar» a la hora de reparar esos daños del pasado.

El caso de Barbados vuelve a poner de actualidad el debate sobre si es necesario revisar la historia –y que los descendientes se encarguen de reparar el daño causado por sus familiares– o si lo que se está haciendo es caer en el presentismo histórico, es decir, juzgar el pasado con ojos del presente. Y es un debate con posiciones encontradas.

Michael J. Sandel, profesor de filosofía política en Harvard y premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, es uno de los nombres más conocidos que abogan por el perdón porque, defiende, la responsabilidad moral se transfiere de una generación a otra. Es partidario de que los pueblos se enfrenten a su pasado y reparen los daños históricos, poniendo como ejemplo a los americanos con la esclavitud o los alemanes con el nazismo. De hecho, en su discurso del Premio Princesa de Asturias hizo referencia a la ley española que ofrecía la ciudadanía española a los judíos sefardíes y lo definió como el «proyecto español de memoria y reconciliación».

Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la UNED, se inclina más por la idea de que «la interpretación del pasado no debe ser ahistórica y no se debe confundir la agenda política actual con reivindicaciones de otras épocas».

Michael J. Sandel aboga por el perdón porque la responsabilidad moral se transfiere de una generación a otra

El Gobierno español se situó también a este lado de la balanza cuando respondió en 2019 a la petición de disculpas por la conquista de México del presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, señalando que no podía ser juzgada «a la luz de consideraciones contemporáneas». Tres años después de la misiva, las relaciones entre ambos países están «en pausa» por esa diferencia de opiniones. «No les vamos a pedir que devuelvan todo lo que se llevaron, nada más que reconozcan los abusos, las masacres, que se reprimió a los pueblos originarios y que nosotros después de la independencia también cometimos esos excesos», insistió el presidente mexicano este diciembre.

Quién ha pedido perdón

¿Se transmite el pecado de una generación a otra? Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, dijo hace dos años que «los vivos no son responsables» del pasado. Sin embargo, a finales de 2022 hizo una declaración oficial y pidió disculpas por el papel de su país durante 250 años de esclavitud, señalando que los «siglos de opresión y explotación» aún afectan a las sociedades de hoy.

No es el único país que lo ha hecho. Francia ha pedido perdón por las torturas de su ejército en Argelia, Reino Unido por los abusos en los años 50 al pueblo kikuyu en Kenia y Japón por los abusos cometidos en otros países asiáticos durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta el Papa Francisco ha pedido disculpas a los indígenas de Canadá por «destrucción cultural y asimilación forzada».

Richard Drax podría convertirse en la primera persona en pagar reparaciones por las plantaciones de sus antepasados

Aun así, un asunto es el perdón y otro la indemnización. Algunas estimaciones conectan la riqueza presente de algunas familias con la herencia de sus negocios familiares. Es el caso de la familia británica Drax, que se trasladó en 1627 a Barbados y lleva 400 años de manera ininterrumpida en el país como propietarios de plantaciones de azúcar. Richard Drax, parlamentario conservador británico y heredero de aquellas plantaciones, podría ser la primera persona que pagara las consecuencias de las acciones de sus antepasados en la isla caribeña.

David Comissiong, aunque desconocía quién era Benedict Cumberbatch y desmintió que se haya iniciado algún tipo de procedimiento contra familias concretas –«porque es más fácil reclamar reparaciones a un gobierno o una empresa que a una familia»–, sí ha hablado del caso Drax. El país quiere iniciar acciones legales contra ellos porque «la familia Drax es la familia central dentro de la historia de la esclavitud en Barbados. Son los artífices de la producción de azúcar basada en la esclavitud».

De hecho, según The Guardian, Richard Drax ya ha viajado al país caribeño para reunirse con el primer ministro y resolver el asunto. Todo apunta a que se llevarán a cabo reparaciones. Su dinero podría pagar parte de los costes de un museo y de un hogar para personas sin recursos. Barbados no descarta ir también contra la familia real británica ahora que la isla ha dejado de ser una monarquía parlamentaria –hasta hace poco, el monarca británico lo era también de la isla– y se ha convertido en república.

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